Espasa. Barcelona, 2018. 480 páginas. 21,90 €. Ebook 12,34 €
Con esta última novela, se suma Carmen Posadas (Montevideo, 1953) a la tendencia narrativa de quienes se sirven de una trama argumental como excusa para extender su anclaje por los sesenta últimos años de la Historia de España. Conocedora del oficio de contar, de los lectores que se acercan a sus historias y de los difíciles y oscuros años que ha elegido para reunir los motivos centrales de la trama (sociedad, política, educación sentimental, convenciones, moda, costumbres, modos expresivos), construye un universo novelesco cuyo eje es la alta sociedad madrileña encarnada en tres mujeres, porque tres son las generaciones elegidas para tal fin: Perlita representa a la abnegada esposa de los 50 que aterriza en Madrid con su marido (desde Bolivia) y una hija Ina (adoptada) buscando hueco en lo mejor de la sociedad madrileña del momento, aunque a la joven, poco amiga de frivolidades, le cueste adaptarse por venir de otro contexto, de manera que, en el revuelo de los años 60 en el que se mueve, su destino (lucha de clases, dictadura, clandestinidad) no será el elegido para ella por sus padres.
Desde Londres, donde acabará instalándose con su familia, mandará a su hija Beatriz (la antítesis de Ina), ya en los 70, a vivir con los tíos, a Madrid, para alejarla –en versión de ésta– de “un desafortunado desengaño amoroso”. Ella sí entrará de lleno en la sociedad de las apariencias y su historia se convertirá en la gran protagonista de esta sátira de costumbres en la que no son pocas las mentiras deliberadamente fabricadas. En realidad sirve de puente para contar las vicisitudes de sus mayores, las de cada uno de sus cuatro maridos y las de sus cuatro hijas, cada una de un matrimonio, lo que propicia bordear diferentes épocas y arrastrar los intereses de la novela a la sociedad actual. Tanto pormenor otorga al conjunto el carácter de una crónica entretenida, pero también lo aproxima a unas memorias fragmentadas, convocadas por la curiosidad de la hija pequeña hacia la “prehistoria” de su madre. Cierto recelo le incita a rastrear información y toma como referencia las revistas del corazón que consignan la vida exagerada de la controvertida, admirada y envidiada Beatriz Calanda. De ese rastreo se deriva cierta intriga que por momentos se olvida, pues es larga y detallada la composición por la que un narrador que se mueve a sus anchas juega a fundir historias inconexas y a confundir al lector con perspectivas y puntos de vista camuflados.
No diremos más, pues el mayor acierto está en ese divertimento que sorprende después de una larga trama, ralentizada en algunas de sus partes por la profusión de detalles que juegan a favor de la composición pero distraen del objetivo hacia el que parece querer conducir a sus lectores: conocer el pasado que silencia esta representante de la jet–set, sin duda. Pero un golpe de mano inesperado nos regalará la verdadera identidad de quien figura en la portada de la novela: La maestra de títeres.