Bernard Minier

Considerado uno de los renovadores del thriller en su país, Bernard Minier, autor de la serie de novelas protagonizadas por el comandante Servaz, que se inicia con Bajo el hielo, estuvo presente en la última edición de la Semana Negra de Gijón. Allí, con la traducción de su nueva obra, Noche, todavía calentita, hablamos con él de la actualidad del género, sus mutaciones, su futuro y de la gran tradición francesa del noir.

Asequible y próximo, vestido sencillamente con chaqueta, camisa blanca y vaqueros, Bernard Minier parece un hombre inofensivo, y cuesta creer que de su mente hayan surgido tramas tan retorcidas como las de Bajo el hielo, No apagues la luz o su reciente adición a la saga del Comandante Servaz, Noche (Salamandra), por no hablar de un personaje tan cruel y despiadado como su archienemigo, el asesino en serie Julian Hirtmann, con quien vuelve a enfrentarse en esta nueva entrega, que se desarrolla como siempre en el gélido Pirineo francés, aunque ahora su culto y melómano detective comparta protagonismo, en voluntario guiño a la novela negra escandinava, con una inspectora de policía noruega, Kirsten Nigaard. Pero nada es casual, este hombrecillo que habla perfectamente español (vivió durante un año en nuestro país), de calvicie elegante y gesto amable pero inteligente, es un profundo conocedor y amante de la literatura policial y sus aledaños, con quien es fácil conversar sobre su pasado, futuro y brillante presente.



Pregunta.- ¿Es un buen siglo el XXI para la novela negra?

Respuesta.-El fenómeno que más me llama la atención en la novela negra del siglo XXI es la globalización. A diferencia del siglo pasado, en el que la literatura norteamericana estaba por todas partes y sólo al final llegó la ola escandinava, en el que había muy poca comunicación entre las literaturas de países diferentes, hoy, si tuviera que destacar un aspecto positivo de la globalización sería que estas fronteras han caído y hay una gran curiosidad, en primer lugar por parte de los editores, por saber lo que pasa en los países vecinos. Se traducen muchas novelas francesas al español y viceversa... Esta globalización me parece sin duda característica del siglo XXI, es algo nuevo y muy positivo para los autores.



P.- ¿Por qué goza de tanta popularidad el género?

R.-No me gusta demasiado la noción de género aplicada a la novela policial, creo que hay demasiada riqueza para resumirlo en sólo unas palabras... Pero, en cualquier caso, se trata de un género adictivo, que posee preocupaciones sociales, psicológicas y, en definitiva, humanas.



P.- ¿Se puede todavía innovar en la novela policiaca?

R.- No estoy obsesionado por innovar nada, de hecho, siento que formo parte de una larga tradición. La novela negra existe desde Edgar A. Poe y tal vez antes, somos conscientes de este pasado porque hemos leídos todas esas novelas, pero cuando escribo no pienso en renovar nada, tampoco pienso en el público o en la recepción de la crítica, estoy escribiendo la novela que tengo ganas de escribir y casi podría decir que estoy escribiendo la novela que me gustaría leer. Es un poco cocinar el plato que tienes ganas de comer, y eso es lo que hace que tu novela sea diferente: tu propia personalidad, que inyectas en la novela, toda tu idiosincrasia e incluso las manías que tienes como autor y un universo que te es propio. Pero esto se da naturalmente, no tengo ningún plan previo, ninguna ambición de revolucionar nada, eso es algo que ocurre o no ocurre.



P.- ¿Qué obras y autores le han influenciado más?

R.- Como lector hay muchos libros que me han marcado, las grandes obras del género negro, empezando por clásicos como Simenon, Edgar A. Poe... Pero al final, yo hablo mucho del miedo y creo que quien más me marcó, aunque no sea novela negra pero sí literatura de género, es Lovecraft, sus cuentos de terror... la noción de miedo que intento trasladar a mis libros procede de aquí. Hay también un personaje que debo destacar pues confieso que mi propio Julian Hirtmann le tiene como referencia, y que es, claro, Hannibal Lecter, puesto que para mí es quizá una de las más grandes creaciones literarias. Si le pones al lado de personajes como Drácula, Tarzán o Sherlock Holmes... Hay muy pocos personajes literarios que den esa talla y que consigan sobrevivir y creo que dentro de cincuenta años Lecter seguirá siendo el arquetipo absoluto del serial killer.



P.- ¿Y de los autores actuales?

R.- Soy fan absoluto del noruego Jo Nesbo, me parece un autor fantástico que en cada página inventa algo nuevo, y la inventiva es lo más importante en la literatura de ficción, aunque nos apoyemos en cosas realistas, en la investigación: ésa sería la, digamos, primera fase realista, la segunda fase del cohete, y la más importante es la inventiva. Pero hay muchos autores que destacan, en Francia tenemos gente como Fred Vargas o Pierre Lemaitre. En España hay muchos autores a los que conozco y admiro, como Carlos Zanón o Víctor del Árbol. En Estados Unidos, Don Winslow, Michael Connelly, James Ellroy, Richard Price... Hay tanta herejía, tanta variedad y diversidad en la novela negra actual que me parece un poco una edad de oro del género y es una alegría para mí formar parte de ella.



