Michelle Obama
Michelle Obama, ex Primera Dama de Estados Unidos, ha publicado sus memorias bajo el título Becoming, un volumen que en España ha editado Plaza & Janés. En ellas, invita al lector a adentrarse en su mundo y cuenta las experiencias que la han moldeado, desde su infancia en el sur de Chicago a sus años en la Casa Blanca. En las más de 500 páginas, Obama describe sus triunfos y sus desilusiones con sus propias palabras y en sus propios términos.Pregunta. ¿Qué libros tiene en su mesilla de noche?
Respuesta. Normalmente tengo una pila de libros cerca de mí cuando voy a dormir. Ahora mismo tengo Una educación, de Tara Westover, Un matrimonio americano, de Tayari Jones, Exit West, de Mohsin Hamid, Dientes blancos, de Zadie Smith y Commonwealth, de Ann Patchett. También tengo una copia firmada de Conversaciones conmigo mismo, de Nelson Mandela, una colección de escritos y discursos, una prolongación de Un largo camino hacia la libertad. Me gusta volver a él de vez en cuando porque siempre me da el impulso extra que necesito. Lo aprecio porque está firmado por él y porque me lo regaló cuando mi familia visitó su casa en 2011.
P. ¿Cuándo y dónde le gusta leer?
R. En casa no tengo mucho tiempo así que la mayor parte de la lectura la hago cuando estoy viaje. En los vuelos largos paso mucho tiempo leyendo y me gusta devorarlos en cualquier momento cuando estoy de vacaciones.
P. ¿Cuál fue el último buen libro que leyó?
R. Dientes blancos. Lo leí hace años pero he vuelto a él recientemente porque Malia es una gran fan de Zadie y su obra. Me gusta la manera en la que la historia teje fuerzas complejas y poderosas que afectan nuestras vidas y relaciones: la familia y la crianza de los hijos, la religión, la política y mucho más. Además, es divertido. Me gustan los libros que, de vez en cuando, me hacen reír. Es algo que he querido hacer con Becoming porque aunque se aborden asuntos serios, creo que tiene que ser divertido de leer.
P. ¿Le gusta releer? ¿A qué libros vuelve una y otra vez?
R. Creo que la respuesta es sí y no al mismo tiempo. Durante la mayor parte de mi vida adulta no he tenido tiempo de releer libros, sin importar lo mucho que me gustaron en su momento. En la Casa Blanca cada minuto estaba programado, pero incluso antes, estaba estudiando una carrera que demandaba mucho con dos niñas pequeñas y un marido que viajaba mucho entre Washington D.C e Illinois. Así que, con un tiempo limitado prefería leer libros nuevos. Pero con todo lo dicho, sí, hay varios libros que he leído más de una vez. Cuando mis hijas eran más pequeñas cogía sus lecturas. Por ejemplo, con ellas he leído tres veces La canción de Salomón, de Toni Morrison, y he releído Las uvas de la ira, de John Steinbeck, y La vida de Pi, de Yann Martel. Ahora que son más mayores lo hacemos menos pero fue bonito tener un pequeño club de lectura de la familia Obama.
P. ¿Cuáles son los géneros que más le gusta leer?
R. Estoy abierta a cualquier tipo de obra, solo quiero que sea buena. Con frecuencia gravito a la ficción, a libros en los que me puedo perder en un nuevo mundo. He pasado una gran parte de la última década leyendo informes y estudiando asuntos como la educación global femenina, la salud infantil o políticas militares familiares. Son temas que me interesan, por supuesto, pero cuando tengo tiempo de leer para mí misma prefiero algo que me proporcione una vía de escape. Una vez dicho esto, tampoco es que necesite escapar demasiado, no busco viajar un espacio exterior o a un mundo fantástico. La ciencia ficción no es para mí. Agradezco tener una colección de amigos-lectores que me mantienen al día de las novedades y de los escritores prometedores. Barack sigue devorando libros como cuando lo conocí. Esto quiere decir que nunca me faltan sugerencias sobre cuál puede ser la siguiente lectura.
P. Y, ¿qué va a leer después?
R. Una educación, de Tara Westover, una recomendación de Barack. Lo acabo de terminar y es tan fenomenal como él, y todo el mundo, dice que es. Es una lectura fascinante, aporta una nueva perspectiva sobre el poder de la educación y también un testimonio de la forma en que la agilidad y la resiliencia pueden moldear nuestras vidas. Además, desde que he escrito mis propias memorias me gusta ver cómo la gente decide contar su historia, los pequeños momentos que cuentan verdades más grandes, el desarrollo del personaje, el coraje que se necesita para contar una historia completa. La educación de Tara fue muy diferente a la mía pero conocer su mundo me ha dado una idea de las vidas y experiencias que no han formado parte de mi viaje. Para mí es un ejemplo del extraordinario poder de la narración.
P. ¿Cuáles fueron sus lecturas preferidas cuando era niña? ¿Tenía un personaje o héroe favorito?
R. Pipi Calzaslargas era mi chica. Me gustaba su fuerza, no solo su fuerza física sino la idea de que no permitiría que nadie subestimase su voz. Es independiente, lista y aventurera y, sin duda, es una buena persona, alguien que siempre mira por sus amigos. Me gustaba que fuera una chica, que fuera un poco diferente y el personaje más poderoso en los libros. Quizá haya quien encuentre extraño que Pipi, con sus coletas pelirrojas y su piel pecosa, sea el modelo a seguir de una niña negra del sur de Chicago pero cuando era pequeña había muy pocas personas que se parecieran a mí. No había ninguna Doc McStuffins en la tele, no había Panteras negras en la pantalla grande. Así que cuando tuve a mis hijas quería encontrar historias de personajes que se parecieran a ellas pero, al mismo tiempo, las historias no tenían por qué estar centradas en la raza. Una de nuestras historias favoritas era The Snowy Days, de Ezra Jack Keats, sobre las aventuras de un chico en un día de nieve. Hace ángeles de nieve, se desliza por una pila y es golpeado por una bola. Resulta que el niño es negro y vive en la ciudad. Pero es simplemente un niño y eso es suficiente.