Manuel Jabois (Sanxenxo, Pontevedra, 1978) es un conocido comentarista de la actualidad que escribe en El País y que tiene un espacio en el programa radiofónico Hora 25 de la cadena SER. Hace escasamente dos años, además, se aventuró en terreno literario con la novela Malaherba (2019), que fue un éxito de crítica y público. Jabois es, sin duda, un periodista de raza que aporta un “toque” especial a sus trabajos.
El “toque Jabois” (los cinéfilos recordarán, sin duda, el “toque Lubitsch”), difícil de definir, tiene que ver con cierta mirada poética sobre la realidad, por muy cruda que sea, de la que no están ausentes la melancolía y la saudade. También con una característica que el imaginario colectivo atribuye a la idiosincrasia gallega, y que, en el caso de nuestro escritor, se manifiesta en pronunciar (o redactar) frases de sentido enigmático (según el tópico, un gallego en una escalera no se sabe si sube o baja). Esto equivale a decir que las obras de Jabois están trufadas de cierta ambigüedad que las envuelve en un halo entre mágico y misterioso.
En Miss Marte, el autor entrega una estupenda novela que responde plenamente a ese “toque Jabois” mencionado en el primer párrafo. La historia tiene lugar en Xaxebe, un pueblo de la Costa da Morte al que en 1993 llegó Mai Lavinia, una chica muy joven, singular e inescrutable, acompañada de su pequeña hija Yulia. Mai desea encontrar un padre para ella y lo descubre en Santi, un muchacho del lugar de quien se enamora rápidamente. Un año después celebran la boda, pero el mismo día del enlace, la niña desaparece de forma inexplicable, dejando a Mai devastada. El caso, insólito y confuso, afecta a toda la población porque Mai se había convertido en un miembro más de la comunidad.
Al igual que todas las obras de Jabois, esta novela está trufada de cierta ambigüedad que la envuelve en un halo entre mágico y misterioso
Veinticinco años después, la periodista Berta Soneira visita Xaxebe para filmar un reportaje sobre aquellos días. Su interés es esclarecer el caso y para ello entrevista a cuantas personas vivieron los hechos. Todas ellas cuentan su participación y su conocimiento de aquella realidad, una circunstancia que los cambió para siempre.
En la novela, Jabois consigue mantener la intriga sobre los protagonistas y los acontecimientos. Para ello, cuenta la peripecia de forma fragmentada (cada personaje recuerda trazos de lo acontecido que hacen avanzar —lentamente— el desarrollo de la acción) y desde diferentes puntos de vista, tantos como individuos intervienen en el documental. Y logra, al mismo tiempo, establecer un contrapunto entre los dos momentos de la historia, mostrando el devenir de los vecinos después de veinticinco años y haciendo que la novela sea, en cierto modo, un canto a la adolescencia perdida.
El texto (puro “toque Jabois”) tiene un aire melancólico, claras pinceladas poéticas y el grado justo de ambigüedad, y va fortaleciendo su tono insondable con el avance de las páginas. En él, además, son muy frecuentes las frases que recuerdan al Jabois radiofónico y articulista. Al final, todo encaja gracias a un sabio giro de guion que estaba ahí desde las primeras páginas. Miss Marte, para concluir, es una novela que participa, a la vez, de lo épico, lo lírico y lo dramático. Y no dejará indiferente a ningún lector.