De redactora de moda a escritora, Louise O’Neill (West Cork, 1985) dejó su trabajo en la revista Elle de Nueva York, y volvió a casa de sus padres para escribir su primer libro, Only Ever Yours (2014). “Fue un gran cambio –cuenta ella misma-. Pasé de vivir en una de las ciudades más ocupadas del mundo, de estar en un sector en el que se tenía tan en cuenta mi manera de vestir o de peinarme, a vivir en el campo donde casi nunca necesitaba maquillarme y estaba todo el día en pijama”, recuerda.

Premio Irish Book Awards por aquella historia, O’Neill comparte que fue su propia enfermedad como anoréxica la que, tras una recaída cuando vivía en Nueva York, le llevó a escribir aquel libro. “Allí tuve una psicóloga que me ayudó a entender que el problema que tenía era por las expectativas culturales que se me estaban imponiendo por ser mujer. Eso me hizo entender mejor el feminismo lo que me llevó a su vez a escribir un libro”, explica.

Sin embargo, no fue hasta que escribió, apenas un año después su segunda novela, Tú te lo has buscado, cuando le alcanzó el éxito en su país natal. Publicada ahora por La Esfera de los Libros por primera vez en castellano -de la mano de Palma Carvajal- en ella la escritora irlandesa indagaba, a partir de la violación de una joven en un pueblo pequeño, sobre los límites del consentimiento y la culpabilización de la víctima. Pronto se coló en las listas de los más vendidos. Aquello, dice, le cambió la vida. “Es verdad que tenía más seguridad financiera, pero por otro lado también me sentía como si tuviera una diana en la espalda. Había contado tantas veces mis ideas políticas que, en cierto modo, me había convertido en una activista sin querer”. Aunque su libro gustó, O’Neill reconoce que no llevó muy bien las amenazas y los mensajes de odio que recibió. Sufrió otra recaída en su anorexia por el estrés y la ansiedad que toda aquella situación le supuso. “Pero no es hasta ahora que lo miro con perspectiva –reflexiona ahora-, cinco años después, que me encuentro en un lugar mucho más saludable, cuando puedo decir que me siento orgullosa del libro”, celebra.

Pregunta. ¿Cómo fue la reacción de los lectores a aquella historia?

Respuesta. Cuando se publicó empecé a recibir muchos correos de gente que quería compartir su experiencia conmigo. De todas las edades, desde personas de 17 años a 70. Recuerdo que una de ellas era de una mujer a la que habían violado hacía ocho años y me contaba que aunque sus amigos, su familia y su psicólogo le dijeron que no había sido su culpa, no fue hasta después de haber leído el libro que pensó por primera vez que a lo mejor era verdad y que no era culpa de ella. Su acogida fue tan grande que hubo momentos en que me sobrepasó. Pero recibí muchos correos de personas que querían compartir su experiencia como víctimas de abusos sexuales, que después de leer el libro se sentían reconocidos, y como escritora no puedo esperar mucho más.

P. Habla de ello en su libro, ¿por qué a veces resulta tan fácil culpabilizar a la víctima de una violación?

R. Por una parte se suele culpabilizar a la víctima porque siempre está en nuestro subconsciente esa idea de que algo habrá hecho. Recuerdo que hace un par de años leí que en Irlanda habían violado a una mujer que iba en bici a las dos de la mañana por un parque. Lo primero que pensé fue en qué haría a esas horas esa mujer en bicicleta. Yo ya había trabajado con estos temas y casi de forma inconsciente estaba culpabilizando a la víctima yo también. Creo que es un trabajo constante, que hay que intentar retar esas creencias continuamente para evitar caer en esas cosas. Pero por otra parte, hay mujeres que se sienten más seguras pensando así porque creen que si encuentran una razón, ellas lo pueden evitar y entonces no les ocurrirá. Yo no bebería tanto, yo no iría sola por la calle por la noche, yo no vestiría así... Sin embargo es un sentimiento de la seguridad falso. Hay mujeres a las que las han violado estando sobrias, ebrias, en casa, en la calle, con faldas cortas, en chándal... La violación ocurre en todas las áreas y es peligroso culpabilizar a la víctima porque al final haces más daño que otra cosa.

P. ¿Qué tiene de especial la víctima de abusos sexuales que siempre se pone en cuestión a diferencia del resto de víctimas de otros delitos?

R. La diferencia está en que la violación es el único crimen en el que se buscan razones para culpar a la víctima. Si a ti se te quema la casa, nadie te pregunta por qué se te habrá quemado la casa. Mientras que con la violencia sexual sí que ocurre. Es muy triste porque esas personas han pasado por un trauma horrible y a parte del trauma tienen que enfrentarse a la vergüenza o que se les ponga en duda.

P. Otro aspecto que cuestiona es el del consentimiento sexual, ¿se ha avanzado en ese sentido o seguimos teniendo problemas a la hora de definir los límites?

R. El consentimiento debería ser algo que das con ganas. Es algo continuo a lo largo de toda la relación sexual. No, no significa sí y ese sí se tiene que dar de verdad con ganas. Entiendo que la idea del consentimiento se hace más complicada de lo que verdaderamente es y yo creo que todo se basa en una buena comunicación. Si hay buena comunicación, hay buen sexo. 

P. ¿Las redes sociales, como vemos en Tú te lo has buscado, amplían el juicio mediático?

R. Las redes sociales son casi otro personaje en la novela. Sin ellas la historia no habría continuado. Por desgracia siempre ha habido violaciones, sin embargo, sí es verdad que en el caso de Emma y en el caso de la manada aquí en España, las redes sociales hacen que el caso explote. En cuanto a mi personaje en particular, si hubiera ocurrido hace 25 años se podría haber mudado a Londres, a Nueva York, a cualquier otro sitio, y haber empezado una nueva vida donde nadie la conociera. Pero ahora esas fotos están en internet. Y hoy en día todo lo que se mete en internet permanece ahí.

P. ¿Qué importancia tienen en nuestra cultura series como Sex Education o Creedme?

R. Son increíbles. Los jóvenes hoy tienen más presión de la que yo tenía  a su edad porque yo no tenía que lidiar con las redes sociales. Pero también considero que tienen mucha más información, hay más libros y más series. Son cosas que a mí me hubiera gustado tener con 16 años. De hecho yo escribí mi primera novela porque consideraba que era el libro que yo hubiera necesitado con esa edad y que no tuve. En cuanto a las series que mencionas, me parecen muy buenas porque son muy abiertas, hablan con franqueza, son honestas y muestran la vida tal y como es. Es una manera bonita de hablar de esto. Además que los jóvenes están muy influidos por la cultura pop. Todo lo que reciben a través de la televisión y los libros es lo que va a quedar en sus vidas.

P. ¿Cómo valora todo este tiempo en perspectiva? ¿Le ayuda la literatura a desahogarse?

R. Creo que he cambiado mucho. Ya no solo como persona sino también como feminista. Ahora soy capaz de decir que me he confundido y estoy abierta a aprender más. Además me siento mucho más saludable tanto emocional como físicamente y por ejemplo para mí estar aquí y hablar sobre el libro me sienta bien. Me siento fuerte y siento que no me tengo que preocupar de recordar cosas que no quiero recordar. Mis primeros dos libros y quizás también el tercero, fueron una manera de procesar las emociones, pero luego ya no. Creo que ahora solo escribo para sentirme bien conmigo misma en lugar de para revivir una experiencia traumática.

@mailouti