Marina-Closs

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Letras

Marina Closs, coreografías entre el dolor y el placer

En los tres monólogos de este libro la escritora revela una inteligencia casi dramatúrgica, coreografiando cuerpos y palabras que apenas distinguen dolor y placer

2 noviembre, 2021 09:36

Tres truenosMarina Closs

Tránsito. Madrid, 2021. 160 páginas. 15,50 €

He querido preguntar, pero no he preguntado, si la decisión de deslizar una cita de Sara Gallardo (la majestuosa novelista argentina que ha constituido el gran rescate del último año y medio en nuestro sistema editorial) en la solapa trasera de Tres truenos se debió a la editora Sol Salama o a la propia Marina Closs (Misiones, 1990). Tanto da: no en vano, el estilo exacto, misterioso y transparente, de tan indescifrable, que la autora despliega en los tres monólogos femeninos que conforman el conjunto me insinuaba esa referencia casi desde el principio. Libro curiosísimo, Tres truenos hace justicia a la afirmación de la maestra evocada: “Un animal demasiado solitario se come a sí mismo”.

Las voces orquestadas por Closs exhiben diferencias enormes en su peripecia, así como en su ritmo y modos; sin embargo, en última instancia, hablan de soledad en un entorno obtuso, de sexualidad conflictuada, de la dificultad de nombrar y de nombrarse (observen el modo intrincado en que cada protagonista se presenta al comienzo de sus respectivas narraciones: la primera oculta el idioma de su verdadero nombre; la segunda duda de si habla bien; la tercera tose, se demora, y parece a punto de cortarse la lengua con un hilo blanco, o eso doy yo en especular)…

Pero lo más importante, y lo más “Gallardo”, es el lenguaje en que se expresan, que fluye en una continuidad deliberada desde las estructuras desconcertantes del principio a la autoconciencia más contemporánea, del final, en el que llega la escritura; el monólogo central, por su parte, alberga una transición que va de lo intuitivo a lo vertebrado. En definitiva: sigue habiendo quien cree que la narrativa es una cuestión fundamentalmente lingüística, como Closs. Y acierta en ello.

En este libro, Closs coreografía cuerpos y palabras que apenas distinguen dolor y placer. Muy recomendable

“Cuñataí o de la virginidad” se titula el primer fragmento. Una mujer guaraní apartada de su comunidad por haber parido gemelos (señal inequívoca de adulterio en su cultura) es su protagonista. Acogida por su cuñada, descubrirá formas insospechadas de deseo y lealtad a las que temer y por las que soñar. Me incomoda establecer jerarquías entre las tres historias, pero confesaré que la voz de la Vera Pepa me ha impresionado: “Estoy acá porque vivo”, dice, y así resume el libro y nos resume a nosotros. “Demut o de la paciencia” nos muestra a dos hermanos emigrantes desde Europa, enamorados antes de saber que dos hermanos no se enamoran, atravesados por la culpa; y sin embargo, concluye Demut, “escaparse es hermoso y morir es lo único que no tiene remedio”.

Finalmente, “Adriana o del amor verdadero” (el título más ambivalente y malicioso de los tres) es una historia cuya protagonista trabaja como bordadora en un teatro de ballet y es amante de dos pintores. Su descubrimiento del sexo se narra como una sesión de danza moderna, y será ella misma quien apunte en su cuaderno: “El verdadero amor no es una persona, sino un gesto en el cuerpo”. O en el lenguaje.

No creo haber revelado más de la cuenta en estas breves síntesis de lo que, narrativamente, ofrece Tres truenos. Eso sí, sugiero al lector que no descarte mi intuición de que no estamos ante un libro de relatos independientes, aunque tampoco conectados en sus tramas, sino a través de su musicalidad y un muy sutil juego de correspondencias. Closs revela una inteligencia casi dramatúrgica, coreografiando cuerpos y palabras que apenas distinguen dolor y placer. Acabado el libro, la sensación que nos queda es la de un texto milimetrado y, sin embargo, vivo. Muy recomendable.