Quizá sea en el fascinante mundo de la arquitectura y el diseño donde existan más parejas que combinan trabajo con vida íntima. El modelo socios/cónyuges permite a dos personas leales, aunque con opiniones propias, generar altas energías mutuamente alimentadas. Ahí está la obra de Charles y Ray Eames, Aino y Alvar Alto, Enric Miralles y Benedetta Tagliabue, José Selgas y Lucía Cano o, por no alargar la lista, Belén Moneo y Jeff Broch.
Tanto Inmaculada Maluenda como Enrique Encabo han nacido en Madrid en 1975, son doctores arquitectos y profesores universitarios. Forman una activa y capaz pareja. Sus colaboraciones desde 2012 en El Cultural dan cuerpo a un volumen que trata de comprender “dónde está la aportación de cada persona, edificio, exposición o suceso”. Obras de no ficción. Crónicas, breves y otros relatos de arquitectura articula quince perfiles de grandes arquitectos y quince obras visitadas por ambos en estos últimos años. Los perfiles se abren con el brillante y discutido genio austriaco Adolf Loos (1870-1933). Fue un torbellino, escriben Maluenda y Encabo. Aunque no obtuvo el título de arquitecto, fue una estrella con luz propia que iluminó el camino de la arquitectura moderna.
Tras Loos, el lector descubre a Mies van der Rohe (1886-1969), la pareja Eames, Ray Kaiser (1912-1998) y Charles Eames (1907-1978), Lina Bo Bardi (1914-1992) y se adentra en el interior de la famosa Bauhaus con Walter Gropius (1883-1969), otro mito, a la cabeza. Francisco Javier Sáenz de Oiza (1918-2000) es una parada obligatoria en la arquitectura española como lo es también Fernando Higueras (1930-2008). Ya en el “ecosistema arquitectónico” más reciente aparecen José Miguel de Prada Poole (1938), Alberto Campo Baeza (1948) e Irene Pérez y Jaume Mayol (1976). Mención aparte merecen los premios Pritzker —el equivalente en arquitectura al Nobel— al equipo formado por Rafael Aranda (1961), Carme Pigem (1962) y Ramón Vilalta (1960). Otros Pritzker reseñados son Yvonne Farrell y Shelley McNamara junto a Balkrishna Doshi (1927).
Este libro es un delicioso hojaldre en el que se sedimentan anécdotas, biografías, datos y saber arquitectónico
Lo que Maluenda y Encabo denominan “lo construido” ocupa la segunda mitad del libro. Quince obras ordenadas por el momento en que fueron visitadas y analizadas. La primera es el Centro de las Artes de La Coruña a cargo de Victoria Acebo y Ángel Alonso. La última, la rehabilitación de la casa Vicens de Antoni Gaudi, obra de Elías Torres, José Antonio Martínez Lapeña y David García.
Entre ambas obras los autores se ocupan de la nueva ampliación de la Tate Modern, realizada por los suizos Herzog & de Meuron. Se cierra el volumen con una poética añoranza del Hotel Okura, fascinante espacio víctima de la especulación del suelo tokiota. Las fotografías realizadas por los autores completan la visión de un recorrido por la arquitectura servido con una prosa ágil, irónica y amena. Al final, este libro es un delicioso hojaldre en el que se sedimentan anécdotas, biografías, datos y saber arquitectónico.