Amabilísimo, travieso y mordaz, lo primero que sorprende de Manuel Hidalgo (Pamplona, 1953) es su infatigable capacidad para el entusiasmo y una curiosidad meticulosa e incansable que le exige no conformarse jamás, mientras apura, incansable, un cigarrillo tras otro.

Periodista y novelista, imposible distinguir en él al guionista del narrador, al aficionado a la escena del paseante fascinado por el arte. A fin de cuentas, ya su primera novela, El pecador impecable (1986), fue llevada al cine por Augusto Martínez Torres, con guion de Rafael Azcona y con Alfredo Landa. Después vendrían novelas como Azucena, que juega al tenis o La infanta baila, entre otras.

Como estudioso del cine, ha publicado libros como El último austrohúngaro. Conversaciones con Berlanga o El banquete de los genios. Un homenaje a Luis Buñuel y es también guionista de películas como La mujer del prójimo (1988), que ganó el Colón de Oro en el Festival de Cine de Huelva, Una mujer bajo la lluvia (1992), El portero (2000) y Nubes de verano (2004).

Director de El Cultural recién nombrado, confiesa Hidalgo que cuando estudiaba periodismo, “creo que en tercero, veinte años tendría”, tuvo que elaborar, como trabajo de fin de curso, un proyecto periodístico. Y, claro está, hizo una revista cultural. “No le diré qué nota me dieron, pero fue la más alta ja, ja…He dirigido suplementos culturales en Diario 16 y en El Mundo, pero dirigir El Cultural colma un sueño que ni siquiera pude imaginar ni entonces ni después”, dice, zumbón.

Pregunta. ¿Cómo afronta el reto de sustituir a una periodista de la trayectoria de Blanca Berasátegui?

Respuesta. El concepto de sustitución no está en mi cabeza. Blanca, junto a Luis María Anson, han hecho de El Cultural una publicación de referencia y de gran prestigio. Un clásico en su género. Me toca conservar su legado y ponerlo al día, reformando con prudencia lo que considere que tengo que reformar.

A cara descubierta

P. ¿Qué líneas de la revista le gustaría reforzar y qué es imprescindible mejorar en esta nueva etapa?

R. Ya no somos un suplemento vinculado a la venta de un periódico de papel. Desde el próximo día 7, somos una revista semanal plenamente autónoma que sale a los quioscos y librerías a cara descubierta. Ése es un cambio que obliga a ciertas estrategias. Tenemos un magnífico equipo de periodistas culturales y críticos que ya marca una línea de rigor, fiabilidad y capacidad de prescripción. Esa capacidad de seleccionar y prescribir la seguiremos optimizando en la misma línea, mientras potenciamos la revista con nuevas firmas y la abrimos a nuevas secciones y ámbitos temáticos dentro de nuestros cinco grandes campos: las letras, las artes plásticas, el teatro, las músicas, el cine y la ciencia.

P. ¿Cuál es el secreto de una revista cultural en los tiempos de la web para seguir interesando al lector habitual y, sobre todo, para seducir a quienes aún no la conozcan?

"Desde el próximo día 7, somos una revista semanal plenamente autónoma que sale a los quioscos y librerías a cara descubierta"

R. Desde hace años, El Cultural tiene una web magnífica que, como un periódico digital que es, sigue al minuto la actualidad cultural del día, ofrece destacados contenidos del papel y, atención, brinda el acceso gratuito a un archivo imbatible de cuanto ha publicado la revista desde hace décadas. Invito encarecidamente a seguirla a diario.

El lector habitual de nuestra revista es, entre otras cosas, eso, lector habitual, y le seguiremos seduciendo, como a los nuevos, espero, con la primacía de los textos reposados, bien escritos y perdurables por lo certero de sus análisis. Somos una revista de textos, dicho sea con intención y más allá de lo obvio, pero, sin cabriolas de diseño, me propongo resaltar su aspecto visual. Las imágenes y los ritmos. Tenemos que visualizar y “ver” más y mejor aquello de lo que hablamos.

20 millones de usuarios

P. El Cultural, revista en papel, lleva tiempo siendo también una publicación de prestigio a través de su web, ¿qué nuevos públicos y lectores puede conquistar ahora con la ayuda cómplice de El Español?

R. El acuerdo de colaboración alcanzado con el periódico que dirige Pedro J. Ramírez nos permitirá acceder y mostrarnos a sus más de veinte millones de usuarios únicos y establecer sinergias muy valiosas para ambas partes. A partir del día 4, la web de El Cultural, a través de un amplio balcón en su home, se incorpora a El Español con sus contenidos y con el seguimiento al instante de las noticias del día. Es fantástico que el cuantioso público lector e ilustrado de El Español pueda ser también nuestro público.

P. ¿Y qué puede aportarle “su” revista al tercer periódico nacional en número de usuarios?

R. Pues, sencillamente, le aportaremos nada menos que todo lo que somos y sabemos hacer, la especialización y el prestigio que tenemos en el terreno cultural, al convertirnos “de facto” en su sección de cultura.

