Aquellos asiduos a visitar librerías generalistas y, en concreto, las secciones de cómics, ya se habrán dado cuenta de que, junto a los volúmenes de historietas con diversos orígenes, se encuentran, normalmente en una estantería (o más) aparte, tomos con viñetas procedentes de Oriente, dibujadas en blanco y negro y que se leen de derecha a izquierda. Estas obras, denominadas mangas, literalmente, “historietas” en japonés, cuentan en la actualidad con la suficiente popularidad en España como para que hayan surgido, a lo largo de los años, editoriales centradas en publicarlas en castellano. ¿Cómo consiguió el manga romper la barrera, no solo espacial, sino cultural, para llegar a editarse en nuestro país?

El origen del desembarco de los mangas en las estanterías españolas hay que buscarlo fuera de estas, en la televisión, y, en concreto, en la emisión de un anime, término que se refiere a la animación japonesa y primo-hermano del manga. En 1989, el estreno en España de Bola de Dragón (Akira Toriyama, 1986) dirigió las miradas hacia la cultura del entretenimiento japonés. “La emisión de la serie de televisión y la llegada del manga original supusieron una auténtica revolución en la sociedad, fue el inicio de la fiebre por el manga japonés”, afirma Annabel Espada, coordinadora de la Línea Manga en Norma Editorial, una casa que “tomó nota” de este interés y se lanzó a publicar obras de este tipo.

Carlos Subero, editor de Milky Way Ediciones, coincide en que la difusión de la creación de Toriyama supuso “el nacimiento del mercado del manga en España”, una experiencia que no se ha repetido “en los últimos 10 o 15 años por la falta de anime en televisión y el cambio de hábitos de consumo audiovisual de las generaciones más jóvenes”. Y es que estos conforman el sector de la población al que iba dirigido Bola de Dragón y que, cuando crecieron, ya en el siglo XXI, descubrieron que “existía un amplio abanico mucho más allá de la capa fina que habían descubierto a través de la pantalla de la televisión, y esto, añadido a la nostalgia y a los inicios de esos jóvenes en conseguir poder adquisitivo, hizo posible que el manga creciera mucho en España”, indica Denis López, fundador y editor de la joven editorial KODAI, para quien “es claro que hay un fenómeno manga en España”. Subero discrepa, puesto que no considera que haya un fenómeno manga ahora mismo en nuestro país, sino que existe “un público más adulto y, por ende, con mayor capacidad adquisitiva, y, gracias a ello, la variedad temática del manga en castellano es actualmente muy amplia y todo tipo de lectores tienen cabida en esta afición”.

“El mercado del manga lleva consolidado desde comienzos de los 2000, y lo que sucede actualmente es que la media de edad de los lectores ha aumentado, siempre había sido un ocio juvenil, con un público mayoritariamente entre los 14 y los 25 años de edad, y, en la actualidad, tiene más peso el público veinteañero y de treinta y tantos años, eso hace que el tipo de manga que se publica hoy sea distinto al que se venía publicando en décadas anteriores”, remarca el editor de Milky Way. Este aumento del rango de edad de los principales consumidores de manga no está reñido con que chavales adolescentes puedan interesarse por estas viñetas, de hecho, “hay mangas que pueden acercar la lectura a los jóvenes en las escuelas, pudiendo impulsar que a la gente le guste leer desde jóvenes y no que, unos años después, algunos descubran que el problema no era la lectura, sino lo que les hacían leer”, apunta López.

El amor entre chicos, “un valor seguro”

Página de 'Our dining table' (Mita Ori, 2019), editado en España por KODAI

De entre la abrumadora cantidad de géneros que se engloban en el manga (Shōnen, Shōjo, Mahō Shōjo, Harem, Mecha, Ecchi y un largo etcétera), el llamado 'Boy's Love' (BL), centrado en historias de amor entre varones, “es, hoy por hoy, un valor seguro” que “se rentabiliza casi enseguida” porque “sus lectoras (sí, con ‘a’) se cuentan por miles, son entusiastas, saben lo que quieren y lo que no, y apoyan los buenos títulos”, remarca Subero. Sin embargo, este editor reconoce que el BL “no es lo que más vende, porque los primeros puestos de ventas siempre van a estar copados por los mangas juveniles más comerciales”. Según la editora de Norma, “las series de acción, aventuras y adaptaciones de videojuegos son las más populares en España” y el éxito de las terceras “no tiene mayor misterio, los fans quieren seguir disfrutando de su juego preferido más allá de la pantalla”. De nuevo, queda clara la retroalimentación que existe entre el manga y el entretenimiento audiovisual.   