P.- En Francia siempre hubo una gran tradición noir, de hecho, fue la introductora de la novela negra americana en Europa...

R.- Es cierto, en los años 50 la colección Série noir de la editorial Gallimard introdujo el género negro americano en Francia, a veces con traducciones pésimas aunque luego mejoraron mucho. Eso inició a toda una generación de autores franceses que empezaron también a escribir novela negra. En los años 70 surgió el neo-polar, una novela negra con gran preocupación social e ideológica, la mayoría de cuyos autores militaban en la izquierda, gente como Jean-Patrick Manchette o después Jean-Claude Izzo y muchos otros.



P.- Ya Poe hizo francés a su detective...

R.- Sí, Dupin, por supuesto. Siento gran admiración, desde luego, por Conan Doyle y su Sherlock Holmes pero éste heredó muchos rasgos del propio Dupin, que es anterior, todo el tema de la lógica deductiva ya estaba ahí... ¿Por qué Poe situó estas historias en París? La verdad es que no lo sé, pero hay que recordar que casi en la misma época Balzac escribía Un asunto tenebroso que también era una novela policiaca. Sería interesante analizar por qué en la misma época autores diferentes, que no se conocían entre sí, en distintos países, llegaron a crear una literatura similar.



P.- ¿Qué hace diferente el policial francés del resto?

R.- Hoy las cosas han cambiado un poco en Francia, no hay una escuela, como solía haberla en los 70 con el neo-polar, hay una diversidad total, una fragmentación de la novela negra. Cada autor tiene su universo, su voz, sus preocupaciones. Somos todos distintos. Hay también mucho thriller, que no es exactamente lo mismo... Como en Estados Unidos, no creo que todos nos movamos en el mismo perímetro. Sí veo ciertas diferencias entre la novela negra francesa y la española hoy. Por lo que veo y leo en la novela negra española hay una gran preocupación social, casi ideológica, y también una cierta identidad común entre sus autores. En Francia está mucho más fragmentada.



P.- Su novela Bajo el hielo se ha convertido en serie... ¿influyen el cine y la televisión en la nueva novela negra?

R.- Creo que es algo generacional. Tengo colegas más jóvenes que han crecido con las series y el cine, y que al final sí tienen más influencia de esto que de la literatura, pero yo, que soy un poco más viejo, estoy más influido por mis lecturas, por todo lo que he leído desde mi infancia... Me gustan muchas series, por supuesto, y es verdad que hoy parece que hay más creación e inventiva en las series que en las películas. Ahora estoy viendo una serie española, La casa de papel, con un tema muy visto, el atraco a un banco, pero que consigue renovarlo con muchas ideas. Otras series que me han gustado son True Detective y una serie francesa que se llama Le Bureau des Légendes, sobre los servicios de inteligencia franceses, que habla de geopolítica y es fascinante por su realismo. Por supuesto que hay películas que me marcaron mucho, especialmente La naranja mecánica, la vi cuando tenía unos veinte años y me golpeó como algo totalmente nuevo, que al mismo tiempo hablaba de un tema que me preocupa, la violencia gratuita que permea la sociedad actual, creo que es una película que habla del hoy aunque se rodara hace cuarenta años... Hay una porosidad, veo series, me gustan y eso te influye inconscientemente. A veces adopto cosas de la forma de narrar de las series sin darme cuenta, algo que antes no hubiera sido así. Existe una comunicación entre series, cine y novela negra que me parece muy positiva, porque al final ayuda a innovar un poco el género. Dicho esto, la escritura, la novela, la ficción literaria es algo totalmente independiente y diferente, que tiene sus propios códigos.



P.- Como autor, forma parte también de un colectivo francés que apoya la literatura de imaginación...

R.- Supongo que se refiere a La Ligue de L´Imaginaire, la Liga de la Imaginación, que se creó hace unos años y de la que soy miembro. Estamos todavía planteándonos de qué forma podemos promocionar esta idea de imaginación. Es algo más grande que la novela negra, se trata de todos los géneros de lo que llamamos "literatura de la imaginación", el fantástico, la ciencia ficción... Somos unos cuantos, pero todavía estamos planificando acciones para potenciar esto. No tenemos pretensiones de tener la respuesta a nada. Sólo intentamos modestamente dar más eco, más repercusión a todos los géneros que pertenecen a la literatura imaginativa o de imaginación.



P.- Finalmente... ¿Hay un lugar mejor para un escritor de novela policial que estar en la Semana Negra de Gijón?

R.- La Semana Negra es casi una leyenda, todos los autores han oído hablar de ella, hay muy pocos festivales así, que tengan tanta importancia para el género, que lo apoyen y empujen desde hace tanto tiempo... El Quais polar en Lyon, alguno en Inglaterra, pero son realmente escasos los que han conseguido tener importancia real y la Semana Negra de Gijón es uno de ellos.



[Agradecimientos a Calle 13]