El inspector Kraken tiene un nuevo caso que resolver, más personal que nunca. Regresa a las librerías el célebre personaje ideado por Eva García Sáenz de Urturi después de su exitosa inmersión en la novela histórica —ganó el Premio Planeta 2020 con Aquitania, en la que indagaba en la vida de guerras y venganzas de una de las reinas más poderosas y longevas de la Edad Media—. Lo hace con El Libro Negro de las Horas, un thriller de intrigas y asesinatos en el que precisamente el libro se articula en protagonista, y que cuenta con una ambiciosa primera tirada de 300.000 ejemplares para los mercados español y latinoamericano.
"Es nuestro gran lanzamiento del año", sentencia Belén López, directora editorial de Planeta. Ella se ha convertido este miércoles en la protagonista inesperada de una de las presentaciones literarias más atípicas y singulares que se recuerden, y no por el ejército de tuk tuks reunido en las céntricas calles de Madrid para la ocasión: la autora no estaba presente ni ha podido intervenir desde su Vitoria natal. El "giro de guion", como bromeaban desde el grupo, no ha sido intencionado, sino que a Sáenz de Urturi la ha doblegado un fuerte gripazo que hasta ha terminado por apagarle la voz.
A la escritora de la Trilogía de la Ciudad Blanca, que ha cosechado más de dos millones de lectores en todo el mundo, solo se le ha podido escuchar a través de un vídeo promocional: "Lo que esconden las páginas de El Libro Negro de las Horas es una trama en la que el inspector Kraken recibe una llamada en la que se le plantea un secuestro imposible: el de su madre, que lleva muerta cuarenta años y es la mejor falsificadora de libros de la historia".
Ahí despega una novela que se zambulle en el universo del libro antiguo, edulcorada con los ingredientes de la literatura noir, y que no solo enfrenta al investigador policial, llamado en verdad Unai López de Ayala, a un sádico y misterioso criminal, sino también a la desesperación más íntima por adivinar por qué y de dónde nace esa mentira familiar de que la orfandad le acompaña desde los seis años. La trama transcurre en dos momentos temporales y se sitúa tanto en la almendra medieval de Vitoria, epicentro de las ficciones anteriores de Sáenz de Urturi, como en Madrid, en lugares emblemáticos para la bibliofilia como la cuesta de Moyano, la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, librerías antiguas como la Miranda, en el barrio de las Letras, o la Sociedad Cervantina, donde se imprimió el primer Quijote en 1605.
El título lo brinda la búsqueda del libro de horas de la princesa Constanza de Navarra, un tesoro bibliográfico inventado, pero que bebe de los preciosos e iluminados manuscritos medievales que utilizaron personas poderosas y monarcas para sus oraciones íntimas. Estos volúmenes estaban ricamente ornamentados, con letras capitales, orlas y miniaturas trazadas con coloridos pigmentos que han resistido el paso del tiempo. El que persiguen los personajes de Sáenz de Urturi tiene unas dimensiones de veinte centímetros de altura, va encuadernado en terciopelo negro con clavos metálicos de adorno y hojas de pergamino y destella con su azul ultramar extraído de lapislázuli.
"El proceso de documentación, que duró más o menos año y medio, me supuso una inmersión en todo lo que era el mundo del libro antiguo y de coleccionismo", detalla la autora, que ya en Aquitania dejó entrever su fascinación por los códices ilustrados medievales. "Esta novela ha sido el gran homenaje que yo le debía al mundo del libro por todo lo que a mí me ha aportado desde pequeña la literatura. Siempre supe que tenía que escribir una novela que hablara del libro y que fuese todo un canto de amor a la bibliofilia y al arte de contar historias".