Viñeta de Estrella distante, de Bolaño, en versión cómic de Javier Fernández y Fanny Marín

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Estrella distante (1996) fue la segunda novela publicada por Roberto Bolaño (Santiago de Chile, 1953 - Barcelona, 2003), a pesar de que llevaba tres décadas viviendo por y para (que no de) la literatura. Fue la primera que le publicó Jorge Herralde, el dueño de Anagrama, que se convertiría en su editor para el resto de su corta pero exitosa trayectoria pública antes de morir a los 50 años y ser encumbrado unánimemente como uno de los escritores en español más importantes del siglo XX.



En cuanto a la altura que ocupa en su bibliografía, existe cierto consenso en que Estrella distante se trata de su tercera novela más importante tras Los detectives salvajes y la ambiciosa y póstuma 2666, que disparó las ventas de toda su obra y la sed de lectores y críticos por descubrir su ingente producción inconclusa o inédita. Ahora, los lectores habituales de Bolaño tienen la oportunidad de aproximarse de otro modo a (y los nuevos, de descubrir) Estrella distante, ya que la editorial Random Cómics acaba de publicar una adaptación de la novela al noveno arte, realizada por el guionista Javier Fernández y la ilustradora Fanny Marín.



Esta novela que, según dijo Bolaño, pretendía ser "una aproximación al mal absoluto", está narrada en primera persona por Arturo Belano, álter ego del autor, y gira en torno a Alberto Ruiz-Tagle, un poeta autodidacta y de personalidad enigmática que frecuenta talleres de poesía durante el gobierno de Salvador Allende y que resulta ser un asesino. Con la caída de Allende y el inicio de la dictadura de Pinochet, el personaje reaparece con otra identidad: la de Carlos Wieder (cuyo apellido alemán significa "otra vez", aludiendo al carácter cíclico de la narración), un famoso piloto de las fuerzas aéreas chilenas y poeta con reminiscencias de ese futurismo italiano de corte fascista que escribe extraños poemas en el aire con la estela de su avión.



Carlos Wieder visto por Fanny Marín en la novela gráfica Estrella distante

La obsesión metaliteraria, las reflexiones sobre el sentido del arte en un mundo trágico, las historias secundarias intercaladas, la trama detectivesca, la alusión a temas bélicos... Estrella distante es un muestrario de los elementos más importantes de un universo literario "arborescente", como lo define el crítico Ignacio Echeverría, en el que las narraciones (tanto las obras publicadas como los abundantes materiales inacabados de Bolaño) se nutren unas a otras, con personajes que se cruzan y reaparecen con ligeras modificaciones y cambios de nombre, como el propio Carlos Wieder, que aparecía en la literatura nazi en América con el nombre de Carlos Ramírez Hoffman. A su vez, tanto Arturo Belano como el detective Abel Romero, que investiga el paradero de Wieder, vuelven a aparecer en la siguiente novela de Bolaño, Los detectives salvajes.



De las historias paralelas que, a la manera cervantina, se intercalan en Estrella distante, destacan las de los personajes de Juan Stein y Diego Soto, dos poetas amigos y rivales que, como tantos chilenos, desaparecieron durante la dictadura de Pinochet, aunque estos no forman parte de las víctimas mortales sino de los huidos. El primero, sobrino de un oficial soviético judío, supuestamente se convirtió en revolucionario y combatió por toda Latinoamérica y en África como una suerte de Che Guevara; el segundo huyó a Europa y fue asesinado por unos neonazis al tratar de defender a una mujer que estaba siendo atacada en la estación de Perpiñán. Después de sus historias, Arturo B. relata la de Lorenzo, a quien faltaban los dos brazos, era artista y, para colmo, homosexual, tres circunstancias fatales en el "Tercer Mundo", más aún bajo el régimen de Pinochet. Intentó suicidarse lanzándose al mar, pero se arrepintió y luchó por salir a flote porque matarse en aquella coyuntura sociopolítica era "absurdo y redundante".



Fernández (Murcia, 1984), autor del guión de la novela gráfica, se doctoró por la Universidad de Barcelona con una tesis sobre la influencia de la narrativa estadounidense en la obra de Bolaño, mientras que Fanny Marín, encargada de una propuesta gráfica que apuesta por el blanco y negro combinando realismo y ensoñación, es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Valencia y tras más de 15 años de experiencia como pintora, debuta en la novela gráfica con esta adaptación. Ambos se han acercado con respeto y admiración a la novela de Bolaño, aunque, "siendo justos, más que una adaptación, es una reescritura", reconocen los autores.



"Al principio fue un guión cinematográfico, motivado por una poderosa imagen: un avión escribiendo versos sobre un campo de prisioneros mientras, en plano cenital, un joven poeta de diecinueve años no puede apartar la vista del cielo. Más tarde, ciertos cuadros y lecturas nos llevaron de vuelta a casa, al noveno arte".



@FDQuijano

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