Aunque solo fuera para convocar en un mismo espacio a un rapero y a los reyes, ya estaría justificada la celebración del Año Nebrija por el V Centenario de su fallecimiento. En los primeros compases de la gala, celebrada este lunes en el Teatro Real, tuvo lugar el momento más significativo. Sergio López Sanz, nombre real de Haze, rapeaba a solo unos metros de Letizia y Felipe, emplazados en la primera fila del patio de butacas.
“En esta celda” fue el tema que escogió el cantante para interpretar en la gran ceremonia que homenajeaba al humanista más importante de nuestra lengua. “Soy el primer rapero en pisar las tablas del Teatro Real”, dijo para concluir su reivindicación, aclamada por un público que, probablemente, estableció la correspondencia de aquel momento con la condena a Pablo Hásel por injurias a la corona.
“La lengua acerca y acoge, nunca separa”, diría minutos después el ministro de Cultura y Deporte, Miguel Iceta, pero había quedado claro desde la intervención de Haze. La ceremonia, elegante y ligera pese al fondo denso y a la vez ineludible que arrastra la figura de Antonio de Nebrija, fue una celebración de la lengua como puente entre culturas y civilizaciones. El español, que cuenta con 600 millones de hablantes en el mundo, fue distinguido con merecimiento en la gala que conmemoraba a la personalidad que más hizo por su difusión.
“Entre toda su sabiduría”, Iceta destacó “la virtud del diálogo y el entendimiento, capaz de unir a organismos muy distintos”. Se refería el ministro a todos los ministerios y ayuntamientos, de ideologías bien distintas, que se habían coordinado para el diseño de la programación con motivo del Año Nebrija.
Considerado “acontecimiento de excepcional interés público” en los Presupuestos Generales del Estado en 2021, es “una ocasión única para reflexionar sobre el papel de las humanidades en la sociedad”, dijo José Muñiz, presidente de la Comisión Interadministrativa del V Centenario, que, bajo la presidencia de la Fundación Antonio de Nebrija, está encargada de la organización de todo tipo de actividades para dar a conocer el legado del humanista. La gala de ayer fue el punto de partida de una programación apasionante.
La actuación de Haze no fue el único momento musical de una noche que, según la maestra de ceremonias, Elena S. Sánchez, pretendía vincular la palabra con el resto de disciplinas artísticas. Eliseo Parra, cantante y divulgador de la música tradicional española, interpretó el romance del príncipe Don Juan en su versión sefardí poco antes de introducir instrumentos culinarios junto a su “banda de siempre” en una canción que recogía el “legado inmaterial de la música en el siglo XV", según dijo.
La nota flamenca y local la puso el pianista Dorantes, sobrino de Juan El Lebrijano y paisano del humanista nacido en el municipio sevillano de Lebrija, representado ayer en el Teatro con la presencia del alcalde, José Benito Barroso, y decenas de vecinos. El virtuosismo del artista sobresalía entre una banda compuesta por un trío de cuerda, la percusión y un coro de dos voces.
La presencia de Rozalén seguramente estaba justificada por el potencial comunicativo de la lengua de signos, que siempre la acompaña en la interpretación de Bea Romero, y por las numerosas incursiones de la cantante en la música popular a lo largo de su trayectoria. “La puerta violeta”, “Que no, que no” e “Y busqué” fueron los temas escogidos por la albaceteña, visiblemente afligida por el reciente fallecimiento de su padre. Con toda seguridad, aunque nunca lo dijo, se refirió a él cuando contó que “un hombre bueno y sabio me enseñó a valorar el don de la palabra”. Fue su manera de agradecer la invitación para conmemorar a una figura tan influyente como Elio Antonio de Nebrija.
Creador de la primera gramática castellana en el año del Descubrimiento de América y corrector de textos bíblicos, fue además un hombre “valiente y apasionado”, entre otras virtudes que resaltaron numerosas personalidades desde los vídeos que se proyectaban entre las intervenciones de la gala. El periodista Iñaki Gabilondo, el poeta Luis Alberto de Cuenca, la historiadora Elvira Roca Barea, el director del Instituto Cervantes Luis García Montero y José Antonio Millán, su biógrafo, fueron algunos participantes que aportaron declaraciones.
Darío Villanueva, presente en el acto, quiso resolver la confusión por una frase de Nebrija “tergiversada”. Cuando el humanista dijo que “siempre la lengua fue compañera del Imperio” no se refería “al de Colón”, pues la declaración data de agosto de 1492 y “el Descubrimiento se produjo en octubre del mismo año”, aclaró el exdirector de la Real Academia Española y actual miembro de la institución. Por tanto, “no fue el ideólogo de la lengua del Imperio, sino el patriarca del imperio de las lenguas”, concluyó.
El rey Felipe VI fue el encargado de despedir el acto, tranquilizando a todos los presentes sobre su estado de salud —hace solo unos días recibió el alta por Covid— y mostrando su “gratitud y admiración hacia el sector científico y sanitario”. En cuanto a Nebrija, “un ejemplo de modernidad, compromiso y libertad”, manifestó su ilusión por “que su legado se expanda para reconocernos como esa gran familia hispanohablante”.