En pocos días se celebra el Sant Jordi, el tradicional día del libro en Cataluña, en el que más de la mitad de las ventas son de libros en catalán. Tras varios años al alza, la edición de títulos en este idioma ha sufrido un descenso en 2017, pasando de 11.188 en 2016 a 9.815. Sin embargo, libreros, escritores y editores advierten que este dato negativo no es representativo ni preocupante para un sector editorial que goza de gran variedad y vitalidad.
Después de los duros años que supuso la crisis, en los últimos tiempos se respira optimismo en el mundo editorial. Un avance del informe del Comercio interior del libro 2017 de la Federación de Gremios de Editores de España, que se publicará íntegro en junio, muestra que la edición de nuevos títulos se situó el año pasado en 87.292 ejemplares, un 7,3% más que en 2016, continuando la tendencia ascendente del último lustro. Sin embargo, las cifras no son tan halagüeñas para el mercado del libro en catalán, que tras un pequeño frenazo en 2016, desciende en 2017 de los 11.188 nuevos títulos a los 9.815.No obstante, libreros, escritores y editores cuestionan el impacto real de este dato y aseguran que no refleja por sí solo la complejidad de una realidad donde destacan otros indicadores, como el aumento de lectores en catalán, la aparición de una oferta editorial progresivamente más rica y cuidada y la resistencia de un sector que todavía puede crecer mucho más. Por eso le preguntamos a todos ellos: ¿cuál es la situación del libro en catalán?
"La salud del libro en catalán es muy buena, hay variedad y mucha vitalidad", asegura rotundo Patrici Tixes, presidente del Gremio de Editores de Cataluña, restando importancia al descenso en los títulos. "Exceptuando las cuatro o cinco grandes lenguas del mundo, ninguna tiene tantos títulos en el mercado como el catalán. Es bastante insólito en el mundo del libro que un mercado de alrededor de 8 millones de personas disponga de tantos títulos". Este volumen se deja sentir en el conjunto de la edición española, donde el catalán alcanza el 11,2% de la producción de libros nacional.
Calidad y variedad
Pero más allá de la cantidad, todos los actores del sector coinciden en que la mayor transformación de los últimos años ha sido el aumento de la calidad y de una oferta variada propiciada por la proliferación de las pequeñas editoriales. "El mismo boom de editoriales independientes que hubo en España hace unos 10 o 12 años aquí se produjo cinco años después. Nacimos muchas editoriales independientes que publicamos en catalán", explica Laura Huerga, editora de Rayo Verde. Se refiere a pequeños sellos como L'Altra Editorial, Males Herbes o Navona, entre muchos otras, que, en palabras de Lluís Morral, director literario de la librería Laie "han ampliado considerablemente la variedad de la oferta, tanto de libros de autores catalanes como de libros traducidos de otras lenguas".Para el veterano librero, la importancia del fenómeno reside en la diversidad que genera, ya que "la mayoría de ellas publican libros que los grandes grupos no publican, por falta de rentabilidad o porque no se arriesgan con autores poco conocidos". También un nicho reside en la traducción de autores que ya han sido publicados en castellano por otras editoriales, como hacen desde Rayo Verde. "Publicamos casi al 50% en ambos idiomas, pero en catalán nos podemos permitir incluir autores como Svetlana Aleksiévich, Ursula K. Le Guin o Richard Flanagan". Pero además de este esfuerzo de los independientes, la editora de Acantilado y Quaderns Crema, Sandra Ollo, apunta que "también hay varios sellos ya consagrados que han comenzado a publicar en catalán algunos de sus títulos, como Anagrama, Libros del Asteroide o Blackie Books". Sin embargo en su opinión, "las ventas de libros en Cataluña no aumentan, ni se venden muchos más libros en catalán, ni se lee más la literatura catalana".
Este nuevo contexto debe ser entendido dentro de la importancia del sector editorial catalán en general, que en 2017 produjo 30.438 títulos, el 35 % del total nacional. Hablando de cuota de mercado, Cataluña acumuló el 50,8% (1.176,79 millones) de la facturación de 2016, que ascendió a 2.317,20 millones de euros, de los cuales 238,65 millones, el 10,2%, correspondieron a los libros en catalán. "Cataluña es la capital literaria de la producción del libro en español", afirma Tixes. "Aquí residen los grandes líderes, grupos como Planeta, Penguin Random House, RBA, Anagrama… No hay que olvidar que toda esta naciente industria en catalán es posible gracias a que hay un tejido industrial de servicios editoriales que hace más fácil que las pequeñas puedan crecer".
