Los fanáticos de Los Simpson recordarán aquel episodio de 1991 en el que Homer, creyendo que iba a morir la mañana siguiente, pasa su última noche sentado en un sillón escuchando la Biblia en casete, narrada por Larry King. Valga esta anécdota para ilustrar cómo los audiolibros son, desde hace varias décadas, una modalidad de lectura muy habitual en el mundo anglosajón, especialmente en los Estados Unidos. En cambio en España el formato ha tardado mucho más en explotar. Hace varios años empezó a implantarse poco a poco, en 2019 sus incipientes cifras ya le auguraban un futuro prometedor, y ese futuro, solo dos años después, ya está aquí. El audiolibro vive ahora un auténtico boom: el 34 % de los españoles ha escuchado ya algún audiolibro y el 5,2 % lo hace al menos una vez al mes, lo cual supone un aumento del 79 % en dos años. Todos estos datos los ha presentado, a partir de un estudio propio, Audible, la plataforma filial de Amazon que ha irrumpido con fuerza en el mercado español hace tan solo seis meses.
“Nosotros empezamos en octubre del año pasado con 6.700 títulos en español, ya vamos por 8.800 y esperamos acabar 2021 con 10.000 en nuestro catálogo”, afirma Juan Baixeras, gerente de Audible en España. En este medio año de andadura, las escuchas en la plataforma han crecido un 31% cada mes y en total suman más de 3 millones de horas, asegura el directivo.
La implantación cada vez mayor de los dispositivos móviles, de las plataformas de música en streaming y de vídeo bajo demanda y el auge del podcast han allanado el camino para el audiolibro, cuyo crecimiento se ha visto acelerado aún más en los últimos meses por la súbita transformación digital que ha traído consigo la pandemia en todos los órdenes de la vida cotidiana, también en los hábitos de ocio. Aunque para Baixeras el motivo principal del auge del audiolibro es la apuesta de las plataformas y las editoriales por potenciar el formato en sus catálogos.
“El audiolibro es un formato maduro en Estados Unidos sobre todo porque mucha gente debe recorrer recorrer largas distancias en coche o transporte público para ir a trabajar. En Alemania el auge vino porque los padres ponían audiolibros infantiles a sus hijos, y en el Reino Unido el formato siempre ha funcionado muy bien”, explica Baixeras. En España ha llegado mucho más tarde pero ha agarrado fuerte no solo por el auge de lo digital y del aumento casi exponencial de títulos disponibles, sino también “porque siempre hemos sido un país muy de audio”, opina el responsable de Audible. “La radio siempre ha estado presente en nuestras vidas. Los que tenemos cierta edad recordamos el éxito que tenían antiguamente las radionovelas”.
Los audiolibros pueden comprarse en tiendas como Audioteka, iBookstore de Apple o Google Play, y también pueden tomarse prestados en eBiblio, el portal electrónico de las bibliotecas públicas, que cuenta ya con un catálogo de varios cientos de títulos y cuyo número varía según la comunidad autónoma. Pero el boom actual ha llegado de la mano de las plataformas que dan acceso ilimitado a todo su catálogo mediante una suscripción que ronda los diez euros mensuales, a la manera de Spotify o Netflix. Es el caso de Audible o Storytel, que sirven los audiolibros ya producidos por las editoriales o los que producen ellos tras adquirir los derechos de las obras. En el caso de Audible, pretenden producir 500 títulos originales al año.
Storytel, que nació en Suecia en 2005, fue la primera plataforma de audiolibros por suscripción mensual que se implantó en España, en 2017. “Partíamos de un mercado inexistente, pero pudimos demostrar que había una demanda no satisfecha. Ya en el primer mes de funcionamiento, sin hacer ninguna campaña de publicidad, tuvimos una gran acogida”, explica Georgina Solé, su directora de marketing. Como todos los involucrados en el sector, opina que el audiolibro no le resta número de lectores ni tiempo de lectura al libro en papel o al electrónico, sino todo lo contrario: muchos usuarios son lectores habituales que quieren seguir “leyendo con los oídos” mientras conducen, pasean o hacen deporte, pero además el formato permite llegar a nuevos usuarios, “personas que habitualmente no leen libros pero les gusta que les cuenten historias”, afirma.
