Berta Marsé y el resentimiento
En su debut en la novela, 'Encargo', la escritora logra descender, con garra anecdótica y emotividad, a los enigmas del corazón humano
10 noviembre, 2020 09:19En el taller de escritura creativa de un psiquiátrico penitenciario, Desi, la narradora y protagonista de Encargo, simula una situación teatral que le sirva de marco para recuperar una antigua experiencia y sus terribles consecuencias. En dicho ejercicio plantea el “cuándo” ocurrió y “por dónde” empezar el rescate, lo cual se convierte en el hilo conductor de la dura historia que Berta Marsé (Barcelona, 1969) hilvana en su primera novela. Sucedió en junio de 2013. La madre de Desi volvió a casa alterada y le informó que Yesi, íntima amiga de infancia de la hija, había regresado cuando ya se la daba por definitivamente perdida, quizás muerta, tras varios años de misteriosa desaparición. La novela será un viaje al pasado y al futuro de tal fecha, al ayer de la relación amistosa y a los hechos posteriores al traumático reencuentro.
A partir de esa revulsiva situación, la trama temporal en toda su extensión de Encargo gira en torno a un leitmotiv, la amistad, a las aristas que flanquean este sentimiento y lo convierten no en una relación humana ideal sino en fuente de discordias que pueden desencadenar una tragedia. De hecho, Marsé, muy atenta a no simplificar el afecto compartido con otra persona, ni cómo nace, ni cómo se robustece, traza sendos perfiles antitéticos de las mujeres, Yésica, la guapa triunfadora, y Desiré, la chica corriente. Auténtica amistad entre ambas, de hecho, no existió, sino un lazo aparente. Marsé, en su interés por perfilar las razones que explican el afecto, las ve en su complejidad y presenta, por decirlo así, una amistad de barrio sostenida en varias circunstancias (trato escolar, aficiones generacionales, proximidad de las familias… y hasta idéntico signo zodiacal…).
La amistad engañosa encubre un fondo rocoso de rivalidad, envidias, frustraciones, revanchas y otros recovecos que esconden enfermedades del alma. Esa relación que el lector advertirá como un fenómeno de la experiencia común, como un relato de adolescencia y sus convenciones, se dispara hacia los dominios de la tragedia. Puesto que una trama de intriga subyace en Encargo, y no se despeja hasta el final (y ni siquiera aquí se esclarece del todo, pues se deja en una calculadísima y muy eficaz ambigüedad), no debo dar detalles anecdóticos fundamentales con los que explicar el tremendo e impactante patetismo de la novela.
En 'Encargo', Berta Marsé logra descender, con garra anecdótica y emotividad, a los enigmas del corazón humano
Suele ser corriente que esta clase de relatos intimistas de profundización psicológica se desenvuelvan en atmósferas interiores muy espesas. Berta Marsé hace algo muy distinto. Lo sostiene un fuerte impulso documental que convierte el barrio barcelonés de Sant Antoni en un escenario concreto, de tintes casi costumbristas, y con firme voluntad notarial. El relato de atmósfera se refuerza con datos de época (la ley antitabaco, la trama Gürtel, canciones de Amy Winehouse o Pablo Alborán…). Con verismo se describe la vida en la cárcel de mujeres de Wad-Ras. Además, la relación de Desi y Yesi se enmarca en un exacto contexto histórico que inscribe Encargo en la abundante nómina de novelas de la Crisis.
La sensibilidad testimonial se acompaña de una valiosa ideación formal que cuaja en una narración sin género específico. En Encargo confluyen un relato de maduración, una historia de suspense y misterio, un cuento juvenil, una peripecia carcelaria, una comedia costumbrista y un drama. A todo ello se añade un peculiar instinto narrativo que permite conciliar el detallismo del relato amplio con la intensidad de la novela corta. Por otra parte, un estilo directo, cuidadoso en la elección de las palabras, y de afortunado oído para lo conversacional, se conjuga con la acertada expresión de las alucinaciones y torturas mentales. De este modo fluye con garra anecdótica y emotividad el descenso de Berta Marsé a los enigmas del corazón humano. Un desenlace redondo cierra el análisis complejo del resentimiento como motor de la vida: queda en suspenso si las malas pasiones se resuelven con una venganza o un acto de piedad.