Ha sido uno de los principales historiadores de la España contemporánea, exhaustivo cronista de nuestro siglo XX. Ensayista, columnista y profesor, Santos Juliá, que profundizó con su obra en asuntos como las víctimas de la Guerra Civil o la figura de Manuel Azaña, ha muerto hoy miércoles en el hospital madrileño de Puerta de Hierro a los 79 años. Nacido en Ferrol, Juliá era doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense y catedrático del Departamento de Historia Social y del Pensamiento Político de la UNED. Sin embargo, por lo que de verdad fue conocido es por el sin fin de libros en los que analizaba el conflicto que sacudió España desde 1936.
De ello dan fe títulos como Política en la Segunda República (1995), Un siglo de España: Política y Sociedad (1999), Violencia política en la España del siglo XX (2000), Víctimas de la Guerra Civil (2005), Hoy no es ayer. Ensayos sobre la España del siglo XX (2010), Elogio de Historia en tiempo de Memoria (2011), Nosotros los abajo firmantes (2014) y, por supuesto el conocido Historias de las dos Españas (2004), que le valió el Premio Nacional de Historia en 2005.
Pero lejos de agotarse con esa temática, Juliá ha dedicado sus últimos años a otros aspectos de nuestra historia reciente, como hizo en su libro Transición. Una política española (2017), donde analizaba de manera sistemática el fenómeno centrándose exclusivamente en su vertiente política, no cultural, económica ni social. “Es necesaria una reforma profunda de la Constitución de 1978 o incluso un nuevo proceso constituyente”, afirmaba en una entrevista con El Cultural sobre ese ensayo. “El problema no es monarquía o república, sino federalismo o quiebra del Estado español”.
Su último trabajo, publicado este mismo año por Galaxia Gutenberg, fue Demasiados retrocesos. España 1898-2018, una recopilación de ensayos y artículos sobre la delicada situación política actual de España y su conexión con periodos anteriores. “Nuestro sistema político vive un momento de extrema debilidad”, afirmaba Juliá, dejando un aviso a navegantes. “Este momento pluripartidista tiene unas características particulares que son las que históricamente han conducido a enfrentamientos civiles, el odio al adversario que lo convierte en un enemigo que es necesario destruir”.
Y, por supuesto, uno de sus grandes temas de interés, tangencial al general, fue la figura de Manuel Azaña, del que se convirtió en el primer especialista español, arrojando luz sobre las diferentes facetas de la producción intelectual. Tras un primer intento en Manuel Azaña. Una biografía política (1990) y después de coordinar la edición definitiva de las obras completas del expresidente, con abundante material inédito, el historiador se embarcó en la escritura de Vida y tiempo de Manuel Azaña, (2008), una biografía exhaustiva y clarificadora hoy convertida en canoníca. “La pregunta que de inmediato suscitaban los discursos y diarios de aquel escritor y político por entonces realmente desconocido podría resumirse en una simple cuestión: cómo fue posible que en la España de los años treinta, de la República y la Guerra Civil, alguien dijera esas cosas y las dijera así”, aseguraba Juliá en el prólogo.
Otro aspecto que angustiaba visiblemente al historiador era el conflicto catalán, recientemente recrudecido, sobre el que advertía en su último libro. “El problema que plantea el nacionalismo solo tiene una solución duradera emprendiendo una reforma constitucional, las condiciones políticas para acometer ese camino en estos momentos no solo no existen sino que ni vislumbramos cuándo pueden existir”, se lamentaba Juliá.
En los últimos años, Juliá ha recibido además diversos reconocimientos, como el Premio Internacional de Ensayo Caballero Bonald (2015), por su ensayo Nosotros, los abajo firmantes o el Premio Francisco Umbral al Libro del Año en 2018, así como el Premio del Gremio de Libreros de Madrid, ambos por Transición.
“Santos Juliá concebía el estudio de la historia como una forma de entender el presente, y no de manera abstracta sino encarnada en los individuos. Por eso, junto a sus libros, mantuvo siempre una importante labor de articulista en la prensa escrita, una forma de participar en los debates y los retos que afectaban a sus contemporáneos”, afirma su editor en Galaxia, Joan Tarrida. “Con esta actitud comprometida, consiguió para sus libros y sus artículos un gran número de lectores, facilitando a los españoles herramientas imprescindibles para analizar los tiempos que vivimos. Sus libros son ya clásicos, y en tiempos convulsos como los nuestros, su voz se echará enormemente en falta”.