Maite Pagaza

La escritora y política ha hecho de la paz y la palabra un modo de vida con el que sobrellevar la tragedia terrorista, que le golpeó tan de cerca. El conocimiento y la escritura son memoria, y el futuro se puede afrontar con buen humor. Del ensayo a la columna, Pagaza se nos sale de horma por su Operación Cochinillo, novela entre policíaca y berlanguiana ambientada en los estertores del zapaterismo.

Maite Pagazaurtundúa sabe mejor que nadie que la vida iba en serio. Sentir en la sangre que ETA te mate lo tuyo forma un carácter. Ante la tragedia y ante la injusticia uno puede plegarse, agachar la testuz; o puede mostrar redaños y sacar la bandera de la dignidad que consiste en vivir: cuando vivir y sobrevivir son sinónimos de Libertad. Acaso porque la dignidad que digo es lo más humano. Y porque la Humanidad, desde hace muchos años, anda en sordina en estas coordenadas nuestras de cada día.

Años duros

Maite Pagaza nació en 1965 en Hernani. Y en el País Vasco, que en muchos sitios de su bella geografía siempre anduvo en esa disyuntiva euskaldún que ya nos contó Baroja: a contraviento de lo liberal. En cualquier caso, Maite fue niña abierta y con inquietudes sociales cuando otros, en la otra esquina, reverdecían con pistolas las tontunas genocidas de Sabino Arana. El País Vasco es infinito, como infinita es la comprensión de Pagazaurtundúa sobre el Ser Humano. Su desprecio al desprecio a la vida es el desprecio de todos los demócratas. Maite se licenció en Filólogía Hispánica y Vasca, y fue parlamentaria por el PSE-EE entre el 93 y el 98, años duros. O concejal en Urnieta (Guipúzcoa). Aunque el peor año fue el 93, cuando ETA asesinó a su hermano Joseba. Consígnese aquí, también, que fue una de las fundadoras de la plataforma ¡Basta Ya! O que en 2014 resultó elegida europarlamentaria por UPyD. En definitiva, una vida marcada por la tragedia y por el compromiso que la sitúan fuera de horma; y una Literatura que es salvífica para conllevar el horror. Pero entre el espanto, como hemos dicho alguna vez, florecen los lirios. Y la imprenta ha visto sus obras Los Pagaza, El viudo sensible y otros secretos, y esa novela para jóvenes que es Aralda. ("Las letras -nos cuenta- me han ayudado a entender lo mejor y lo peor de la condición humana. La literatura y el arte, en general, me han ayudado a sentir un tipo de alegría profunda en muchos momentos. También a sobrellevar otros momentos, duros").

El humor

En los márgenes de la horma del oficio de escribir se puede ser activista por los derechos humanos y se puede hacer literatura en varios géneros: del humorismo al ensayo descorazonador. Tanto que lo que más sorprende en Pagaza es su último libro de creación, Operación Cochinillo; novela humorística y detectivesca; blanca y sorprendentemente bien lograda. ("La veta satírica y el humor conviven con una pulsión más seria, más humanística, más moralista en lo público, supongo. Suelo releer a Mendoza, a Jorge Martínez Reverte en la saga de Gálvez, o a Tom Sharpe"). Sólo en que sea Segovia -siendo la autora vasca- el espacio de su novela más reciente ya la vuelve a sacar de horma. No se olvide que la perfilada es filóloga, y que entre los doctos siempre quedó mal el humor.

Sátira

A Maite Pagaza jamás se le vio la vena del cuello inflamada de odio. Nunca. Frente a las pistolas y frente al dolor, ella se saca a un modesto policía que se encuentra con un antiguo terrorista en la bella provincia segoviana. Su Atilino García, ese policía en Segovia, probo funcionario, es volver a Azcona en tiempo actual. Y Operación Cochinillo es una sátira completa sobre la España en los estertores del zapaterismo: aquel "talante". Si en Los Pagaza hay verdad y prosa descarnada al abordar cómo su familia sufrió el acoso nacionalista, en Operación Cochinillo llega nuestra autora a la liberación por el humor: "A finales de los años 80, en la brigada de información buscábamos comandos por los caseríos, y estábamos en la vanguardia policial y nos alcanzaban las medallas que no se llevaban los guardias de Intxaurrondo. También nos mataban los de ETA como a perros y a casi nadie le importaba un carajo. El espanto por tanto horror había atravesado la niebla de la desmemoria."

Al mismo tiempo

Maite Pagaza lee en varios idiomas. En su mesa, a la vez, un libro de Timothy Snyder, otro sobre liderazgo estratégico, y un volumen de la biblioteca de El Mundo sobre la llegada de la II República. Una selección tan plural como sugerente. Porque a pesar de la mochila de lo vivido, a pesar de todo, Maite sonríe, lee, escribe, piensa y opina. Casi al mismo tiempo. @JesusNJurado