Viñetas de Soldados de Salamina, adaptación de José Pablo García de la novela de Javier Cercas

Dice Javier Cercas, exagerando un poco, que no conoce otra novela contemporánea con más adaptaciones a otras disciplinas que su Soldados de Salamina (2001). “Solo le deben de faltar la danza y el porno”, bromea al otro lado del teléfono a bordo de un taxi parisino, un día antes de presentar este viernes la última de esas adaptaciones en el Salón del Cómic de Barcelona, que se celebra durante el fin de semana, con invitados de la talla de Milo Manara y Daniel Clowes.



La idea de convertir Soldados de Salamina en una novela gráfica fue del editor de Cercas, Claudio López de Lamadrid, que falleció el pasado mes de enero, y el elegido para empuñar los lápices y los pinceles ha sido el malagueño José Pablo García, curtido en esto de traducir la literatura a viñetas, y especialmente la época de la guerra civil, como hizo con La guerra civil española y La muerte de Guernica, ambas de Paul Preston, y confiesa que está en camino otra más, aunque aún no puede dar detalles.



El peso del primer éxito

Soldados de Salamina cuenta el relato real de la investigación de Cercas sobre la figura de Rafael Sánchez Mazas, cofundador y principal ideólogo de Falange Española, y en especial sobre el fusilamiento al que logró sobrevivir en los alrededores del santuario del Collell en los últimos compases de la guerra civil, cuando se hallaba preso por parte del bando republicano y las tropas franquistas estaban a las puertas de conquistar Cataluña. El episodio se lo contó su hijo, el escritor Rafael Sánchez Ferlosio, recién fallecido esta semana. Después del encuentro con él que relata en el libro, que tuvo lugar en 1994 en Gerona, lo volvió a ver algunos años después y le enseñó uno de los documentos clave que manejó para escribirlo: el diario que su padre, Sánchez Mazas, mantuvo durante el tiempo en que se refugió en el bosque, ayudado por desertores republicanos y los habitantes de una masía. “Le mostré esa libreta, que él no había visto nunca. Imagínate, habían pasado 60 años. La cogió, reconoció la letra de su padre y creo que se emocionó”, recuerda Cercas.



Viñetas de Soldados de Salamina

Antes de la publicación de Soldados de Salamina por parte de Tusquets, Cercas había escrito varios libros que no tuvieron éxito. “Me leían mi madre y mis amigos, y nunca me quejé, me parecía lo normal. Lo raro fue lo que pasó con este libro, de un escritor desconocido, sin premio literario de por medio, y que de pronto lo leyó una cantidad enorme de gente en España y fuera”, recuerda el escritor, que ya ha perdido la cuenta de los idiomas a los que ha sido traducida la novela y de los millones de ejemplares vendidos hasta ahora. “Pero no me ocurre como a Flaubert, que no quería oír hablar de Madame Bovary. Al contrario, estoy encantado de hablar de él. Fue el libro que hizo que me pudiera dedicar profesionalmente a la literatura”.



Después de aquel éxito desbordado, Cercas sintió la presión habitual en estos casos. “El éxito aplasta a los escritores. Yo sentí pánico de que me hubiese agotado como escritor, pero después escribí mi siguiente novela, La velocidad de la luz. Algunos dicen que es mi mejor libro, pero yo siempre creo que mi mejor libro es el próximo”.



Libertad para los adaptadores

Entre las adaptaciones anteriores de Soldados de Salamina destaca la de David Trueba al cine (2003) y la de Juan Ollé al teatro (2007). “Obviamente una adaptación no sustituye la lectura del libro, pero la enriquece porque toda lectura enriquece un libro, que es una partitura que cada lector interpreta a su manera”. Por eso el escritor dice que él pone la mitad de un libro y el lector pone la otra mitad, más en el caso de una adaptación, a las que nunca se opone y de las que siempre se mantiene al margen. “Mi única condición es darle absoluta libertad al autor de la versión”, afirma Cercas. Otra cosa es que el resultado le guste más o menos, pero en ningún caso se siente juez autorizado de la obra derivada, más bien al revés: “Quizá el autor es el peor juez de una adaptación de su obra. Por eso los debates habituales entre los autores originales y los autores de una versión no tienen sentido”.



El Javier Cercas real (foto: Sonia Balcells) y el del cómic

“El lector no puede aspirar a ver en el teatro o en el cine lo mismo que leyeron en el libro. Es algo que digo siempre cuando alguno me lo pregunta. Lo dije cuando Trueba adaptó Soldados de Salamina y recientemente con la adaptación de El móvil que hizo Manuel Martín Cuenca” [retitulada como El autor]. En el caso del cómic de Soldados de Salamina, Cercas reconoce que le ha gustado el resultado, pero insiste en que su juicio personal no importa.



Soldados de Salamina está lleno de personajes reales, un reto adicional para cualquier dibujante de cómic. Además de Rafael Sánchez Mazas, Franco y otros políticos de la época como Enrique Líster o Ramón Serrano Súñer; Rafael Sánchez Ferlosio, el propio Javier Cercas y Roberto Bolaño, otro personaje importante del libro, que alienta al autor para continuar con la investigación y no abandonar su faceta literaria.



Una de las cosas que más le costó a García, que ha trabajado aproximadamente un año en el proyecto, fue diseñar el personaje de Cercas. “Opté por un personaje un poco esquemático, como un Tintín, que fuera flexible a la hora de expresarse, ya que aparece en cien páginas y lo que más me cuesta siempre es que un personaje se parezca a sí mismo en todas ellas. He tenido que repetir algunas páginas por este motivo”, confiesa. Por su parte, Cercas afirma que el dibujante ha sido muy fiel a su aspecto físico, “aunque podría no haberlo sido ya que el Javier Cercas que aparece en la novela no soy exactamente yo, sino una máscara que me puse al escribirla”. Solo tiene una pequeña objeción: “Yo en la vida real soy más sexy”.



@FDQuijano