Con las calabazas luciendo sus siniestras sonrisas y los huesos y telarañas cubriendo todas las esquinas, las calles de miles de ciudades y pueblos se llenarán, un año más, de gente con disfraces terroríficos y grotescos para dar la bienvenida a la Noche de Halloween, fiesta de origen anglosajón, importada en su versión moderna de Norteamérica, que cada año va sumando más adeptos. Gente que no sospechar, ni imagina siquiera, que perpetúa una tradición de más de 3.000 años de antigüedad.
Y es que los orígenes del Halloween moderno se remontan a tenebrosos bosques europeos y a olvidados rituales paganos, al Samhain celta, una noche en la que difuntos, brujas, espíritus, hadas y trasgos eran libres de deambular por el mundo de los vivos. Una tradición tan antigua no podía ser refractaria a deslizarse en las páginas de los libros, por lo que os proponemos una selección de ellos que van, desde un recorrido por la historia de la Noche de difuntos hasta escalofriantes relatos victorianos, época donde cristalizó definitivamente la fiesta.
Una fuente inmejorable para seguir este recorrido a través del tiempo es el documentado y sorprendente ensayo Halloween. La muerte sale de fiesta (Es Pop Ediciones), una historia cultural de esta fiesta donde el escritor especialista en terror y misterio David J. Skal, autor de Algo en la sangre, la biografía canónica de Bram Stoker, se remonta a los orígenes celtas de la Noche de brujas, consignados ya por Julio César en su Guerra de las Galias. Desde esos remotos tiempos vinculados a rituales de la cosecha y sacrificios, cuando las calabazas eran cráneos humanos, hasta hoy, Skal va trazando la línea evolutiva seguida por Halloween en tiempos más recientes. Por ejemplo, el autor cuenta como la tradición de disfrazarse nació en el londinense barrio del Temple, donde se celebraba en época de Carlos I de Inglaterra un aristocrático baile de máscaras. Así, hasta llegar a una actualidad donde, a su juicio, se produce un “choque entre la purpurina y el polvo sepulcral”.
Brujas Góticas
Sin embargo, fue en el decimonónico y neogoticista siglo victoriano donde Halloween alcanzó muchos de los mimbres que actualmente sostienen la celebración. Y lo hizo en manos de los escritores de terror y de fantasmas, cuyos cuentos, las famosas ghost stories, llegaban al gran público a través de la prensa. Así, los antiguos relatos populares fueron tomando definitivamente forma en la cultura de masas que nacía con el siglo de la industrialización, aquejado también de una temprana añoranza por el entorno rural donde transcurrían la mayor parte de las historias.
De esta época rescata la editorial Alba dos volúmenes. Por un lado, los Cuentos góticos de Elizabeth Gaskell, una de las mayores novelistas del realismo victoriano, que incluye una crónica de la célebre caza de brujas de Salem; y la antología Cuentos de brujas de escritoras literarias (1839-1920), que reúne crónicas históricas, leyendas y ficciones de quince escritoras que exploran temas como el conflicto entre religión y ciencia, la sexualidad asociada a los “espíritus malignos” y las relaciones entre el amor y la muerte, elaborando un complejo puzle de la forma de entender lo oscuro de la mujer victoriana.
Pero no sólo en las islas británicas fantasmas, vampiros, espíritus, diablos y amantes resucitados camparon a sus anchas durante el siglo XIX. El mundo de lo fantástico, que responde a las angustias y miedos del ser humano, tuvo eco también en una Francia que se tornaba entonces en capital mundial de la literatura, como demuestra Morir de miedo (Siruela), una antología exquisitamente traducida y prologada por Mauro Armiño que reúne relatos de maestros como Balzac, Flaubert, Victor Hugo, Maupassant, Verne o Marcel Schwob, entre otros.
Fantasmas de nuestra época
Y del siglo XIX viajamos al XXI con algo muy de moda en la actualidad, la reinterpretación de los clásicos. En este caso las citadas ghost stories, que en Ocho fantasmas ingleses (Siruela) caen en manos de otros tantos narradores contemporáneos como Sarah Perry, Stuart Evers, Max Porter o Jeanette Winterson, quienes han ambientando sus relatos en las localizaciones más misteriosas de las islas británicas. Desde la jacobina mansión de Audley, el fuerte romano de Housesteads, o el castillo de Dover, hasta el palacio de Eltham o el búnker de la Guerra Fría situado en York, consiguen reformular historias que llevan aterrorizando a los lectores varias generaciones.
Más allá de la literatura, Halloween también se ha adueñado de uno de sus sucesores, el cine, que a lo largo del siglo XX ha disfrutado de una muy rica exploración de esta fiesta. Desde clásicos como El hombre de mimbre y La garra de Satán hasta éxitos recientes como La bruja o Midsommar, el cine fantástico y de terror ha recurrido a las tradiciones ancestrales y el acervo folklórico. Paganismo, brujería, cuentos de hadas, edades oscuras, leyendas milenarias, desolados paisajes y tradiciones rurales desfilan por las páginas de Folk Horror: lo ancestral en el cine fantástico (Editorial Hermenaute), coordinado por el escritor y crítico Jesús Palacios, donde una decena de expertos recorren la historia del género desde el cine mudo hasta las más actuales producciones. Un terrorífico broche que añade la fuerza de lo visual al Halloween más literario.