No solo de literatura debería vivir el prestigio del español. La ciencia es un factor fundamental para la reputación de un idioma, y en este terreno el mundo hispanohablante tiene "una deuda común con la producción científica". Así lo manifestó ayer el físico, historiador de la ciencia y académico de la RAE José Manuel Sánchez Ron, durante la jornada cultural que sirvió de preámbulo al XVI Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) que se celebra durante esta semana en Sevilla.
Mientras que 11 escritores en español han ganado el Premio Nobel de Literatura, solo 7 han obtenido un Nobel en ciencia, cinco en medicina y dos en química. Y de ellos, solo dos lo lograron con descubrimientos realizados en sus propios países de origen: el español Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) y el argentino Bernardo Alberto Houssay (1887-1971), como recordó el académico.
Sánchez Ron, que abundará en este tema en una conferencia el miércoles por la tarde, es también el comisario de una exposición que pone el acento en la otra cara de la moneda: los logros científicos de la comunidad hispanoamericana. Titulada La ciencia. Un patrimonio panhispánico común, la muestra ofrece un recorrido por la relación científica entre España y Latinoamérica. Partiendo de la llegada de los españoles al Nuevo Mundo y de lo que este supuso para la ciencia, se adentra, además de en el encuentro entre los dos mundos, en las descripciones y estudios sobre geografía, botánica, zoología y astronomía que llevaron a cabo modestos grupos científicos, cuyas actividades respondían a programas diseñados en España y cuyos resultados eran centralizados en instituciones de la metrópoli (Casa de Contratación de Indias, Consejo de Indias, Reales Audiencias, etc.), sin olvidar otros aspectos más conocidos como la importancia que tuvo la importación a Europa de productos de la tierra que aquí no existían, como la patata, el tomate y el maíz.
El director de la Real Academia Española (RAE) y presidente de la ASALE, Santiago Muñoz Machado, fue el encargado de dar la bienvenida oficial a los representantes de las 23 academias de la lengua española que se dan cita esta semana en Sevilla, y de presentar el programa cultural abierto al público que llenará la capital andaluza hasta el viernes 8 de noviembre.
Cerca del teatro de la Fundación Cajasol en el que se encontraban los participantes estaba antiguamente la Cárcel Real de Sevilla, en la que Miguel de Cervantes estuvo preso durante unos meses. En aquella época era recaudador de impuestos, y fue acusado de quedarse con parte del dinero recaudado, de lo que fue absuelto poco después. Muñoz Machado recordó que probablemente durante su estancia en la prisión Cervantes empezó a escribir el Quijote, "que comenzó a desarrollarse como novela ejemplar".
La otra exposición que puede visitarse en el patio de la Fundación Cajasol durante estos días es En blanco y negro: otras miradas académicas, un paseo, a través de las primeras fotografías en España, por la vida cotidiana e institucional de los académicos y de la corporación.
Después de las intervenciones de Muñoz Machado y Sánchez Ron se celebró el coloquio ¿Existe una literatura panhispánica? Distancias geográficas y cercanías lingüísticas, moderado por Gonzalo Celorio (Academia Mexicana de la Lengua), que ha contado con la participación de Fernando Iwasaki (Academia Puertorriqueña de la Lengua Española), Leonardo Padura (Academia Cubana de la Lengua), Carme Riera (Real Academia Española) y Luisa Valenzuela (Premio Carlos Fuentes 2019).
Celorio destacó la «búsqueda de una identidad nacional y cultural» como denominador común de la literatura latinoamericana del siglo XIX, mientras que Riera insistió en la importancia de la literatura latinoamericana en la española: «Nuestra literatura sin Rubén Darío no sería la misma. Las vanguardias tampoco sin Huidobro».
En ese sentido, la escritora argentina Luisa Valenzuela añadió: «Nuestra riqueza está en lo que nos une y también en lo que nos separa». Fernando Iwasaki, de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, ha querido añadir que la literatura panhispánica es un fenómeno rico y creativo y que la poesía fue un «hito para el panhispanismo». Leonardo Padura (Academia Cubana de la Lengua) quiso recordar a Carpentier: «Hay un nombre que no se ha mencionado como gran representante de la literatura panhispanoamericana: el escritor cubano Alejo Carpentier».
Este preámbulo cultural continuó con la conferencia La Armada de Magallanes. El proyecto y su preparación, que ha estado a cargo del académico de la RAE Juan Gil y que conmemora el 5.º centenario de la primera vuelta al mundo, que culminó Juan Sebastián Elcano en 1519 precisamente en Sevilla.