Narrador, ensayista, traductor y poeta, Jordi Corominas (Barcelona, 1979) ofrece en Lo invisible un relato tan original y desconcertante como él mismo, pues narra lo que ocurre en quinientos metros de una calle parisién durante apenas cincuenta minutos. Su visión de la ciudad, que remite directamente a la indagación sobre Palma de Nadal Suau en Temporada alta (Sloper), está llena de hallazgos, como cuando explica que la modernidad “empieza y se resume en los pasajes de París” o al descubrir, con Walter Benjamin, que la visión de los escaparates es “sexo incorpóreo al activar el deseo de compra”. Con semejante preámbulo, es fácil comprender que lo que espera al lector es todo menos vulgar, aunque en apariencia se trate tan solo de una pelea, una noche de domingo, en el pasaje Dubail en su cruce con la Rue de Vinaigriers, junto al bulevar Magenta.
Corominas desarrolla tres relatos alternativos sobre los posibles desencadenantes de la paliza (drogas, sexo, conflictos de clase, deudas) y sobre las razones de los testigos accidentales (un ciclista, una viejecita). Si el libro se hubiese limitado a esto no sería más que un juego literario en la línea de los de Robert Coover, pero lo que Corominas plantea es descubrir lo invisible de las ciudades, ese pasado que muchos ignoran y que condiciona, a veces de manera inconsciente, la manera en la que asumimos el mundo y conformamos sus límites. Fascinante.