Florian Illies, el nuevo director de la editorial alemana Rowohlt, sabe cómo manejar los tiempos mediáticos. No en vano, antes de hacerse cargo del mítico sello que publica en alemán a autores como Jonathan Franzen o Ernest Hemingway, ha sido, además de escritor de bestsellers, director del suplemento literario dominical del Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung y hoy pertenece al consejo editorial del semanario Die Zeit.
Precisamente en esa revista publicó hace unos días Illies un artículo donde demostraba ese manejo de los tiempos: hablaba de un "fabuloso descubrimiento" (un lote de cartas de Thomas Mann) hecho durante la mudanza de la sede de Rowohlt desde la pequeña localidad Reinbek, en la región de Schleswig-Holstein, a Hamburgo. Pero por las mismas se negaba a dar detalles sobre el contenido de las misivas.
El hallazgo, según contaba el propio Illies, fue del todo fortuito. Durante la mudanza, un grupo de trabajadores encontró en el archivo unas cartas que al parecer habrían sido almacenadas por un trabajador en los años sesenta. Tras hacer las comprobaciones, se pudo confirmar que el redactor de esas cartas era Thomas Mann.
El misterio que rodea al asunto, y que tiene en ascuas al mundo literario alemán, es comprensible: aunque la correspondencia de Mann ya publicada es extensa, es aún más copioso todo lo que queda por publicar. O al menos eso se cree, ya que algunos dan por perdida gran parte de la correspondencia del escritor, que habría sido destruída durante los diferentes avatares de la familia, exilios y huidas mediante, y también por culpa del celo con el que algunos de sus correspondientes quisieron borrar toda huella de su contacto con Mann, sobre todo a partir de que los nazis lo desposeyeran de la ciudadanía alemana.
Illies ha entregado parte del material al Archivo de la Literatura Alemana, con sede en la ciudad de Marbach, y al mismo tiempo estaría negociando ya las prepublicaciones parciales de las misivas. Por esa razón desde el archivo y desde la propia editorial rehúsan dar más explicaciones a los periodistas. Algunos datos se saben ya, no obstante: por ejemplo, que entre las cartas descubiertas habría algunas desconocidas entre el autor de La montaña mágica y el filósofo Walter Benjamin.
La importancia de la copiosa correspondencia de Thomas Mann es tal que se ha erigido siempre en principal fuente de información para sus biógrafos. Así, la última biografía de la familia publicada en España, Los Mann (Navona), de Tilmann Lahme, se basaba sobre todo en la correspondencia de la familia. El mismo Lahme publicó también en Alemania unos años antes Die Briefe der Manns. Ein Familienporträt (S. Fischer), un retrato de la saga a partir de sus intercambios epistolares. Estos dos libros fueron posibles gracias a que en 2013 se encontraron en el Archivo Thomas Mann de Zürich más de 3.000 cartas de la correspondencia privada de su mujer, Katia.
Se especula ahora en Alemania sobre el contenido y el alcance del actual hallazgo. Mann mantuvo intercambios epistolares con escritores como Stefan Zweig o Elias Canetti, entre muchos otros, lo que añade al valor obvio de la correspondencia firmada por él mismo, un enorme interés histórico y literario.