Después de Yo fumo para olvidar que tú bebes (2020) y Mi precio es ninguno (2021) llega Demasiado no es suficiente, tercera entrega de la serie protagonizada por Max Lomas, héroe creado por Martín Casariego (Madrid, 1962) que goza de muy buena salud, pues ya hay anunciada una nueva entrega: Ámate como a ti misma.

Demasiado no es suficiente

Martín Casariego

Siruela, 2022. 321 páginas. 18,95 €

En realidad, toda la serie podría ser una sola novela, puesto que los acontecimientos se van sucediendo de forma cronológica, siempre en torno a las peripecias de este cínico y romántico que bebe de otros personajes reconocibles del pulp como Mike Hammer (creado por Mike Spillane), pero adaptado a estos tiempos con un tono algo paródico; sin olvidar un componente culto, como comprobamos en lo que ha leído (Marcel Proust, Michel de Montaigne, Stendhal…), en las referencias cinematográficas y artísticas, porque a Lomas no se le escapa nada, igual que a Casariego, que sabe y tiene bien leído a Raymond Chandler, Dashiell Hammett… para extender la lectura que realiza de los clásicos.

Tal vez, lo más relevante de las aventuras de Lomas es el retrato que realiza el escritor de una sociedad en la que reina la corrupción lo que da a la novela ese ambiente noir que se hunde en la realidad. Narrada en primera persona, el relato se centra en la acción misma, en los hechos, sin importar en exceso los resortes que mueven esos hechos.

A partir de una narración sin prejuicios, dinámica, a lo que contribuye la rapidez de los diálogos y una sorna ambigua que denota la ironía del propio autor, tal vez lo más característico de esta saga. Recordemos que Max Lomas procede de buena familia. Es un guardaespaldas que ha trabajado en el País Vasco, un tipo duro, como su trabajo, como los tiempos que corren. El cinismo y la sorna bañan por completo la historia.



Ya en el primer capítulo Lomas nos dice: “Estoy enamorado de mí. Hay tantas cosas en mí que son tan deliciosas…” (el autor, por si hubiese alguna duda, aclara al final del libro que es una cita irónica de Song of Myself, de Walt Whitman). Y añade: “soy un imán para las mujeres. [...] Es algo propio de un superhéroe: un don y, a la vez una maldición”. Frase que es oportuno citar para ver el tono entre irónico y humorístico en el que se mueve el libro.



Algo que también vemos en su carácter impertinente y provocador. Pero al mismo tiempo Lomas no está exento de cierto romanticismo, como vemos cuando acude a liberar a la hija de Solomon Kirschembaum, secuestrada por la mafia búlgara: lo hace no por dinero sino porque “una niña de trece años merecía toda la protección del mundo”.

Aventuras trepidantes

Esta tercera entrega comienza ocho años después de finalizada la segunda. Este tiempo transcurrido no es más que un paréntesis durante el cual Lomas ha estado en Colombia, en Argentina, en México (en donde le ha dado tiempo a casarse y a tener un hijo que ha muerto, al igual que su mujer), y, por último, en Irak. Ahora se encuentra de nuevo en Madrid, tratando de ahogar sus penas en tequila.

No tiene fuerzas para trabajar, no tiene fuerzas ni siquiera para huir. Allí irán a buscarlo y allí comenzarán una serie de aventuras trepidantes que incluyen a la ya citada mafia búlgara, el encargo de asesinar a un pederasta, el incendio del edificio Windsor y el enfrentamiento con Damien, un enano tan culto y despiadado como Lomas.

Un Max cansado de matar, porque “cuando matas algo, matas tantas cosas… Incluso cosas que no han pasado. Y también algo dentro de ti”. El lector no recupera el aliento hasta el final, en el que nuestro héroe cree ver a su amada Elsa entrando en un taxi, lo que le permite dejar preparado el argumento para la cuarta entrega.