“Querido lector, The Paris Review quiere enfatizar el trabajo creativo —ficción y poesía— con el simple objetivo de eliminar la crítica del lugar dominante que ocupa en la mayoría de las revistas literarias y así, dar la bienvenida en sus páginas a los buenos escritores y a los buenos poetas, aquellos que no siguen la corriente y no empuñan el hacha”. Con esta declaración de intenciones firmada por William Styron, uno de sus fundadores y editores, en su número inaugural nacía en 1953 la que es hoy tras casi 70 años de vida una de las revistas literarias más legendarias y prestigiosas del mundo, una cabecera periodística que reinventó el género de la entrevista, llevándolo a su máximo grado de excelencia.
“No hace demasiada falta explicar lo que es The Paris Review, porque antes o después todo lector se termina topando con ella”, explica la editora de Acantilado Sandra Ollo, que ha puesto en marcha un titánico proyecto editorial de ocho años de duración alrededor del santo y seña de la publicación, la entrevista literaria, una fusión alquímica entre periodismo y narrativa que ha conseguido que desde hace años ser entrevistado por esta publicación equivalga a una consagración literaria internacional equiparable a ser incluido en la famosa colección de la editorial francesa La Pléiade o en el sello de la británica Penguin Classics.
La idea del volumen que hoy publica Acantilado, The Paris Review. Entrevistas (1953-2012), un recopilatorio de un centenar de entrevistas a la flor y nata literaria del siglo XX dividido en dos tomos encofrados que alcanzan las 2.800 páginas, surgió hace casi una década, cuando Ollo encontró un viejo volumen de la antigua editorial El Aleph que la dejó fascinada. “Rápidamente me propuse hacer una selección que me encargó el propio Jaume Vallcorba y me puse a ello, pero la dificultad de hacer una selección de voces ha alargado mucho el proyecto convirtiéndolo en el libro más voluminoso que hemos publicado en más de 20 años”.
Entrevistas a cuatro manos
Forster, Hemingway, Faulkner, Eliot, Pound, Auden, Lowell, Dinesen, Welty, Bishop, Pasternak, Frost, Simenon, Borges, Kerouac, Carver, Cortázar, Kundera, Walcott, Cela, Yourcenar, García Márquez, Murdoch, Atwood, Gordimer, DeLillo, Sontag, McEwan, Murakami, Rushdie, Eco, Marías… La lista de autores podría hacerse eterna, y pretende componer, en palabras de la editora, “un friso de la literatura occidental del siglo XX y XXI. Fue difícil escoger, porque no hay una sola entrevista de The Paris Review que no sea interesante, pero seguimos varios criterios. El primero, elegir cien, un número ambicioso pero abarcable. También, especialmente en el primer volumen, que abarca hasta 1983”, continúa Ollo, “dar voz a los autores más notorios del panorama internacional a los que en España no hemos tenido acceso en esos años, voces claves, pero que fueron más inaccesibles. Y, por último, cubrir de la mejor manera el espectro de la literatura del siglo XX, desde los años 50 hasta hoy”.
¿Pero qué hace de las entrevistas de The Paris Review algo tan único, tan trascendental? La respuesta reside para Ollo en varios factores que se condensan en la charla que abre el volumen, la antológica primera entrevista de la publicación realizada al escritor británico E. M. Forster en el King’s College de Cambridge. “Ahí se condensa ese peculiar estilo, un género a caballo entre periodismo y literatura. El mérito del PR es haber creado un tipo de entrevista que se convirtió en un formato muy definible elaborado con sentido narrativo”, apunta la editora.
“Los primeros editores de la publicación, periodistas de la talla de Harold L. Humes, Peter Matthiessen, y George Plimpton, plantearon la entrevista desde la edición, con encuentros con los escritores que abarcaban varios días distintos, incluso espaciados por meses, y, en ocasiones dejaban participar a los autores en su construcción”, explica. Sin embargo, esta pérdida de la espontaneidad, del fragor de la conversación, que a priori podría parecer nocivo, no se traduce para Ollo en rigidez o acartonamiento, “al revés, una de sus grandes virtudes, más allá del estilo narrativo es que conservan una frescura y una espontaneidad que, aunque sepamos que no existe, si queda esa impresión al lector. Vale la pena perderse las frivolidades y pequeñas miserias que el autor puede haber eliminado en favor de la calidad del texto y de escuchar a un escritor partícipe establecer realmente su poética”.
Los estereotipos del escritor
Este estilo único, nacido también en buena parte de unas condiciones de trabajo que generan nostalgia por ese periodismo en que el tiempo no era un enemigo, propicia que estas piezas muestren intimidades o descubran facetas desconocidas de muchos escritores. Por ejemplo, cita Ollo, “las introducciones que describen las casas de Hemingway o Sontag son muy reveladoras. Estas pinceladas sobre los alrededores de los autores, sus apartamentos, sus papeles desordenados… son interesantes porque contribuyen a entender mejor al autor y su manera de enfrentar la escritura”, razona.
Además, ahonda la editora, “este tipo de entrevistas cimentan estereotipos sobre los escritores o los destruyen, como ocurre con Auden, que en la charla despliega un sentido del humor brutal que no aparece en sus fotos o sus poemas”. También le sorprendieron las entrevistas con Isaac Bashevis Singer, donde apreció “un contraste importante entre su literatura y una persona más adusta y espiritual que su obra”, Céline, “en la que saltan chispas y ves que para polémico ya estaba él”, o la novelista A. S. Byatt, “una escritora extraordinaria, intelectualmente impresionante y no demasiado leída ni conocida en España que en esta charla destila una enorme profundidad de pensamiento con una sencillez y una naturalidad…”.
Más allá del canon
En una selección cerrada, Ollo es consciente de que se echarán de menos a muchos autores, y por ello confiesa que la palabra canon “me produce mucha prevención y me da mucho miedo. Es evidente que The Paris Review, no sé si involuntariamente o no, lo ha creado, porque en el momento en que dedicas tu interés a unos autores desde un medio que cada vez gana más prestigio, la selección tiene su peso”.
No obstante, sobre el libro de su editorial considera que hay ciertos defectos, como “que no haya paridad entre las voces masculinas y femeninas —a pesar de incluir, entre otras, a Dorothy Parker, Isak Dinesen, Eudora Welty, Joan Didion, Joyce Carol Oates, Nadine Gordimer, Marguerite Yourcenar, Doris Lessing, Iris Murdoch, Margaret Atwood o Toni Morrison—, pero queríamos reflejar lo que fue la historia literaria, y en aquellos años la paridad no existía”.
Además, la editora, que se plantea en unos años la posibilidad de añadir un volumen más al proyecto, “creo que se puede completar con perspectivas que pueden enriquecer la selección”, explica también una inclusión personal, la entrevista del cineasta Billy Wilder, pues “aunque fundamentalmente entrevistaron a escritores, de manera esporádica también se ocuparon de personajes que no lo eran estrictamente, y hemos colado a Wilder, por una razón sentimental, porque lo considero uno de los mejores cineastas de la historia”. Por último, Ollo expresa para ese futuro volumen otro deseo personal, el de incluir en él a Enrique Vila-Matas, “cuya entrevista acaba de ser publicada en el número de otoño de 2020”.