Viejo como el mundo, como la ambición, el talento oculto y la vanidad, el fenómeno de la autoedición no es precisamente nuevo, aunque, como admite Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España, han sido el desarrollo tecnológico y las redes lo que ha impulsado este modelo. “Desde luego, ahora la producción es mucho más sencilla y se abaratan los costes. Entre las editoriales asociadas y agremiadas hay más de cuarenta empresas que ofrecen servicios de autoedición. Para muchas de ellas los servicios de autoedición constituyen, además, una forma de detectar nuevos valores literarios y autores”.
Sin embargo, no todo es tan correcto: cada semana la asesoría jurídica de la Asociación Colegial de Escritores recibe numerosas quejas por las diferencias entre promesas, compromisos y realidad. “Desde luego —subraya Manuel Rico, presidente de ACE—, muchos noveles autoeditados nos piden ayuda porque han firmado contratos de dudosa legalidad, por la dificultad de reversión del dinero invertido y el cobro de derechos, y por la falta de transparencia en la distribución y en las ventas de ejemplares”.
Una de las promesas incumplidas que más se repite es la de la distribución en gran número de librerías en todo el país “que se convierte en una mínima colocación en librerías próximas a la empresa editora”. Otra, el desajuste entre el número de ejemplares comprometidos en contrato y el real, “ y la falta de rigor en la revisión de los textos y en la maquetación. A veces, son meras imprentas que imprimen los libros, se los envían al autor y ahí se las apañe con ellos”.
“Muchos autores autoeditados nos piden ayuda por la dificultad de recuperar el dinero invertido y por los engaños", afirma Manuel Rico
Todo eso acaba revirtiendo en el escaso prestigio que acompaña a algunos de estos sellos de papel, debido a “la falta de un filtro de calidad, de un prescriptor que normalmente es el editor profesional”, según Rico, para quien la autoedición es la salida de “muchos autores de manuscritos rechazados, algunos de ellos de calidad, pero que carecen de la ‘homologación’ del sector porque son autofinanciados”.
Promesas incumplidas
Por otra parte, no pocas empresas de autoedición generan grandes expectativas “de ventas, de distribución, de presencia en librerías y promoción que no se cumplen. Desde ese punto de vista, podríamos hablar de publicidad engañosa”. El problema es tan agudo que la ACE ha organizado un taller gratuito para dotar a los alumnos de una guía completa sobre todos los aspectos de la autoedición.
Sin embargo, el sector sigue creciendo, los grandes grupos han creado sus propios sellos para autoeditar y se disparan los éxitos de ventas que animan a muchos noveles a embarcarse en la aventura. Uno de los ejemplos más llamativos es el de Javier Castillo: tras enviar a tres editoriales su primera novela, El día que se perdió la cordura, acabó autopublicándola en Amazon, donde la puso a tres euros y llegó a vender 40.000 ejemplares. Fue entonces cuando todos los grandes grupos intentaron ficharle. Finalmente, Penguin Random House lo logró y su segundo título, El día que se perdió el amor, sedujo a 200.000 lectores, y cada nuevo libro se aúpa a lo más alto de las listas.
“Autoeditarse no ofrece ninguna garantía de que vaya a llamarte una editorial tradicional, pero ese es el gancho que se utiliza”, opina Laura Ferrero
La historia se repite con Eva García Saénz de Urturi: como no encontraba editor para su primera novela, La saga de los longevos, la autopublicó en Amazon y arrasó. Tras fichar por el grupo Planeta, su éxito ha seguido creciendo al punto de haber superado los 700.000 ejemplares vendidos con la Trilogía de la ciudad blanca y conquistar el Premio Planeta con Aquitania. “Todavía hay quien prefiere obviar las cifras o no da la importancia que merece al hecho de que una escritora que no viene del mundo mediático y no es conocida por el gran público haya vendido tantas novelas a golpe de una masa silenciosa de lectores que la están recomendando”, dice sobre su éxito como autoeditada.
Pero no es tan sencillo triunfar con un ebook siendo un desconocido. Marcos Chicot explica a El Cultural que decidió autopublicar en Amazon El asesinato de Pitágoras “para ver si conseguía llamar la atención de alguna editorial y llegaba al mundo del papel, que es donde seguía estando el 90 % de los lectores”. Y es que, aunque autopublicar es muy sencillo (“subes una imagen para la portada, un Word con el texto y una descripción y tu libro está disponible para todo el mundo en un par de días”), lo difícil es conquistar a los lectores.
¿Cómo lo logró? “Con una portada y un título atractivos, una descripción que dé ganas de leer el libro, y desde luego una novela que guste lo suficiente a los lectores como para que se desencadene el boca a boca. Y también está la suerte”. En su caso, funcionó: un mes después de autopublicarla, “la novela ya era el ebook más vendido del mundo hispanohablante, y entre España y América siguió ocupando el número uno durante once meses”.
Sin garantías
Las ofertas no tardaron en llegar tras alcanzar el número uno. La primera fue de una editorial coreana, la segunda, de una polaca “y luego varias de editoriales españolas. Al final firmé con el grupo italiano Mauri Spagnol, que en España tiene la editorial Duomo, porque su oferta tenía todo aquello con lo que soñaba: un gran lanzamiento en España y en Italia, una fuerte inversión en marketing…” Finalista del Planeta 2016 con El asesinato de Sócrates, es una de las estrellas del grupo, aunque prefiere seguir publicando los ebooks de sus libros en Amazon.
