Toine Heijmans

El periodista y escritor holandés publica en nuestro país En el mar (Acantilado), un thriller náutico que bucea en la enorme presión de la sociedad y en la complejidad de las relaciones paternofiliales con el mar como alegoría del destino y la vida.

Donald es un hombre en crisis que emprende en su barco un viaje desde Noruega a los Países Bajos por el Mar del Norte para encontrarse a sí mismo y evadirse de un trabajo agobiante y alienante. En el último tramo de la travesía se une a él su hija Maria, de siete años, lo que le parece a Donald la oportunidad perfecta para afianzar una relación paternal que no termina de entender. Alejados del mundo, el viaje se anuncia idílico, y entre padre e hija surge una complicidad que nunca antes habían conocido. Pero de pronto las nubes negras acechan en el horizonte y Donald está cada vez más angustiado. A partir de aquí, ficción y realidad se entretejen de manera imperceptible para alumbrar el intenso thriller que es En el mar (Acantilado), debut narrativo del periodista holandés Toine Heijmans (Nimega, 1969), que le valió en Francia el prestigioso Premio Médicis Extranjero 2013. Con el mar como fondo y metáfora, y un estilo intimista y lírico, Heijmans construye una evocadora alegoría sobre la travesía de la vida y la posibilidad de gobernar el propio destino, así como una profunda reflexión sobre la incapacidad de escapar de mostros mismos.



Pregunta.- Después de varios años como periodista, debutó a los 40 años en la novela. ¿De dónde vino esa necesidad de escribir ficción?

Respuesta.- Siempre ha habido una vocecita en mi cabeza animándome a escribir ficción, pero me comprometí con mi periódico, puesto que quería ser periodista desde los siete años. Estaba convencido de que el periodismo y la literatura no forman una pareja deseable, el periodismo debe basarse en hechos, y la narrativa en la ficción. Pero tras varios libros de no ficción, y a insistencia de mi editor, me propuse intentar escribir una historia corta. Así nació En el mar. Y entonces se me abrió todo un mundo nuevo. Ahora me parece que el periodismo y la literatura son complementarios: sigo aprendiendo mucho de ambos. Mi trabajo en el periódico me inspira, y me lleva a descubrir lugares y a personas que de otro modo jamás llegaría a conocer, y mi obra narrativa mejora mi estilo periodístico.



P.- ¿Qué diferencias hay entre éste y la literatura, cómo pueden convivir ambos mundos?

R.- En mi caso sí pueden coexistir, pero debo ser muy cuidadoso. Los hechos son algo sagrado en el periodismo, sobre todo hoy en día, en pleno debate sobre las noticias falsas. Así que debo tener muy presente la diferencia en todo momento. Lo bueno de la literatura es que permite describir cosas que desconoces. Como periodista, estoy limitado, hay muchas cosas a las que no tengo acceso, sin embargo, como escritor, puedo hacer lo que quiera. A menudo se dice que la ficción puede describir mejor la realidad que un ensayo, y creo que es cierto.



Lo bueno de la literatura frente al periodismo es que permite describir cosas que desconoces"

En Pristina, mi segunda novela, el protagonista es un funcionario que regulariza inmigrantes ilegales, y tiene sus buenas razones para hacerlo. Es un agente secreto. Esto no es verídico, evidentemente. Pero una buena parte de la situación podría serlo. Mi personaje está basado en un montón de entrevistas que hice a funcionarios como periodista. Es una versión hiperbólica de todos ellos, y quizá también los sintetiza en un solo personaje.



P.- El protagonista de En el mar, Donald, atraviesa una profunda crisis personal, ¿es la huida de la realidad que emprende la solución o solo posterga todo?

R.- Donald cree, como muchas personas en su situación, que buscar la libertad de las olas del mar es la solución. Las personas como Donald hacen un montón de cosas para despertar del letargo de sus vidas. Tienen trabajo, familia, hipotecas... Y llega un momento en el que se preguntan: ¿en esto consiste la vida? Entonces deciden cruzar el desierto en motocicleta, se divorcian, escalan una montaña o hacen lo primero que se les pase por la cabeza. Pero Donald no encuentra la libertad que tanto anhela. Se encuentra con el mar, un mar que tiene unas normas todavía más estrictas que las de la oficina o su vida familiar. No puedes jugar con las leyes del océano, o de la naturaleza en general, porque te puede costar la vida. Creo que eso es lo que aprende: al final, las personas que te rodean son las que te salvan, aunque no los percibas así.



P.- Él narra la extrañeza que acompaña a su relación con Maria, ¿es así siempre entre padres e hijas?