El grupo Planeta, por su parte, empezó “en serio” en el mundo del audiolibro en 2017 y su producción ha aumentado “con mucha fuerza” en los últimos tiempos, señala Laura Guilera, responsable del catálogo digital del grupo editorial, que ha creado la marca Planeta Audio para dar visibilidad a sus audiolibros en las redes sociales. “Ahora tenemos la intención de publicar alrededor de 400 títulos al año en español, no solo en España sino también en nuestras filiales americanas, llegando a los 1.800 a finales de 2021”, explica, y asegura que el negocio de los audiolibros de Planeta se multiplicó por cuatro el año pasado.
Adelanto en exclusiva del audiolibro de 'Sira', de María Dueñas, narrado por Neus Sendra, que Planeta lanza este viernes
En este crecimiento, Guilera reconoce el impulso de plataformas como Storytel y Audible. “El apoyo entre unos y otros está consolidando el sector”. Pero el modelo de suscripción ilimitada no convence a todas las editoriales. Por orden de la central internacional, Penguin Random House, el otro gran grupo editorial de España, decidió el año pasado que sus audiolibros no estén disponibles mediante este sistema. Sí están en Kobo (filial de Rakuten surgida originalmente en Canadá en 2008 y que empezó a operar en España en 2018), porque ofrece un modelo de suscripción que permite añadir un solo libro nuevo cada mes a la colección del usuario, además de vender directamente los títulos sin necesidad de pagar una cuota mensual. “Nosotros empezamos a producir audiolibros en 2014, así que fuimos pioneros del audiolibro en español”, señala Ángela Álvarez, directora de Penguin Audio, la división del grupo especializada en la producción de este tipo de contenidos y que tiene su propia tienda online. “Nuestros libros están en todos los canales de venta que tengan modelos que no sean de suscripción ilimitada. Esta decisión se tomó corporativamente en todo el mundo para proteger el valor de nuestros autores”, afirma.
En el caso de Kobo, el confinamiento durante la primera ola de la Covid-19 "disparó la audición de audiolibros un 220% internanual y el crecimiento medio se ha mantenido en un 30% durante todo el 2020", señala Silvia Clemares, directora de la compañía para España, Portugal e Hispanoamérica.
Narradores expertos y caras conocidas
A los motivos que explican el auge del audiolibro hay que sumar la calidad del producto, en el que se invierte mucho dinero, tiempo y recursos humanos, algo que a menudo sorprende a quienes escuchan un audiolibro por primera vez. “Alguna gente te dice: ‘oye, pues está muy bien’, lo que significa que esperaban algo peor”, reconoce Baixeras. “Incluso hay quien piensa, antes de haber escuchado ninguno, que los lee una voz robótica como la de Google”, añade Solé. Nada más lejos de la realidad: cada vez son más los profesionales especializados en narrar audiolibros. La mayoría son actores de voz y dobladores, aunque también se recurre a actores conocidos para atraer la atención del público hacia este nuevo formato. Audible ha hecho una apuesta importante por esta estrategia en sus producciones propias para darse a conocer en estos meses. Leonor Watling ha narrado la saga completa de Harry Potter, José Coronado ha puesto voz a Drácula y a Sherlock Holmes y Maribel Verdú ha narrado Emma, de Jane Austen. También han contado con Michelle Jenner, Carlos Bardem y Ramón Langa, la inconfundible voz de Bruce Willis y Kevin Costner en español. Y en los próximos meses verán la luz La Regenta, narrado por Aitana Sánchez-Gijón; Matar a un ruiseñor, con la voz de Irene Escolar; El retrato de Dorian Gray, con Eduardo Noriega, y Frankenstein, con Quim Gutiérrez.
“Me gustó tanto la experiencia que estoy muy enfadada porque no me han vuelto a llamar”, bromea al otro lado del teléfono Maribel Verdú, que se define como “una lectora voraz” y opina que “leer en voz alta a alguien es uno de los regalos más bonitos que se pueden hacer”. Ella eligió narrar Emma entre varios clásicos que le propuso el equipo de Audible porque Austen le parece “una escritora adelantada a su tiempo”. “A nivel técnico es tremendamente complicado, porque se usan unos micrófonos que lo captan absolutamente todo”, recuerda la actriz. “Tienes que llevar ropa que no haga ningún ruido, no puedes llevar pendientes… Una vez el técnico y el director, al otro lado de la pecera, se dieron cuenta de que había cambiado de postura porque notaron un ligero cambio en mi voz”. Aun así, está deseando repetir la aventura: “Ya les he propuesto varios clásicos más que me gustaría narrar”. Aunque confiesa que prefiere hacer audiolibros que escucharlos: “Reconozco que yo necesito leer en papel, pero entiendo que es apasionante estar en el coche en medio de un atasco y que alguien te lea, me parece mágico”.