Por su parte, Laura Ferrero conoce bien las dos orillas de la autoedición, porque cuando acabó su primera obra trabajaba en Penguin Random House como editora “y sabía lo difícil que era publicar un primer libro, además de relatos”. Lo envió a un par de sellos fuera del grupo “que se excusaron por la crisis”, y decidió probar suerte: “como también trabajaba de editora me encargué de todo el proceso así que ellos no me prometieron nada, solo pusieron el libro en plataformas para que se pudiera comprar. Se vendió rápido y la primera semana se situó entre los más vendidos de Amazon. Pero fue suerte”. A raíz de estar entre los más vendidos, algunas editoriales la contactaron. “Con los primeros que hablé fue con Alfaguara y desde entonces sigo feliz con ellos.” Sin embargo, no recomienda autoeditarse “si es para saltar a una editorial tradicional. Autoeditarse no ofrece ninguna garantía de que vayan a llamarte y a veces siento que ese es el gancho que se utiliza”.
“En Amazon recibes hasta un 70 % de los ingresos generados y puedes mejorar el libro en cualquier momento”, explica Andrea Pasino
Claro que Amazon, responsable del éxito actual de la autoedición, no necesita gancho alguno. Como explica Andrea Pasino, responsable de Kindle Direct Publishing (KDP) en España, Italia y Francia, este servicio de autoedición se lanzó en 2007 en Estados Unidos y hoy en día está disponible en más de 190 países (aquí llegó en diciembre de 2011): “KDP es un servicio gratuito para que los escritores pongan sus libros a disposición de los lectores, en formato digital e impreso, conservando el control editorial de su obra. Cada semana, hasta el 30% de los 100 libros más vendidos en la tienda Kindle en español corresponde a autores autopublicados”.
Y el autor lo decide todo, desde la portada hasta el precio. De manera adicional, existe también la opción de publicar la obra en papel a través de impresión bajo demanda. “Si hablamos de las ventajas de publicar a través de KDP, destaco tener el control total de la obra. Con KDP mantienes los derechos de tu libro, recibes hasta un 70% de los ingresos generados, puedes editar el manuscrito en cualquier momento y todo esto de forma gratuita. Otra de las diferencias es la posibilidad de llegar a un público muy amplio sin tener que contar con la figura de un editor.”
Alerta antipiratas
El éxito del modelo Amazon ha hecho que se multipliquen las plataformas que ofrecen servicios similares, y que los dos grandes grupos editoriales hayan creado sus propios sellos de autoedición, Universo de Letras el grupo Planeta y Caligrama, el grupo Penguin Random House. Adelaida Herrera, responsable del primero, recuerda que su sello nació hace cuatro años para ofrecer “una edición profesional” y buscar talento para los sellos tradicionales del grupo. “Universo de Letras es el laboratorio perfecto para identificar ese potencial literario”, subraya.
El pasado año publicaron cerca de 400 nuevos autores y la facturación superó el medio millón de euros. “Y en este primer trimestre de 2021, la cifra de facturación del año anterior ha crecido en un 35%”, quizá porque ofrecen “una edición ‘asistida’, sin discriminar ni filtrar por tipología o temática editorial. Esto significa que cualquier autor puede publicar su libro con la garantía y calidad propias de una edición profesional, ya que ponemos a su servicio todas las herramientas editoriales y el asesoramiento necesario, lo cual influye notablemente en el resultado final del libro y su calidad literaria”. Por su parte, Caligrama ha publicado hasta el momento 2.039 libros de 1.721 autores, y una docena de ellos ha saltado a editoriales del grupo, como Debate.
“En Universo de Libros ofrecemos 'edición asistida' al autor, y ponemos a su servicio todas las herramientas editoriales", destaca Adelaida Herrera
Al margen de grupos y plataformas, los líderes del sector son dos, Círculo Rojo y Bubok. Alberto Cerezuela, fundador en 2007 del primero, explica que en 2020 lanzaron 2.400 títulos “y hemos empezado el 2021 superando esas cifras. En total tenemos 16.000 títulos distintos de más de 13.000 escritores”. Con una facturación que ronda los 2,3 millones de euros, asegura que “muchos han superado la barrera de los 5.000 ejemplares vendidos”. Y, para conseguirlo, ofrecen “valoración, corrección, trabajo de edición, unos diseños y maquetaciones impecables, y gracias a acuerdos exclusivos llegamos incluso donde muchas editoriales convencionales no llegan”.
En cuanto a Bubok, publica unas 3.000 obras al año en digital y papel, y la facturación ronda el millón de euros. Su secreto es, según el editor Sergio Mejías, la honestidad: “decimos la verdad y somos plenamente transparentes”. Sin embargo, lamenta la existencia de piratas en el sector. “Tenemos contabilizados unos setenta proyectos denominados de autoedición que prometen y prometen, pero no cumplen y las decepciones son muchas, embarrando el mercado y desmoralizando al autor”.