El género de la obra no es el único factor que se valora a la hora de comprar licencias, una decisión para la que Norma también considera “la popularidad de ese título en Japón, si el autor es ya conocido en España, si tiene o está previsto que tenga adaptación animada y si los fans la piden”. La editora de Tomodomo Alina Shchasnovich añade otro punto a tener en cuenta, el gusto personal, ya que “al ser una editorial independiente, no se siente la presión de una gran estructura que mantener y no condicionan las ventas y popularidad de las obras en Japón”. Por lo tanto, “si un manga tiene personalidad, está bien contado y nos hace disfrutar, lo traemos”, constata.

“Los mangas que licenciamos siempre son obras que nos gustan, en primer lugar, a nosotros, y que publicamos, precisamente, porque queremos que el público las conozca y también las disfrute”, afirman desde Milky Way Ediciones. Algo parecido ocurre en KOBAI: “al llevar tanto tiempo consumiendo, creo que sabes qué es lo que le gusta al lector, ya que tú también lo eres”.

Más allá de géneros, números de ventas y gustos personales, las editoriales que apuestan por el manga deben tener en cuenta que su lector “es muy exigente”, por lo que cada detalle de la obra, desde la portada y la calidad del papel hasta el marcapáginas que pueda incluir “debe cuidarse al máximo”, remarca Shchasnovich. “El fan del manga español no solo es lector, es coleccionista, y exige ediciones muy cuidadas, tanto a nivel de traducción como de rotulación y de acabados”, confirma la editora de Norma.

“El clan de los Poe” (Moto Hagio, 1974), editado en España por Ediciones Tomodomo

“El mercado español del manga es conocido por contar con unas ediciones y materiales de excelente calidad para los precios tan ajustados que maneja en comparación a otros mercados más prolíficos, debido a esto, mimar cada detalle es crucial”, incide el también fundador y editor de KOBAI Aitor Sobera. Los consumidores de manga no solo buscan historias, sino que estas vengan envueltas e impresas en una suerte de libro-objeto, y no perdonan errores en ese sentido. “Cualquier fallo de impresión es comentado en redes sociales, y, si una editorial comete muchos errores, esa fama es difícil quitársela de encima”, afirma Subero.

Regreso a las pantallas

Tras hablar del origen y el presente del manga en nuestro país, cabe preguntarse por su futuro. Para Sobera, el horizonte pasa por el rejuvenecimiento del mercado, porque “se necesita aire fresco urgentemente”, y el aumento de un público consumidor que sostenga “la aparición de muchas editoriales, síntoma de variedad para el mercado”. Es importante que los amantes del manga "sepamos transmitir nuestro legado a las siguientes generaciones, que eduquemos a los más pequeños para que lean, aprecien el arte y tengan curiosidad por otras culturas”, ya que, “al leer manga, descubres una nueva cultura, tan distinta y bella, que te sientes como si viajaras a otro mundo”, subraya la editora de Tomodomo. 

El ritmo de entrada de nuevos aficionados, remarca Subero, “es, hoy por hoy, mucho más bajo que en otras etapas, el lector de manga se va haciendo mayor”. Este editor apunta a la importancia que tendrá la edición digital de manga en el futuro, como ejemplifica que, “en Japón, las ediciones digitales ya superan las ventas en papel, y, poco a poco, han ido desarrollándose aplicaciones para móviles y tabletas en las que poder leer manga de manera legal y gratuita”. ¿Esto supondrá la desaparición del tomo impreso? No, pero sí su transformación, de tal forma que “en papel quedarán solamente las ediciones de lujo y las obras muy demandadas, los superventas del momento”, asegura. El manga deberá, por tanto, encontrar su futuro en España en los mismos espacios que le impulsaron en origen: las pantallas.

@Sergio_J_