La madre de Frankenstein (2020). Último volumen hasta la fecha, a falta del final y sexto, que ya será póstumo, en esta entrega de la saga ambientada en los años 50 la escritora plasma una acerada y sentida denuncia de un tiempo de injusticias y brutalidades. Además, rente a la España sojuzgada e intolerante de la dictadura, unos cuantos personajes, encarnación de un sufrido exilio interior, lanzan un asordinado y clandestino grito de rebeldía. Contra ellos actúan las fuerzas de la represión, el intolerante nacionalcatolicismo que sustentaba al régimen.
Los pacientes del doctor García (2017). Historia de impostores y espías, esta novela se centra en la red Stauffer, que auxilió desde Madrid a más de 800 criminales de guerra nazis y a otros dictadores y genocidas a eludir la justicia. Compleja y estremecedora, en esta obra la autora demuestra que España no era el pueblo acomodaticio que nos han querido pintar, no era un país pastueño y tranquilo en el que se instaló la democracia como caída del cielo, por voluntad de los padres de la patria, si no que existió una lucha clandestina.
Los besos en el pan (2015). Novela coral y agridulce, de vasta denuncia social, es la última que ha pulicado la autora fuera de los Episodios. En ella se entrecruzan las historias de una familia que vuelve de vacaciones decidida a que su rutina no cambie, la de un recién divorciado al que se oye sollozar tras un tabique, la de una abuela que pone el árbol de Navidad antes de tiempo para animar a los suyos, la de una mujer que decide reinventarse y volver al campo... Una sociedad de desahucios, crispación y EREs que la escritora disecciona con vocación de cambio.
Las tres bodas de Manolita (2014). Continuando con la vía abierta de reivindicar la lucha antifranquista, esta tercera entrega de los Episodios está narrado desde perspectivas complementarias y visiones diferentes, a través de las cuales dos narradores van completando una historia compleja que desarrolla la resistencia clandestina contra el régimen en los años 40. Las tres bodas de Manolita ofrece lo mejor del enorme talento narrativo de Grandes.
El lector de Julio Verne (2012). En honor de los sacrificados guerrilleros de todo el país escribe la autora este canto épico que sostiene en una trama intensamente emotiva. Esta nos lleva a un pequeño pueblo jiennense en la inmediata posguerra, a través de un microcosmos de factura popular en el que casi todo el mundo tiene una segunda vida, consecuencia de la guerra. Todo ello se pone al servicio de un mensaje rotundo a favor de la libertad, encarnada en los abnegados comunistas.
Inés y la alegría (2010). Esta primera pieza de los Episodios de una guerra interminable logra una afortunada simbiosis de peripecias humanas conmovedoras y relato comprometido, de novela popular e intelectual. Y lo hace rescatando el poco conocido episodio de la invasión del valle de Arán por guerrilleros comunistas españoles residentes en Francia en 1944, que le sirve para plantear la lucha por la libertad como una guerra interminable, según la moraleja que también consta en el título genérico y que supone atribuir valor didáctico a la historia.
El corazón helado (2007). Anticipadora de la vertiente histórica de los Episodios, esta es una de las obras culminantes de la escritora, en la que traza un panorama del pasado reciente de nuestro país a través de dos familias, vencedores y vencidos de la Guerra Civil. Despejando las incógnitas de Álvaro y Raquel, Grandes, que vendió más de 300.000 ejemplares del libro, pone voz a la historia de muchas familias en España, desde la Guerra Civil hasta la Transición, y acerca también del conflicto de la memoria a las nuevas generaciones.
Castillos de cartón (2004). Antes de narrar las primeras décadas del siglo XX, Grandes se ocupó de esos años 80 que tan bien exprimió y después retrató. Así ocurre en esta novela que recrea el pequeño laberinto de pasiones de sexo y amor vivido por tres jóvenes estudiantes de Bellas Artes y aprendices de pintores en el Madrid de esa década de aperturismo y liberación. "Teníamos veinte años, Madrid tenía veinte años, España tenía veinte años y todo estaba en su sitio”, escribe la autora sobre el espíritu de la época.
Los aires difíciles (2002). Ambiciosa y quinta novela de la escritora, protagonizada por Juan y Sara, dos personajes que se instalan en la costa gaditana dispuestos a reiniciar sus vidas. El peso de los vientos de levante y poniente en la conducta humana da título a esta historia que entronca con la tradición decimonónica sin complejos y aborda el naufragio existencial de unas vidas rotas en la plenitud completado con la profunda introspección psicológica de sus criaturas. Una compleja historia de pasiones que conjuga condicionantes individuales, históricos y sociales.