Un mapa humano de la Castilla de Alfonso X
Francisco J. Hernández, reconstruye en ‘Los hombres del rey’ (Ediciones USAL) las vidas y peripecias de los hombres que forjaron la historia del convulso final del reinado del rey sabio.
24 noviembre, 2021 09:10En 1252, tras la muerte de su padre, Fernando III, el último gran rey conquistador medieval junto a Jaime I de Aragón, el infante Alfonso accedió al trono de Castilla. En su papel de heredero había secundado fielmente la política real —que incorporó a la corona Jaén, Córdoba, Sevilla y Murcia—, y lo mismo hizo, ampliando hasta niveles míticos el acervo cultural, una vez sentado en el trono. “El joven rey protagoniza una transición sin fisuras, incorporando a su Corte al grueso de los servidores de su padre y marcando así una línea de continuidad. El final de su propia vida en 1284 no pudo ser más discordante con ese pasado”, advierte al inicio de Los hombres del rey y la transición de Alfonso X el Sabio a Sancho IV: 1276-1286 (Ediciones USAL) el profesor y académico de historia Francisco J. Hernández, que en este voluminoso y revolucionario estudio se ocupa de arrojar luz sobre los hombres que configuraron junto al monarca la sociedad de la segunda mitad del siglo XIII.
Dividido en dos gruesos volúmenes de más de 700 páginas, profusamente ilustrado con mapas y documentos de diversa índole –el segundo sirve de apoyo documental y bibliográfico con multitud de cartas y textos relativos a Sancho IV desde su época de infante hasta su efímera consolidación como rey—, ofrece un recorrido pormenorizado del retrato de criados, secretarios, administradores, notarios, escribanos, alcaldes, mensajeros, recaudadores, tesoreros, cocineros, porteros y otros legatarios del poder real, así como de los llamados “hombres del rey”. A la vez, pone el foco en los cruciales años en los que el futuro Sancho IV, segundo hijo y postrero heredero de Alfonso, disputa el trono a su padre en lo que terminaría siendo una guerra civil que despojaría al Sabio de todo poder efectivo.
"Alfonso X heredó el trono en una transición sin fisuras, nada que ver con su situación postrera, pues su hijo Sancho se alzó contra él", explica Hernández
“Su primogénito Fernando había fallecido nueve años antes, en 1275, y, aunque había dejado un heredero, el niño Alfonso de la Cerda, este fue apartado de la sucesión al trono por su tío el infante Sancho, segundo hijo del rey. Alfonso X se opuso, iniciando un forcejeo que duró desde 1276 hasta 1282, cuando don Sancho, alentado por la revolucionaria ideología franciscana de Juan Gil de Zamora, se alzó contra su padre, acusándole de oprimir a su pueblo, y le arrebató el control de sus reinos, exceptuado el de Sevilla”, relata Hernández, en su empeño por desmadejar las muchas incógnitas que teníamos de este periodo en gran medida por la falta de documentación de la época, habida cuenta que, como es sabido, los archivos cancillerescos de Alfonso X fueron destruidos por sus adversarios en 1284. La única fuente historiográfica hasta este momento habían sido las parciales y arbitrarias crónicas redactadas en 1344 para ensalzar la figura de Alfonso XI, nieto de Sancho IV, que nunca habría llegado al trono sin la rebelión de su abuelo.
Un fortuito y extraordinario descubrimiento
Sin embargo, todo eso cambió en 1979, cuando realizando unas obras en un ático largo tiempo cerrado del claustro de la catedral de Toledo, unos albañiles encontraron varios libros originales de la Corte real castellana del siglo XIII. Dos de ellos eran registros minuciosos de los tributos cobrados en 1290 y 1292 por todo el reino —cuyo estudio cristalizaría en el libro Las rentas del rey: sociedad y fisco en el reino castellano del siglo XIII (Madrid, 1993, 2 vols.)—, pero otros varios eran listados inéditos sobre los personajes y avatares de aquellos opacos años en los que el poder real se resquebrajó en Castilla y que no habían sido cuidadosamente analizados hasta el día de hoy.
A través de los 'hombres del rey' el historiador dibuja un mapa de nombres y hechos que dan coherencia a un espacio histórico apenas conocido
“Para el historiador es una ocasión única: las fisuras causadas por aquella traumática transición nos permiten ahora descubrir el interior de unas estructuras sociales y políticas raramente visibles en épocas de mayor calma”, expone el autor, que ya estudiaba a finales de los 70 el Archivo Diocesano de Toledo y comenzó a clasificar este extraordinario material, como colofón de su labor como historiador de toda una vida: “Por detrás de los grandes protagonistas, cuyas trayectorias quedan aquí mejor definidas, surgen los indispensables ‘hombres del rey’, funcionarios que gestionaban sus finanzas, le aconsejaban en política y le servían en su Casa y Corte”.
Frente a estos Martín Ibáñez, Fernán Servicial o Domingo Pérez de Toro, aparece reflejado también en el volumen “la masa de las fuerzas armadas, vasallos organizados en una rígida jerarquía de ricohombres, infanzones y mesnaderos. Ese segundo plano de actividad cortesana y militar ofrece un gran telón de fondo al drama de la transición, aportando una tercera dimensión a una historia compleja, con tensiones territoriales que todavía reverberan en nuestro presente”, apunta el historiador, que levanta la arquitectura de esta obra sobre un mapa de nombres, hechos, e incluso anécdotas que dan coherencia a un espacio histórico que toca a todas las capas sociales y reinos peninsulares en la inestable España de fines del siglo XIII.
Un legado imperecedero
Escrito con erudición, claridad y pulso narrativo, Los hombres del rey es un ensayo imprescindible para esclarecer la crucial transición que tuvo lugar entre 1276 y 1286, que supuso, entre otras cosas, el naufragio del poder central y el triunfo por un tiempo de la periferia, tanto la del reino de Aragón como de la portuguesa, pues como explica Hernández, “el infante Sancho desmontó entre 1282 y 1284 los recursos humanos e institucionales que su padre, Alfonso X, había laboriosamente establecido para gobernar y administrar los reinos de Castilla, León, Toledo, Galicia, Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaén y el Algarbe”.
"Sancho IV desmontó los recursos humanos e institucionales que su padre había establecido para gobernar y no pudo reconstruirlos"
Después de dos años de guerra civil, el padre murió en su lecho y el hijo ascendió a su trono, pero, aunque “tanto él como sus hombres, letrados y guerreros, intentaron recomponer lo que habían destrozado, no lo consiguieron”, remacha el historiador, que recuerda asimismo que “la década contemplada en este libro representa una etapa decisiva en la historia medieval de España, portal de su historia moderna. Es entonces cuando se altera el equilibrio de fuerzas peninsulares y decae la hegemonía política y territorial que el centro había mantenido sobre la periferia mediterránea durante más de un siglo”, anticipando el auge postrero de la Corona de Aragón.
Un cambio clave y determinante que queda más que patente en estas páginas, pues los “hombres del rey” de su título fueron, para mal y para bien, quienes llevaron adelante la gestión económica y burocrática del gobierno: “Ellos jugaron un papel crucial en los repartimientos territoriales que marcaron para siempre la historia peninsular y que conocemos gracias a sus escritos, crearon un lenguaje burocrático cristalino para expresar desde las órdenes más lacónicas de los reyes hasta las complejas e interminables resoluciones de las Cortes y compilaron las crónicas que trataban de dar sentido a los diferentes reinados, y las fueron actualizando para que no perdieran su fuerza con el paso del tiempo”. Fueron, en definitiva, como concluye Hernández, “la verdadera espina dorsal de nuestro país”.