Escribe Eider Rodríguez en el prólogo de Llamadas de mamá que “si los personajes femeninos han sido los grandes silenciados de la literatura, los personajes de las madres lo han sido de manera bochornosa”. Estaban ahí, reconoce la escritora, pero “ridículamente dibujados”. Tal vez un poco conscientes de que hacía falta completar el cuadro, la figura materna ha sido y es una de las grandes obsesiones de la literatura de los últimos años, donde poco a poco, el mito ha ido cediendo su espacio y descomponiéndose en personajes más auténticos como este que Carole Fives nos desdibuja entre las páginas de su último libro.

Pero la escritora francesa no es la única. Junto a su novela, coinciden en los últimos meses varias novedades que centran su atención en las buenas, las malas, las madres a secas, con títulos como El instinto de Ashley Audrain, Azúcar quemado de Avni Doshi, El bebé es mío de Oyinkan Braithwaite, La actriz de Anne Enright o Estrella Madre de Giuseppe Caputo. Escritas todas ellas en primera personas, desde la India a Nigeria, pasando por Canadá, Francia o Irlanda, todas estas madres, todos estos hijos, tienen en común los estrechos y distantes vínculos, la forma ambigua, tensa, en que se relacionan, un amor-odio que a veces se vuelve impúdicamente real, demasiado honesto e incluso difícil de encarar. Sorprende la tensión psicológica de estas narraciones donde predomina el thriller o el suspense, los puntos de vista y los cambios de perspectivas.

Cuando la madre es el problema

“Mentiría si dijera –escribe Avni Doshi- que nunca he sentido placer cuando a mi madre le ocurre una desgracia”. Ese es el contundente comienzo de Azúcar quemado (Temas de Hoy). Traducida a 22 idiomas y finalista en 2020 del Booker Prize, en esta novela la escritora investiga y lleva al límite la difícil relación entre una hija y su madre, acostumbradas a lidiar entre ellas a base de embestidas, y el vínculo que las une irremediablemente. “La madre que recuerdo aparece y desaparece ante mis ojos –continúa más adelante la escritora americana de origen indio-, es una muñeca que funciona con pilas a la que falla el mecanismo. La muñeca se convierte en un objeto inanimado. El hechizo se rompe. La niña no sabe qué es real o con qué puede contar”.

Ambientada en la India, con un pasado común que empieza a deteriorarse por el posible Alzheimer que sufre su progenitora, Azúcar quemado indaga en las relaciones a través de la memoria, la lucha de una hija con una infancia especialmente tortuosa, carente del amor materno, criada en un ashram —templo de meditación—, en una historia truculenta de traiciones maternofiliares entre dos personas que de algún modo también se necesitan. En la narración de esta autora que, como la madre de su novela, es también primeriza, hay, a pesar de todo, espacio para el cariño y una lucha por intentar comprender. ¿Es su madre una mujer mayor indefensa? ¿Qué responsabilidad tuvo en su infancia? ¿Fue víctima ella también de las circunstancias? Son algunas de las preguntas que se plantea Doshi en esta a veces inquietante novela que se resuelve con un fantástico final.

Cuando la hija es la amenaza

Como Doshi, Ashley Audrain también se plantea cómo nos convertimos en nuestras madres y heredamos y traspasamos nuestros propios traumas familiares. Esa es, precisamente una de la hipótesis que recorren la espina dorsal de su primera novela, El Instinto (Alfaguara). Un inquietante suspense del estilo de Heridas abiertas de Gillian Flynn, en lo que algunos definen ya como un mum noir, sobre la relación de una madre primeriza incapaz de crear vínculos con su hija Violet cuyo relato se va trenzando con su propia historia traumática materno familiar. La de Audrain es el otro lado de la moneda. Si Doshi reprochaba la falta de amor, a la madre ausente, la escritora canadiense se plantea el mal y el bien en esta novela que te hace dudar del propio relato.

Fotograma de la serie 'Heridas abiertas'

“Ahora cada vez hay más espacio para que las mujeres hablen y compartan con sinceridad sus sentimientos sobre las expectativas fallidas de la maternidad —declaraba en una entrevista la escritora, directora de comunicación de Peguin Books en Canadá—, pero aún existen verdades-tabú que las mujeres apenas cuentan a nadie, como la de lamentar la decisión de haber tenido un hijo, o la de no sentir el amor que esperaban sentir”. Así, se plantea: ¿es Violet una criatura cruel y malévola o, al contrario, es su madre una mujer incapaz de profesar amor hacia su propia hija, capaz de imaginarse cualquier cosa? La sospecha en ambas direcciones está sembrada y solo el final, o no, podrá resolver el enigma.

