“Hay libros con leyenda y libros sin ella, y lo cierto es que este pequeño volumen tiene una larga leyenda detrás”, reconoce el escritor y periodista Jesús Marchamalo (Madrid, 1960) en una nota al inicio de la que ya es la séptima edición de Tocar los libros un volumen que verdaderamente ha logrado, desde su publicación original en 2004 en una edición hoy descatalogada de Fórcola, hacer las delicias de los bibliófilos más empedernidos, muchos de ellos escritores que jalonan estas páginas, como Luis Mateo Díez, que firma el prólogo.
Reconocido experto en bibliotecas ajenas, como demuestra la publicación de obras como Donde se guardan los libros (Siruela, 2011), en la que recorría los estantes de 20 escritores punteros de nuestras letras como Vargas Llosa, Pérez-Reverte, Marías, Gamoneda, Landero o Andrés Trapiello; formato que repitió en 2016 en Los reinos de papel (Siruela) con otros protagonistas, Marchamalo abre en este libro las puertas de la suya, y lo hace exhibiendo un pudor que refrenda su afirmación de que “una biblioteca es un retrato, un proyecto, una aspiración. Los libros son muy indiscretos”.
Marchamalo firma en 'Tocar los libros' una declaración de amor a esos objetos que construyen nuestra biografía y recuerda que "una biblioteca es un retrato"
Junto a una significativa cantidad de texto inédito y un buen número de imágenes igualmente nuevas de autores, volúmenes dedicados, ediciones raras y bibliotecas ajenas, Marchamalo mantiene todos los ensayos del original que, en un tono que mezcla con acierto el desenfado y la ironía con un punto didáctico casi abrumador y una complicidad instantánea con el lector, hablan del poder colonizador de los libros, de las abundantes e infinitas manías de los lectores a la hora de adquirirlos y ordenarlos (algunas de las cuales ha glosado Eduardo Berti en su último libro, Círculo de lectores), de la magnitud inalcanzable de una biblioteca bien surtida que nunca será leída, del peligro de prestar libros que, o nunca se recuperan o vuelven a uno “esguardamillados”.
En definitiva, un sinfín de anécdotas, personajes y, sobre todo libros, claro, que conforman una defensa apasionada de la literatura y una declaración de amor a estos objetos que construyen nuestra biografía. No en vano, recuerda Marchamalo que de entre su copiosa bibliografía, “este es el libro que más tiene que ver conmigo, y con mi mundo de lecturas e historias. Y en la medida en que todos de algún modo lo son, seguramente el más autobiográfico”.