El vértigo de las novedades impide a menudo detenerse en la labor ejemplar de esas minúsculas editoriales (microscópicas incluso) que salen adelante a golpe de ingenio y complicidad para descubrir o consolidar a autores poco conocidos pero de valía. Es el caso de Talentura, sello dirigido por Mariano Zurdo que hace tiempo apostó por este Paralelo 36, y por su autora, Raquel Vázquez (Lugo, 1990), ganadora del premio Loewe de Creación Joven por Aunque los mapas.
Los dieciseis cuentos del libro, aparentemente sin conexión pero sutilmente relacionados ya que todos se desarrollan en algún punto entre esas dos líneas imaginarias que dividen el mundo al norte y al sur, ya sea Málaga o la isla de Kos, un pueblo de China o Almería, hablan de derrotas y nostalgias, y están unidos de manera secreta por la música y la poesía que rezuman muchas de sus páginas y por lo que los protagonistas echan en falta. Quizá una de las claves de este inquietante y estupendo libro se oculte en “El final de los puentes”, cuando uno de los personajes afirma que la vida es como el algoritmo de Fleury, hecho de caminos interconectados pero en el que, una vez que eliges uno, los no escogidos se borran, dejando esa nostalgia invencible por lo posible.