Los caminos de los triunfos literarios son insondables. Hervé Le Tellier (París, 1957) y su obra La anomalía, Premio Goncourt 2020, han trascendido la resonancia habitual de los premios, con una alambicada historia entre la ciencia ficción y la narración de espionaje, entre la novela negra y el relato sentimental.
La trama: en junio de 2021 un Boeing 787 de Air France, ruta París-Nueva York, que acaba de salvarse tras un fuerte tornado de granizo, será desviado de su aterrizaje en el aeropuerto Kennedy, y obligado a tomar tierra en la base militar Fort MacGuire, por orden del Pentágono. ¿Quiénes son los 243 pasajeros, réplica exacta de otros seres que aterrizaron en Nueva York tres meses antes, en el mismo avión 006 de Air France, pilotado por el mismo capitán? Los científicos, los servicios secretos, las jerarquías de varias religiones y los presidentes de tres países se enredarán en conjeturas descabelladas.
El autor de esta fábula futurista, Hervé Le Tellier, es presidente del grupo literario experimental, OuLiPo (Ouvroir de littérature potentielle), fundado en los 60 por François Le Lionnais y Raymond Queneau. Como dijo un miembro del club, Marcel Benabou, un oulipiano, “es una rata que construye ella misma el laberinto del cual se propone salir”.
Le Tellier lanza su imaginación desbocada y trata de verificar la historia con lógica científica, teorías de las probabilidades y universos paralelos. El resultado es de una verosimilitud que se nos escapa, pero quedamos atrapados en el mundo laberíntico propuesto. Lo bueno es que el autor parece igualmente embrollado en los hilos que ha ido lanzando. La voz narradora esconde una sutil carcajada en cada giro de los acontecimientos.
Entre los pasajeros, conoceremos a Blake, un asesino a sueldo con doble vida; a Slimboy, un músico nigeriano; a Joanna, una ambiciosa abogada afroamericana; a un arquitecto maduro y a su desapegada amante Lucie, más joven que él; a David Markle, que sufre un cáncer de páncreas, o a la pequeña Sophia, dueña de una rana resucitada, cuyo padre, un militar del ejército estadounidense, tendrá mucho que contar. Viajará en el avión un escritor llamado Victor Miesel, cuyo último libro se titula La anomalía.
'La anomalía' es una lectura exaltante, abigarrada, genial. Un moderno relato barroco, una mentira fantástica, de la que extraer pequeñas verdades
Esos hilos de vidas, con sus clones del avión aterrizado meses antes, unidos a la aparición de algunos investigadores: el matemático de Princeton, Adrian Miller y su colega Meredith, la especialista en cuestiones religiosas, Jamy Pudlowski o un improbable candidato al Nobel por sus trabajos sobre la materia oscura, enredarán la historia una y otra vez, creando una vertiginosa impresión de cajas chinas.
La cuestión del “doble”, de largo alcance en la literatura y en la filosofía desde Platón, está en el centro de esta ficción ambiciosa que alterna hechos triviales de vidas cotidianas con un thriller político y reflexiones propias de las distopías de mundos futuros. Algunas preguntas esenciales surgen de esta novela: ¿y si me encuentro con un “yo”, exacto doble de mí mismo, al que puedo ver desde fuera, frente a mí, con sus virtudes y sus decisiones erróneas, idénticas a las mías? Se apuntan algunos demonios de las sociedades: la realidad fantasmagórica de internet, el acoso machista, las decepciones amorosas, la violencia, o la manipulación de la alta política.
Se plantea una explicación para el desdoblamiento del vuelo 787. ¿Y si nuestra realidad fuera una simulación generada por ordenador desde una civilización más desarrollada, o el programa juguetón de un Dios que nos maneja como a personajes de una serie televisiva? El narrador no pretende convencer de ninguna verdad definitiva. Su risa solapada hace sonreír. La anomalía es una lectura exaltante, abigarrada, genial. Un moderno relato barroco, una novela-mundo, una mentira fantástica, de la que extraer pequeñas verdades.