Abandona Esther García Llovet (Málaga, 1963) el escenario de su Trilogía instantánea de Madrid con cuya recreación goyesca ha conseguido consenso raro como narradora originalísima y rupturista. Aunque traslada el decorado de Spanish Beauty a Benidorm, la mudanza no implica mayores cambios, pues el nuevo marco continúa un parecido tratamiento expresionista. Conocemos un lugar un tanto espectral, algo que se alcanza sin desfigurar la geografía, señalada con rasgos precisos de la topografía, del callejero o del comercio.
También lo que ocurre remite a una realidad quevedesca en la que unos hechos posibles se llevan hasta el extremo de lo improbable. La autora practica la acumulación reiterativa de sucesos excepcionales sin temor a caer en lo inverosímil. Y consigue que resulte literariamente coherente la historia de Michela, una policía corruptísima que ignora todo límite moral y legal.
Esta especie de sheriff levantino ejerce un control arbitrario de la ciudad, consuma nada menos que un secuestro, se compincha con soplones y gente de mal vivir y anda en tratos o se enfrenta temeraria con la copiosa mafia benidormense, con su vieja franquicia inglesa y con unos espantables rusos. Las acciones que acabo de destacar entre las abundantes de una novela rica en sucesos se ubican en un retrato plástico de la ciudad: en él se enmarañan rockeros de medio pelo, soplones, matones, peristas, chiringuitos playeros, especulación urbanística, negocios sucios, droga, sexo o violencia. Las anécdotas se encadenan a ritmo acelerado y producen una narración dinámica que se beneficia de silencios y elipsis.
El resultado es una sugestiva mezcla de novela policial y de aventuras, ambas sui generis porque un espíritu transgresor y juguetón le incita a García Llovet a moverse en el filo de la navaja de los géneros narrativos, literarios o cinematográficos, establecidos. De hecho, cabe apreciar al respecto en nuestra autora un espíritu iconoclasta semejante al de Quentin Tarantino, con cuyas películas guarda su novela algún vínculo de admirativa inspiración seminal.
Caos en Benidorm
El mundo reconstruido en Spanish Beauty suena a sinsentido y caos, a una realidad inarticulada y convulsa bastante barojiana, más cercana al fresco de una existencia cotidiana fragmentada y confusa del vasco, por cierto, que al desorden social y familiar orgánico al que apunta el título del libro, el de la oscarizada y popular American Beauty de Sam Mendes.
Peculiar por trama y tratamiento, Spanish Beauty muestra también los rasgos de un trabajo personal en su dimensión estilística. Maneja García Llovet con admirable eficacia una sintaxis de expeditivas oraciones cortas (bien realzadas por frases nominales) en las que seduce su buen oído para lo conversacional. La narración antirretórica la espolvorea con creativas imágenes. Y la simbiosis de fondo y forma hace que el lector se vea concernido por una historia desmesurada que imanta la atención.