Desguace
Premio Ciudad de Burgos, los 48 poemas de este título sitúan a Marcos Díez entre los más valiosos poetas españoles actuales
1 octubre, 2019 02:31Marcos Díez (Santander, 1976), guionista de cine y periodista, ha publicado un libro de relatos, un volumen de artículos y tres poemarios. Ha obtenido prestigiosos galardones de poesía. Dirige la Fundación Santander Creativa.
Con Desguace, libro que contiene cuarenta y ocho poemas, Díez ganó el Premio Ciudad de Burgos. Dividida en dos secciones (“El secreto” y “Cumplidos los cuarenta”), la obra se abre con una cita de José Ángel Valente. Son palabras idóneas para el tono reflexivo que se impone desde la primera composición. Marcos Díez nos comunica que en ocasiones presiente una esencia anterior al lenguaje. Después de esta afirmación, el poeta transmite su deseo de escribir un texto que tenga la solidez de una cúpula. Nos demuestra que las situaciones y los objetos anodinos esconden carices inesperados. Se refiere a un cuerpo convertido en casa que se expande al abrazar. Un hombre duerme ovillado y la mente ladra a poemas asustados en la oscuridad. De noche, con vértigo, el escritor se desvela sobre un puente estrecho como un hilo; debajo del puente, la nada. Un perro, observado, toca al animal que una persona lleva en su interior. La inquietud asoma entre la hierba petrificada: “No sabría explicar la razón de mi miedo. / Pisaba un suelo helado y quebradizo, / un destino de escarcha y a mi espalda / una nube muy blanca engullendo los páramos”.
La segunda parte del poemario se inicia con unas palabras de José Hierro. El bufón Yorick es domesticado por toboganes rojos y su calavera se funde con el rostro del poeta. Sobresalen los versos de “Los santos inocentes”, síntesis acertada de la novela de Miguel Delibes. Marcos Díez expresa su fascinación por un personaje: el joven Azarías, discapacitado mental. En una atmósfera de opresión y obediencia, sólo el muchacho ríe: “Qué misterio la risa de ese hombre / que nadie quiere ser”, se sorprende el autor. Desguace encierra también celebraciones sencillas: un paraguas para defenderse de los aullidos del mundo, un homenaje al fotógrafo checo Josef Koudelka, las imágenes de una ciudad, Oporto, que puede guiarnos hacia la belleza mientras envejecemos.
La tensión poética no disminuye en Desguace. A la densidad de pensamiento de sus primeras páginas le sigue la transparencia expresiva. La relectura del libro nos revela nuevos matices. A mi juicio, es una obra que sitúa a Marcos Díez entre los más valiosos poetas españoles actuales.