Mircea Cartarescu. Foto: Cati Cladera
El año pasado revolucionó el mercado editorial español con su novela Solenoide, un onírico paseo por las cavernas de su memoria. Ahora Mircea Cartarescu, que recoge esta noche el Premio Formentor, publica en España el primer volumen de su trilogía Cegador, que define como "mucho más oscura".
Desde Formentor, donde acude a recoger el premio homónimo, se muestra "terriblemente contento y agradecido" por añadir a su hoja de servicios, donde ya reposan galardones de fuste como el Austriaco de Literatura Europea o el Thomas Mann, este "premio verdaderamente importante, uno de los más relevantes del ámbito hispánico".
Pregunta.- Las charlas de este año pivotan en torno a la figura de la mujer en la literatura, ¿cuál es el papel de la mujer en su literatura?
Respuesta.- Mi literatura expresa en cierto modo la mujer que hay en mí. Creo que todo escritor tiene un alma femenina y viceversa, porque, de hecho, el secreto del artista es la androginia. Así pues, no tengo ningún problema para entender el mundo femenino, soy un admirador de ese mundo. Creo que nuestra parte femenina es la parte luminosa de la luna. Y voy a participar en este encuentro con un pequeño ensayo sobre Las olas, de Virginia Woolf.
P.- Este primer volumen de Cegador se publicó hace más de dos décadas, ¿cómo considera que ha envejecido?
R.- La verdad es que no escribo siguiendo criterios o modelos perecederos. Procuro siempre que todo aquello que escribo tenga un carácter universal, de tal manera que mis textos sean válidos en todos los tiempos y en todos los lugares. Creo que las obras perecederas son aquellas que están intensamente ligadas a una corriente literaria y a una época determinadas, y yo intento adoptar una actitud más general ante la vida y la literatura.
P.- La obra se publica en nuestro país después del gran éxito que fue Solenoide, ¿cómo cree que puede influir en el lector esta dislocación de orden?
R.- Creo que es positivo para el lector español haber accedido primero a Solenoide, porque en cierto modo es un libro que abre el camino hacia esta trilogía. Es un libro escrito de una forma más sencilla, más fácilmente aprehensible. Si hubiera empezado con Cegador, el lector se enfrentaría a un libro mucho más oscuro. Aprecio y amo a ambos por igual, son junto a Nostalgia mis mejores obras, y estoy muy feliz de que estén publicados en español.
P.- En este primer tomo mezcla dos memorias, la de la Rumanía del último siglo, y la de su propia infancia, ¿es concebible hoy escribir de otra forma que no sea mezclando autobiografía, fantasía y realidad?
R.- En principio soy un poeta, y al escribir novelas lo único que he hecho es alargar el mundo de mi poesía. Escribo como un poeta, no como un novelista, porque escribo como consecuencia de una inspiración constante y me alimento exclusivamente de mi sustancia interior. Y ahí no puedes establecer divisiones entre los sueños y la realidad, entre recuerdos verdaderos o falsos, porque todo se organiza de manera musical y sinfónica. Hay temas y motivos que se trenzan, se entretejen, y a mí me interesa mucho más este nivel simbólico que construir argumentos o personajes en el sentido de una novela al uso.
P.- Ha definido Cegador como un mapa de su mente, una narración que refleja todo lo que esta contiene. En este sentido, ¿está dentro de nosotros toda la historia del mundo?
R.- Sí, nuestra mente refleja el mundo como una gota de rocío, le da brillo. Yo solamente puedo inspirarme a partir de mi propio mundo, de mi forma específica de entenderlo. Pero al mismo tiempo me gusta muchísimo construir historias. Por ejemplo, hablar cosas que me resultan propias, como la historia de mi propia familia. Pero al mismo tiempo me gusta pasar al plano fantástico, como hacen los escritores de América Latina.
P.- La alegoría de la mariposa sobrevuela todo el libro. Entre otras muchas cosas, puede ser alimento mitológico para su pueblo o una mancha en la cadera de su madre, ¿qué significa realmente?
R.- Cegador es una especie de insectario lleno de mariposas, y ciertamente es un libro construido en forma de mariposa. Los volúmenes extremos, el primero y el tercero, son las alas de la mariposa, y el central es el cuerpo. Para los antiguos griegos no era el pájaro, sino la mariposa el símbolo del espíritu. Y la diosa Psiqué, la diosa del alma, era representada con alas de mariposa. En mi opinión, la idea de la inmortalidad, que es la idea más importante del ser humano, bebe de la idea de la mariposa, porque los hombres han observado que ésta sufre una impactante metamorfosis. En primer lugar, es un gusano, que se arrastra por la tierra como hacemos nosotros durante nuestra vida. Luego se encierra en una crisálida, tal y como nosotros entramos en un ataúd al morir. Y después, de esa crisálida sale un ser alado, que es lo que nos ocurrirá a nosotros tras la muerte. Así pues, le debemos a la mariposa la idea de la inmortalidad.
P.- La infancia, la forja de la identidad es clave en todos sus textos. ¿Por qué le concede esa importancia?
R.- Escribir sobre la infancia nace como un intento de retornar a ese mundo paradisíaco. Cuando somos niños pensamos con otro tipo de cerebro que en torno a los tres o cuatro años se cierra como si fuera una perla. Es este un cerebro preracional, muy salvaje y al mismo tiempo muy inocente. El misterio de nuestra vida reside en esta época. Ahí sí que estoy de acuerdo con Freud y con el psicoanálisis. Entender quién eres significa conseguir llegar hasta allí, y volver a ver el mundo con los ojos de ese niño.
P.- En el último capítulo de la novela afirma que el pasado es todo y el futuro, nada. En la literatura actual existe a nivel internacional esa fantasía de recuperar el pasado, de explotar ese potencial utópico, ¿puede y debe el lenguaje recrear, mejorar el pasado?
R.- Siempre me pareció muy extraño que el ser humano pueda ver el pasado, pero no pueda ver el futuro. Retomando la metáfora de la mariposa, somos como mariposas que solamente volaran con un ala. Creo que el ser humano completo debería aletear con ambas alas, tener recuerdos del pasado y recuerdos del futuro. Solamente así podremos volar. En este sentido, el poeta es el hermano gemelo del profeta, y él sí que puede verdaderamente ver el futuro. Si leemos los poemas de Nueva York de Lorca, resulta profundamente sorprendente leer que él ya predijo su propia muerte. Hay versos en los que él la describe tal y como sucedió luego realmente. En uno dice que va a ser apuñalado, no tiroteado. Nadie sabe cómo murió verdaderamente, pero yo estoy seguro de que fue apuñalado, porque confío en su poder visionario.
P.- Estamos ante el primer volumen de Cegador, aváncenos un poco qué nos queda de la trilogía.
R.- Está organizado como un tríptico renacentista o barroco, por ejemplo El jardín de las delicias de El Bosco. He construido mi libro siguiendo más o menos este mismo principio. El ala izquierda está centrada en torno a la figura de la madre y representa el paraíso. El centro, el cuerpo, estará centrado en el niño, es decir, en mí mismo, es un relato fantástico sobre mi propia infancia. Y el ala derecha está centrada en la figura del padre, que representa la Historia, el infierno de la Historia. Mi padre fue un comunista puro y duro, estalinista, y acabó finalmente terriblemente decepcionado por sus convicciones de juventud. Acabó siendo un hombre derrotado. Por ese motivo la tercera parte es muchísimo más política, es la historia de la Rumanía comunista, y sobre todo la historia de la revolución que acabó con ella.