Lee aquí un capítulo de La dulce ciencia, la recopilación de las clásicas piezas del periodista del New Yorker A.J. Liebling sobre boxeo, la "dulce ciencia de los moratones"

Los anglosajones llaman al boxeo "la dulce ciencia". Es una expresión irónica, por supuesto, ya sabemos que este deporte no es dulce, y hay quien pensará que no tiene nada de científico. Sin embargo, lo cierto es que el mundo de las letras, de Conan Doyle a Hemingway, siempre tuvo afinidad por este deporte, uno de los pocos en que el objetivo principal es herir al contrario y que, como la tauromaquia, encierra grandes contradicciones morales.



Nombrado mejor libro de deportes de todos los tiempos por la revista Sports Illustrated en 2002, La dulce ciencia recopila las clásicas piezas del periodista del New Yorker A.J. Liebling sobre boxeo, esa "Dulce Ciencia de los Moratones". A través de sus páginas, Liebling, que fue corresponsal de guerra durante la Segunda Guerra Mundial, nos ofrece un retrato animado e idiosincrásico del universo pugilístico de principios de la década de 1950, la época dorada del boxeo estadounidense. Un mundillo que incluye a personajes de todo tipo, desde representantes jactanciosos hasta entrenadores veteranos y segundos astutos y, cómo no, a los luchadores mismos: figuras de la talla de Joe Louis, Rocky Marciano, Sugar Ray Robinson o Archie Moore, al que definió como "un virtuoso de anacrónica perfección".



Sin embargo, sus geniales escritos van mucho más allá de la mera crónica deportiva. Con su inconfundible estilo, Liebling siempre busca la historia humana detrás de la pelea y evoca la tensión y la atmósfera en el estadio tan nítidamente como lo que sucede en el ring, capturando así este feroz arte como nadie lo había hecho antes. Considerado el autor que mejor supo retratar el ambiente pugilístico, en una ocasión afirmó: "El boxeador, como el escritor, debe estar solo".

Lee aquí un capítulo de La dulce ciencia, la recopilación de las clásicas piezas del periodista del New Yorker A.J. Liebling sobre boxeo, la "dulce ciencia de los moratones"