P. ¿Cómo puede ayudar El Cultural al lector perdido en la red, que apenas sabe distinguir lo que es opinión de la publicidad, mientras se multiplican las propuestas y las pseudoinformaciones, y parece que todo es lo mismo y que todo importa lo mismo?

R. Esos males que usted señala son ajenos a la trayectoria de El Cultural, que es un antídoto contra todo eso. Nuestra aportación consiste, precisamente, en discriminar positivamente el talento y lo valioso sin mirar el carné ideológico de los creadores, en jerarquizarlo y darle orden y en ofrecer las herramientas de selección y análisis necesarias para elegir el grano y el fruto, y no la paja ni la maleza, y disfrutarlo.

P. Centrándonos en el Hidalgo creador, ¿qué queda hoy del autor de El pecador impecable (1986), la primera de sus seis novelas?, ¿se reconocería en el nuevo director de El Cultural?

"Una revista es como una novela o una película, cuenta varias historias cuidando su estructura, su ritmo... ¡Es muy apasionante y divertido hacer todo eso!"

R. ¡Yo creo que sí! Aunque también creo que todos vivimos vidas sucesivas y que vamos siendo varios a lo largo del tiempo. Cuando publiqué mi primera novela en Tusquets era jefe de Cultura de Diario 16 y editor de su suplemento cultural “Disidencias”. Y aquí sigo, más de treinta o cuarenta libros y guiones después, decenas de miles de palabras después, escribiendo y haciendo periodismo. Una revista, en lo que tiene de orgánico, es como una novela o una película, cuenta varias historias y lo hace cuidando su estructura, su ritmo, su visión de la vida y sus formas de expresión. ¡Es muy apasionante y divertido hacer todo eso!

P. ¿Y qué cree que le diría, o que le exigiría, aquel novelista primerizo al Hidalgo de hoy, dado su nuevo cargo, a qué le pediría que estuviese atento?

R. Pues, la verdad, no sé lo que me diría aquel novelista primerizo…Sé lo que hoy me digo a mí mismo: abre bien los ojos, trata las obras de los demás como quisieras que trataran las tuyas, no dejes de ver y de leer todo lo que puedas, sigue aprendiendo, trabaja hasta conseguir el mejor resultado, vive la vida, disfruta pese a cualquier cosa y conserva el sentido del humor.

Entrevista soñada a Baroja

P.  Por cierto, ha sido también un entrevistador atento y un gran conversador, ¿a qué personaje o creador le gustaría entrevistar en El Cultural y cuál sería la primera pregunta que le haría?

R. Por cierto, también le digo, vamos a seguir dando en El Cultural buenas y más entrevistas con los mejores creadores, algunas más largas para entender mejor por dónde va el mundo. Supongo que lo correcto sería elegir a un personaje de hoy, pero así, a bote pronto, le diría que me gustaría entrevistar a don Pío Baroja en su casa de Itzea, que recorrí una vez con su sobrino, Julio Caro Baroja, en zapatillas como su tío. En este año que se va a celebrar el 150 aniversario de su nacimiento, yo qué sé, le preguntaría: “¿Cómo lleva usted, que ha escrito tanto y tan bien, que sigan diciendo que escribe mal?” El árbol de la ciencia fue una novela que -como a muchos de mi generación, supongo- me hizo definitivamente lector y aspirante a escritor.

Manuel Hidalgo en un momento de la conversación. Foto: Javier Carbajal

P. Sus últimos libros han sido El último austrohúngaro. Conversaciones con Berlanga (2020)y Berlanga y Fernán Gómez, en diálogo (2021). ¿Se le ha hecho al fin justicia a Berlanga o España sigue siendo algo mezquina a la hora de celebrar a sus genios?

R. Más que mezquinos, los españoles y nuestras autoridades políticas somos parcos y actuamos con lejanía a la hora de celebrar a nuestros genios, lo cual, en buena parte, es consecuencia del poco y veleidoso aprecio actual a los forjadores de nuestro enorme patrimonio cultural.

Lo principal y fantástico de este año de Berlanga ha sido comprobar que no necesitaba justicia, que su cine estaba vivo en la memoria y en la estima de muchísima gente, entre otras razones, porque nos sigue reflejando, porque sigue esclareciendo lo que somos.

P. Hablando de cine, una de las entrevistas más recordadas de El Cultural fue una de Blanca Berasátegui a Juan Marsé en la que éste dijo que el problema del cine español no era la piratería sino “la falta de talento”. ¿Exagerado o, simplemente, injusto? ¿Quiénes son sus directores favoritos?

R. Injusto, simplemente, y ajeno a la evidencia histórica del cine español. Marsé, escritor a quien he leído con gran placer, con fruición y en su totalidad, tenía estas salidas de pata de banco, estas intemperancias que hemos vuelto a paladear en sus Notas para unas memorias que nunca escribiré. Para mí, si bien a veces escocían, formaban parte de su encanto. De todas formas, le diré que, habiendo talento en muchos cineastas españoles, echo de menos, como casi siempre, mayor ambición y audacia en los productores.