“Es una forma de comunicar que nunca había acometido. Debes condensar todo lo que has aprendido en tus trabajos anteriores en una voz que tiene que llegar al cerebro del oyente”, señala José Coronado. “Creo que el audiolibro es una forma de recuperar el placer de que te cuenten una historia y tú puedas imaginarla”.
También hay autores que narran sus propios libros, como han hecho Rosa Montero con La ridícula idea de no volver a verte, Boris Izaguirre con Tiempo de tormentas, que saldrá a la venta próximamente, o incluso Mariano Rajoy, que locutó sus memorias como presidente del Gobierno, Una España mejor. Nada menos que 12 horas de audio. “Fue un caso muy emblemático y lo hizo muy bien, lo grabó en solo dos días”, recuerda la directora de Penguin Audio. Normalmente, es más habitual que los autores graben sus propios libros cuando se trata de no ficción. “Nosotros pensamos que la ficción la sirve siempre mejor un actor porque hay que construir unos personajes. No dramatizamos muchísimo los libros pero obviamente un actor o un profesional de la voz tiene más recursos dramáticos que un profesional de la escritura”, señala Álvarez, y asegura que son muy cuidadosos a la hora de seleccionar a los narradores, especialmente con la “representación cultural”. Por ejemplo, para narrar libros de autores gallegos que transcurren en Galicia, recurren a actores gallegos. Es el caso de Los pazos de Ulloa, de Emilia Pardo Bazán, y Miss Marte, de Manuel Jabois, eligieron respectivamente a Isabel Naveira y Tito Asorey, conocidos por su trabajo en la serie Fariña. Y en el caso de la poeta Amanda Gorman, cuyo veto a los traductores que no sean mujeres jóvenes afroamericanas y activistas desató una sonada polémica, han redoblado ese cuidado: "Estuvimos semanas eligiendo la voz que va a narrar su poema. Hemos seleccionado a una afrolatina de su edad, con su misma orientación", explica la responsable de los audiolibros de Penguin Random House.
Una nueva profesión: dirección de audiolibros
Para producir un audiolibro hacen falta más recursos de lo que puede parecer. Durante la grabación debe haber, como mínimo, un narrador y un técnico de sonido en un estudio profesional, pero cada vez es más frecuente la figura del director. Gloria Tarridas, que empezó como actriz de voz, es ahora una de las directoras de audiolibros más solicitadas. “Yo como directora de audiolibros he crecido a la par que el formato. Mi principal contacto fue con el mundo del doblaje”, explica. Ella conoció los audiolibros cuando aún no se habían implantado apenas en España y fundó Dramatis, una asociación dedicada a su producción de manera similar al radioteatro, con varios actores para interpretar a los distintos personajes, efectos sonoros y música de fondo.
Actualmente se graban de esta manera dramatizada los audiolibros originales, es decir, aquellos textos escritos expresamente para ser grabados en audio. Pero cuando se trata de libros convertidos a audiolibros, se apuesta por una única voz desnuda —dos en algunas ocasiones para interpretar diferentes voces narrativas o personajes del sexo opuesto al actor de voz principal—.
Por cada hora de audiolibro hay que invertir, como mínimo, una hora y media de grabación, en el caso de los narradores más experimentados. Una ratio que puede llegar a las cuatro horas en el caso de los actores procedentes del mundo del cine o los autores que ponen voz a sus propios libros. No entra en este cómputo las interminables horas de preproducción, en las que se estudia el libro a fondo, se realizan guiones con acotaciones similares a los de teatro. Tampoco las de posproducción, en las que se limpia el sonido, se ecualiza, se envía el resultado a correctores que detectan fallos de dicción o discrepancias con el texto original. Después se regraban los fragmentos erróneos, se monta de nuevo el audiolibro y finalmente se masteriza.
El proyecto de mayor envergadura que ha dirigido Tarridas hasta el momento es la grabación de la saga completa de Harry Potter para Audible con Leonor Watling en el estudio Tecnisón de Madrid a lo largo de todo un año. Su versatilidad como actriz y cantante permitió a Watling interpretar a casi 300 personajes —con diferentes modulaciones de la voz— a lo largo de 3.600 páginas. Un trabajo que, a pesar de su dificultad, Watling define como “un regalo”.