El Cultural se cita con Eva Orúe una semana antes de que arranque la Feria del Libro de Madrid. Es una tarde de mayo agosteña, de las que derriten las mejores intenciones, y sin embargo, mientras nos acercamos a unas casetas que son aún puro esqueleto, nos salen al encuentro editores y curiosos que le desean la mayor de las fortunas.
Acostumbrada a reinventarse, cuando cumplió 30 años renunció a su trabajo y se dedicó a viajar. Esperaba hacer lo mismo ahora, a los 60, e irse a vivir junto al mar, “pero me comentaron que el Gremio de Libreros había organizado un concurso para elegir nuevo director, y que yo reunía el perfil que buscaban, así que presenté mi proyecto y aquí estoy. Todo ha sido muy rápido”.
Pregunta. ¿No está un poco cansada de que todos le preguntemos por lo de ser la primera mujer en dirigir la feria?
Respuesta. Bueno, estoy deseando que a Estrella de Diego la nombren directora del Prado y que ella sea la primera mujer en 200 años, para que se olviden de mí, ja, ja. Pero me gustaría subrayar que el 65 por ciento de los trabajadores del sector editorial son mujeres.
P. Pero ¿va a haber en la feria alguna actividad con perspectiva de género?
R. El 2 de junio hacemos tres actos seguidos en el pabellón de Caixabank. En el primero se analizarán los roles que tradicionalmente la mujer tiene asignados, con cuatro escritoras que han escrito sobre el tema; luego hacemos, en colaboración con la UNAM de México, uno sobre escritoras latinoamericanas que han tenido que venir para acá, y la tercera mesa será sobre mujeres corresponsales, porque hacen que fijemos la vista en aspectos, en rincones, de los que los hombres no se ocupan. No se trata de imponer ninguna perspectiva, pero sí de enseñar otras perspectivas.
P. Ha tenido muy poco tiempo para organizar esta edición: ¿cuáles han sido los mayores problemas?
R. El principal es que cuando me incorporé, el 3 de enero, no había nada. Solo teníamos un acuerdo con Portugal porque es el centenario de Saramago, pero no teníamos ni patrocinadores ni programación. Este año tenemos un presupuesto de 1.388.000 euros, que en gran parte cubren los expositores (en torno a 790.000 euros), el Ayuntamiento y la Comunidad, pero para darle a la feria alegría necesitamos otros patrocinadores. Hemos llamado a todas las puertas, y aunque muchos tenían ya cerrados sus presupuestos desde el año anterior, la respuesta ha sido apabullantemente positiva.
P. Van a dedicar una atención especialísima a América Latina…
R. Sí, la UNAM de México, Centroamérica Cuenta, Casa de América van a organizar actividades, y la Fundación Gabo ha montado un taller que va a dirigir Martín Caparrós.
Vecinos cómplices
P. ¿Cómo han logrado implicar a instituciones vecinas como la Casa Árabe o el Thyssen?
R. Simplemente pidiendo que nos miraran. A los museos les invitamos a que en sus redes hagan algo relacionado con libros a partir de sus fondos, pero también hemos llegado a acuerdos con el Círculo de Bellas Artes y con la Universidad Complutense, porque tenemos que ganar a los jóvenes para la causa del libro. También nos hemos reunido con el director de la Real Academia, con la directora de la Biblioteca Nacional, con Casa Árabe... Puedo entender las razones por las que antes no se hizo, pero no veo otra manera de trabajar.
P. ¿Quizá es que, como funcionaba la parte económica, no se miraba más allá?
R. No tenemos la menor intención de tocar la parte comercial porque es su razón de ser, pero la feria es mucho más que ventas, firmas y colas. Tenemos que probar fórmulas nuevas. ¿Que no funcionan? Probaremos otras.
“Hay espacios para que firmen los escritores multitudinarios y las colas no interrumpan el fluir de la Feria”
P. ¿Por eso van a suprimir las colas en las casetas?
R. Sí, vamos a poner varios espacios (Pino, Magnolia, Boj...) para que firmen los escritores multitudinarios y las colas no interrumpan el fluir de la feria ni molesten a los expositores. No podemos renunciar a ellas, pero sí sacarlas del corazón del paseo. Necesitamos proteger el ecosistema del Retiro.
P. ¿De verdad cree que la feria debería durar más?
R. Desde luego, porque en estas tres semanas se produce una concentración enorme de talento y de actividades que deberíamos aprovechar el resto del año. Y se me ocurren dos cosas básicas. Entre los objetivos de la feria está el fomento de la lectura, así que, si queremos que los jóvenes se enganchen a la lectura, habrá que ir a buscarlos donde estén y presentarse en sus colegios. También deberíamos ser capaces de llegar a esa parte de la población que aún no entiende que la feria es suya. Obviamente me estoy refiriendo a quienes llevan menos tiempo con nosotros, a quienes no tienen el español como su idioma materno, o que por razones económicas no se acercan al Retiro. Si queremos que esté llena, debemos ganar lectores.
Una feria enredada
P. Ahora que habla de llenos y masas, ¿le obsesiona batir los 2.300.000 visitantes de 2019?
R. Que la gente venga es una buena noticia, pero mi mayor preocupación es lograr distribuir mejor los flujos. ¿Y si conseguimos que algún acto relevante se organice el lunes?
P. ¿Qué papel van a jugar en esta edición las redes sociales?
R. Fundamental, porque hay mucha gente que va a conocer la feria a través de las redes sociales; porque va a conocer además lo que sucede cada instante y porque en las redes se puede generar contenido distinto. Por ejemplo, vamos a desarrollar una actividad relacionada con Harry Potter, y una parte va a ser on line. Otro ejemplo: para no cortar una rama de un magnolio, hemos tenido que montar dos casetas. Pues bien, como el magnolio nos tiene locos, todos los que pasen por aquí van a poder escribir un haiku; si no saben lo que es, tenemos un video explicando en qué consiste, y premiaremos el mejor de cada día. Queremos reivindicar el Parque y que nos ayuden a cuidarlo. Por eso ésta será una feria sostenible.
Las noches de Casa Árabe
En esta edición, la Feria adelanta media hora su apertura aunque las casetas seguirán cerrando a mediodía “porque la mayoría tiene que pasar por su propia librería y entre semana no va nadie a esas horas”. Tampoco están previstas actividades nocturnas: “No estoy segura de que la gente quiera hacer cosas por la noche; los libreros acaban agotados, pero hemos llegado a un acuerdo con Casa Árabe, de manera que cuando cerremos las puertas cada día, ellos abrirán su patio para ofrecer pequeños conciertos y recitales de poesía”, explica Orúe.