"Hay talento en muchos cineastas españoles, pero echo de menos, como casi siempre, mayor ambición y audacia en los productores"

Si se refiere a directores españoles, mis favoritos no pueden dejar de ser Buñuel, Berlanga, Neville, Saura, Gutiérrez Aragón, Suárez, Erice, Medem, Bigas Luna y en este plan, que diría Umbral. ¡A los que añadiría otros diez nombres más! Espero que este año, el centenario de Juan Antonio Bardem, que ya le digo que no va a ser como el de Berlanga, nos permita volver a apreciar o descubrir al menos media docena larga de sus primeras películas.

P. ¿Y a qué jóvenes cineastas (ellos y ellas) no nos deberíamos perder?

R.  Lejos de la corrección política, le diré que precisamente no nos debemos perder a los jóvenes o no tan jóvenes cineastas: Vermut, Berger, Albert Serra, Rosales, Bajo Ulloa, Lacuesta, Jonás Trueba, Cavestany, Laxe, García Ibarra… Ellos son sólo algunos de los que han hecho, dentro del ahora proceloso y difícil campo del cine de autor, las propuestas más estimulantes de los últimos años.

Y lo que veo es una soberbia generación de mujeres directoras, no necesariamente catalanas, jaja, aunque muchas de ellas lo sean… Directoras como Ainhoa Rodríguez, Neus Ballús, Clara Roquet, Belén Funes, Elena Trapé, Pilar Palomero, Mar Coll, Nely Reguera, Roser Aguilar, Lucía Alemany y varias otras son espléndidas y, como sus mejores compañeros, merecerían rodar con continuidad para que sus carreras cuajaran.     

Y ya que me pregunta por el cine, aprovecho para decir que El Cultural va a seguir tratando el cine como se merece, pero que, en modo alguno, va a ser una prioridad para mí. El gran bastión de El Cultural seguirá siendo la literatura, los libros, y el atractivo de la revista pasa necesariamente por reflejar, con la mayor intensidad y calidad posibles, como siempre ha hecho, todas las bellas artes y el pensamiento. ¡Es y debe ser una revista total!

De Sorrentino a Magritte

P. Claro. Sé que, personalmente, sus intereses van más allá de los libros y las películas…

R. ¡Desde luego! En los últimos diez o quince años, ha aumentado muchísimo mi interés y mi gusto por la pintura, la fotografía y el teatro. Veo muchas exposiciones y voy mucho al teatro. Puedo decirle que con lo último que más he disfrutado, aparte de con las películas de Jane Campion, Paolo Sorrentino, Leos Carax, Ryusuke Hamaguchi y Nanni Moretti, ha sido con las expos de Reinhardt, Morandi, Magritte y con la propuesta visual, narrativa y cuasiteatral de Walid Raad, que todavía se puede ver en el Thyssen.

P. ¿Y en teatro?

R. He fallado últimamente, ay, a algunos de los estrenos más recientes por causa de los avatares de la pandemia y el trabajo, pero este año me gustaron muchísimo montajes tan distintos como los de Castelvines y Monteses y El príncipe constante. Y, coincido plenamente -¡menos mal, jaja!- con los críticos de El Cultural: me lo pasé bomba con El bar que se tragó a todos los españoles y con Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach. ¡Me habría llevado a casa a la rusa que interpretaba Irene Escolar!

P. Y, por último, ¿a quién lee?, ¿qué autores en español le interesan más?

R. Ahora que se habla tanto, y no siempre bien, de las listas de lo mejor del año, casi me obliga usted a hacer listas… ¡Pues me gusta mucho hacer listas, soy fanático de las listas! Ya de pequeño, lo que más me gustaba de las vacaciones de Navidad, era encerrarme a hacer las listas de mis libros, películas y discos favoritos del año. ¡Las conservo en cuadernos que me traía mi tía de Biarritz! En cuanto a escritores actuales en español, ocurre que, debido a la orientación que le di a Tengo una cita, mi blog semanal de lecturas de El Cultural durante más de una década -¡más de quinientos posts-, he leído muchísimo en los últimos años a escritores del XIX -¡y anteriores, esas inglesas!- y de la primera mitad del XX.

De todas maneras, he seguido bien a escritores como Mateo Díez, Valero, Trueba, Llop, García Llovet, Trapiello, Longares, Gutiérrez Aragón, Mayorga -¡hay que leer teatro!-, Chirbes o Celso Castro. Entre los latinoamericanos, me gusta mucho la mezcla de humor y patetismo de Eduardo Halfon o Pedro Mairal.

Pero la escritora que, desde sus comienzos, me llevó al huerto ha sido Sara Mesa. ¡Me entusiasma! En el número de El Cultural de este viernes 7, primero de la nueva etapa, los lectores, entre otros contenidos y novedades que les van a interesar, encontrarán un precioso regalo de Sara Mesa. Y ahí lo dejo.   

@nmazancot