Lectores para el futuro
Lo que está claro es que si la oferta de libros en catalán es cada vez más completa, debe ser porque aumenta la demanda. El último Estudio de Hábitos de Lectura en Cataluña publicado por la Generalitat con datos de 2017 indica que los lectores habituales en catalán son un 27,8 % frente a un 68,3 % que lo hacen en castellano. Pero el informe también muestra que este dato difiere entre los lectores de edades comprendidas entre los 14 y los 24 años, donde el porcentaje de lectores en catalán aumenta hasta el 52,3%, algo que da esperanza al sector."La venta del libro catalán ha aumentado en los últimos años porque se ha incorporado al mundo lector toda una generación que ya ha estudiado catalán en la escuela y ya tiene el habito de leerlo", asegura Morral, en cuya librería la proporción de libros es de 65 % en castellano frente a un 30 % en catalán. "La versión castellana de una traducción tiene más repercusión que la catalana cuando se trata de autores extranjeros", explica Ollo, "sin embargo, es cierto que cada vez más lectores que tienen el catalán como lengua materna prefieren la traducción catalana de una obra". Por su parte, Huerga apunta que de los millones de hablantes potenciales, "solo hay un millón de lectores en catalán, el 25 % de ese 55 % que se define como lectores frecuentes, que va creciendo poquito a poquito. Además, estos lectores también leen en castellano, no son exclusivos, por lo que el mercado es todavía muy pequeño y tiene un gran margen de crecimiento".
Un margen, que pasa en muchos casos por la traducción. Como recoge la Panorámica de la Edición de Libros, el 30 % de los 24.295 títulos inscritos en el ISBN en Cataluña en 2016 fueron traducciones, lo que supone un aumento del 7,8 % respecto a 2015. Las del inglés supusieron el 50,7% del total. Del castellano al catalán se tradujeron 375 títulos, y al revés 213. No obstante, ni editores ni libreros son partidarios de traducir del castellano al catalán. "No tiene ningún sentido ya que todos los catalanes sabemos castellano", asegura Morral. Para Ollo, "la finalidad de la traducción es acercar al lector un texto escrito en una lengua desconocida. El castellano convive con total naturalidad con el catalán. Una cosa es hacer cultura y otra hacer política".
¿Y qué opinan los escritores? La amplia mayoría publica en ambos idiomas por "razones personales", como afirma el poeta Pere Gimferrer, para quien "el castellano y el catalán van unidos por biografía". Así se manifiesta Llucía Ramis, que acaba de publicar en ambos idiomas su última novela Las posesiones. "Soy bilingüe, así que es como si me preguntaran por qué decido publicar en mi idioma. Simplemente, tengo dos". Otra autora que sigue esta práctica es Jenn Díaz, que originalmente publicaba solo en castellano hasta que empezó a integrar el catalán en su vida. "Ahora hablo catalán tantas o más horas que castellano, y ese cambio se ve reflejado en mi literatura".
Así llegamos a un punto candente de la cuestión del libro en catalán. En una sociedad bilingüe, ¿qué es lo que motiva la elección de uno u otro idioma? Aquí el consenso está lejos de producirse. Ramis descarta cualquier aspecto reivindicativo, ya que "la lengua no determina el contenido ni la ideología del texto.Habrá quien solo lea libros escritos en una lengua a modo de reivindicación, pero no son mayoría". Sin embargo Díaz cree que "la normalización lingüística recoge ahora sus frutos y eso pasa, también, por una cierta militancia. Yo misma, si el libro está en ambas lenguas tiendo a comprar la edición en catalán".
Huerga incide en la calidad. "La respuesta habitual de la gente es que te leen por lo bien hechos que están los libros, por su calidad, no por política o por ampliar el ámbito de cultura en lengua catalana". Sin embargo la editora de Acantilado no está de acuerdo. "Me gustaría pensar que es por razones culturales o que los lectores prefieren leer en su lengua materna por facilidad, pero me temo que las razones políticas pesan, y mucho al tomar la decisión", concede Ollo. Quizá el que cierra el debate de forma más original sea Gimferrer, que apunta una rea-lidad particular. "A una persona bilingüe puede seducirle una lengua que no sea la más habitual para él. Un ejemplo muy conocido: en una época no tan lejana, el idioma que más se leía entre gente culta en España era el francés".