Un rey Salomón contemporáneo

Otro thriller, en la misma línea que los anteriores es la interesante propuesta de la escritora nigeriana Oyinkan Braithwaite que parece cuestionar hasta dónde sería alguien capaz de llegar por un hijo. Planteada como una revisión contemporánea del juicio a las dos mujeres del rey Salomón, en el El bebé es mío (Alpha Decay), Braithwaite cuenta la historia de un hombre, Bambi, que tras serle infiel a su pareja se ve obligado a abandonar su hogar en Lagos en pleno confinamiento por la Covid. De los pocos narradores masculinos de estas novelas, Bambi se refugiará en la casa abandonada de su abuelo, pero allí se encontrará con su tía Bidemi que acaba de enviudar y con la amante de su tío, Esohe. Ambas embarazadas a la vez, solo una de las dos dio a luz a un bebé vivo. Las dos, por supuesto, afirman que el vivo es su hijo. Con el sistema sanitario colapsado y sin posibilidad de tomar una muestra de ADN, será el propio Bambi quien tendrá que decidir, a modo del rey Salomón, quién de las dos es la auténtica madre.

Escrita por la autora de Mi hermana, asesina, —Premio British Book Award y traducida a más de treinta idiomas-, en este noir a veces descabellado con toques de humor, la escritora se plantea temas como las relaciones familiares, la sororidad entre mujeres, o la ausencia de ella, al tiempo que reflexiona sobre la construcción de la identidad materna y sobre la necesidad contra todo pronóstico de ser madres hoy.

“Soy yo, tu madre”

En clave de humor también, en Llamadas de mamá (Sexto Piso), Carole Fives pone directamente la lupa en la figura de la madre y deja que sea su voz, una voz omnipresente, la única que se escuche. En la novela de la escritora francesa no hay ruido. Solo una madre al teléfono que, llamada a llamada, nos va desvelando su vida, su diagnóstico de cáncer, su depresión y su acuciante sentimiento de soledad, que intenta paliar con aplicaciones de citas y ligues esporádicos. Con un tono desenfadado y humorístico, la voz de Charlène se va haciendo paso en nuestras cabezas también, hasta conseguir que nos reconozcamos en ella o en esa hija ausente de la que no existe ni la voz.

Imagen de la serie 'Better things'

Como analiza en su prólogo Eider Rodríguez, con esta breve novela que te recordará incipiente la necesidad de llamar a tu madre, “Fives da voz a las sin voz y lo consigue de manera memorable con esta inolvidable madre reptiliana, a quien conoceremos a través de su parloteo sin filtro, inscribiéndose en el más que necesario nuevo catálogo de madres, junto a las de Irène Némirovsky, Jamaica Kincaid, Annie Ernaux o Vivian Gornick”.

La madre es la estrella

Por último coinciden dos novelas que se publicarán en las próximas semanas con varias interesantes propuestas. En la primera de ellas, en La actriz que Seix Barral publicará el día 12, Anne Enright centra el relato, contado por su hija Norah, en la leyenda del teatro irlandés, Katherine O’Dell. Una estrella en decadencia que, tras un escándalo, inicia su descenso en la fama hasta acabar en el olvido. A partir de la búsqueda de su propia hija por descubrir la verdad y los secretos de su progenitora que le condujeron a la locura, la escritora irlandesa reflexiona sobre los pormenores de la fama, los rincones oscuros y brillantes del teatro y la relación entre madre e hija en este complejo contexto.

“La gente me preguna: “¿Cómo era?” -escribe entre sus páginas-, y yo intento deducir si se refiere a cómo era en calidad de persona normal: cómo era en zapatillas, comiéndose una tostada con mermelada, o a cómo era en calidad de actriz (la palabra “estrella” no la usamos). Aunque por lo general se refieren a cómo era antes de volverse loca, como si sus propias madres fuesen a estropearse de la noche a la mañana igual que una botella de leche fuera de la nevera. O como si de entrada ya no estuviesen muy finas”.

La otra novedad, en librerías el 6 de mayo, es Estrella Madre de Giuseppe Caputo. En ella, el escritor colombiano reflexiona, a partir de la historia de un hijo que espera el regreso de su madre, sobre la importancia de la figura materna en nuestras vidas.

@mailouti