R.- Creo que cada relación padre-hija es diferente. Lo que Donald intenta hacer, y lo que muchos padres intentan hacer, creo, es ser el mejor padre del mundo. Quiere demostrarle a Maria algo más, algo que no le enseñan en la escuela: la importancia de la libertad. El problema es que no la trata como a una niña. En este sentido, su mujer, Hagar, es mucho mejor que él. Hagar es, en realidad, el personaje más poderoso del libro. Creo que en este tipo de relaciones la mujer siempre es la más fuerte. El problema radica en que sus maridos no lo ven así.



P.- La familia se presenta en la novela como un pilar vital, ¿qué opina usted?

R.- Creo que la familia es un pilar fundamental, aunque no desde un punto de vista conservador. En Holanda hay algunos partidos políticos que insisten en los valores de una estructura familiar "convencional". Eso me parece deplorable. Lo importante son las personas, el amor, no las estructuras sociales. Yo diría que el pilar fundamental es la amistad y el amor, y las personas que se preocupan por ti cuando te sientes perdido. Así que los verdaderos héroes de En el mar son Hagar y Maria. Ellas apoyan a Donald, y podrían no hacerlo.



P.-¿Qué relación tiene con el mar, el otro gran protagonista del libro?

R.- Navego desde los siete años, así que escribir y navegar empezaron simultáneamente. Vivo en una isla cercana a Ámsterdam, el agua está por todas partes, y estoy a cinco minutos de mi barco amarrado en el muelle. Trabajo en mi barco, y especialmente durante el proceso de escritura de En el mar era importante para mí escuchar el murmullo del viento y el oleaje contra el casco. El mar puede ser un lugar maravilloso, pero también puede ser aterrador. Podríamos decir que es un espacio vacío, donde nada ocurre y todo sucede al mismo tiempo. En un mundo repleto de gente atareada, es como la escapada perfecta. Me gusta estar ahí. Aunque, después de una tormenta o un viaje largo, puedo alegrarme mucho al avistar por fin el puerto. Navegar supone un arduo trabajo, tanto mental como físicamente. Pero lo bueno es que dejas atrás tu vida en la orilla durante un tiempo. Me encantan los poemas de J.J. Slauerhoff, que también fue médico naval; deseaba navegar cuando se hallaba en tierra firme y deseaba estar en tierra firme cuando se hallaba en el mar.



Somos las personas quienes interpretamos el mar, él, en sí mismo, no está interesado en nostoros"


P.- El mar funciona aquí como metáfora, en cierto sentido, ¿podría representar la vida, placentero y lúdico pero ingobernable y caótico a la vez?

R.- Sí, claro. Pero ésa es siempre la perspectiva humana, creo. El mar en sí mismo no está interesado en nosotros.



P.-¿Qué emparenta a esta novela con Moby Dick, cómo le rinde homenaje?

R.- Moby Dick es la novela más bella que he leído nunca, así que quería rendirle homenaje llamando Ismael al barco de Donald. No sé si hay una verdadera relación entre ambas historias, aunque Donald busca realmente algo en el océano, como el capitán Ahab buscaba su ballena en Moby Dick.



P.- Posteriormente su novela fue llevada a la gran pantalla, ¿cómo se traslada una historia tan intimista al cine?

R.- Hicieron un gran trabajo. Durante la producción de la película me dijeron que siempre hay tres cosas que evitar en cine: los bebés, los barcos y las bestias (las "tres bes"). Y aquí teníamos dos de ellas, una niña pequeña y un barco. Utilizaron la embarcación de un amigo mío, y navegamos en ella hasta que terminaron la grabación. Fue una gran aventura: estaba introduciendo aquel barco en mi vida real. Fue estupendo que la mayor parte de la película transcurriera en el barco, porque la hizo más íntima, pero la cantidad de trabajo que tomaba filmar una sola escena… con dos barcos, un doble, un submarinista... Me alegra ser escritor y necesitar tan sólo un sitio donde escribir.



P.- Antes hablaba de sus segunda novela, Pristina, ¿por qué decidió continuar escribiendo? ¿Escribe alguna obra en la actualidad?

R.- Pristina es distinta, es más política, y trata sobre dos personas completamente diferentes, pero al mismo tiempo parecidas. Un funcionario del gobierno que debe deportar inmigrantes ilegales se encuentra con el caso de una joven que vive en una isla al norte de Holanda. Ambos han perdido sus raíces, y saben que sus actos cambiarán el curso de sus vidas. Quise escribir un libro que mostrara la dimensión humana del debate migratorio, que mostrara que las cosas no son tan simples como puedan parecer a simple vista.



Y sí, acabo de empezar una nueva novela justo después de haber publicado mi último libro, que recopila mis columnas periodísticas. Es una historia a la que llevo dándole vueltas desde hace mucho tiempo. Trata sobre un alpinista y sus montañas, y eso es todo lo que puedo adelantar por ahora.