Castellano

Lorenzo Silva

Destino. Barcelona, 2021. 368 páginas. 20,90 €. Ebook: 9,99 €

La materia histórica ocupa un espacio notable dentro de la variada obra narrativa de Lorenzo Silva (Madrid, 1966). Aunque participa de la idea galdosiana —y, antes, renacentista— de la historia como magister vitae, no practica un caudaloso relato de ideación decimonónica sino que aporta un tratamiento propio que consiste en establecer relaciones entre el pasado y él mismo. Silva proyecta la historia en su persona. Eso está en el sustrato de su relato El nombre de los nuestros, uno de los más emocionantes e intensos, que resulta oportuno recordar porque, con ocasión del centenario del desastre de Annual, acaba de reeditarlo revisado. La experiencia del abuelo de Silva en aquella catástrofe vivifica una narración solo en parte ficticia.

En esa línea, pero dando un enorme paso adelante, se inscribe Castellano, que también tiene la oportunidad de otro aniversario más lejano, el de la derrota en Villalar, en 1521, de los comuneros que se enfrentaron al Emperador Carlos V. Aquí Silva amalgama relato histórico y autoficción, con una feliz peculiaridad: el texto resultante no es del todo ni novela histórica ni pura autoficción. Es un escrito libre de toda férula de género, una muy lograda mixtura de recreación histórica y de ideas, vivencias y emociones del autor.

La asociación de sustancias tan distintas se produce mediante un inspirado truco formal. Un día, durante un viaje, Silva escucha un vindicativo romance del poeta Luis López Álvarez interpretado por el grupo musical Nuevo Mester de Juglaría sobre Castilla y los Comuneros. La audición funciona como súbito revulsivo de una inquietud que él mismo desconocía. Se le despierta el ansia por esclarecer el misterio de la identidad territorial, o nacional, pero circunscrita a lo cercano, a lo local.

'Castellano' es una apuesta atrevida que mezcla ensayo y novela para “revelar el carácter de un pueblo”

Desde este arranque, Castellano alterna dos materiales muy alejados. Por una parte, el proceso que desarrolla esa desasosegante inquietud y las reflexiones que suscita. Silva parte de los distintos orígenes familiares, andaluces y extremeños; hace escala en la peculiaridad madrileña y enlaza con su vivencia directa de la identidad sectaria de un sector catalán. Su identidad castellana se asienta en un fuerte componente cordial basado en un modo libre y civilizado, no coactivo, de relacionarse con la realidad.

Por otra parte, tenemos el relato de las afrentas que Carlos I y su camarilla flamenca infligieron a los castellanos y motivaron la sublevación encabezada por los emblemáticos Padilla, Bravo y Maldonado. Es de celebrar el buen tino de hacer una exposición muy sucinta tanto de lo social como de lo militar, con el efecto de agilizar la narración. En ella consta todo lo esencial y elude la ganga anecdótica con el resultado de hacer patente la enorme complejidad de una revolución pionera con su carga tanto de idealismo como de múltiples intereses.

Silva trenza una pluralidad de ingredientes en un atrayente libro inclasificable. Lo inventivo y documental conviven sin fracturas con lo confesional, lo discursivo y hasta lo metaliterario (El Cid, el poema de Fernán González o un cuento de De Amicis). Castellano es una apuesta literaria atrevida y nada rutinaria. Podría considerarse como una novedosa forma de ensayo que, ameno y de máxima actualidad, incita a pensar acerca de su propósito, “revelar el carácter de un pueblo”.