Toni Morrison, Premio Nobel de Literatura en 1993, afirmaba que el arte no debía ser despojado de cualquier tipo de implicaciones políticas y ponía como ejemplo de ello la novela de Richard Wright, Native Son (Hijo de esta tierra, hasta esta edición siempre traducida como Hijo nativo). Su publicación en 1940 convulsionó el panorama narrativo norteamericano, y según el reputado profesor Irvin Howe se trata de la novela socialmente más influyente de toda la literatura norteamericana.

Hijo de esta tierra

Richard Wright

Traducción de Eduardo Hojman. Alianza, 2022. 573 pp. 27,50 €

En ella se plasmaba por primera vez de forma artística la denigrante realidad social de los afroamericanos ya esbozada por el denominado “Renacimiento de Harlem” durante las décadas de los 20 y 30. Después vinieron Black Boy (1945), también de Wright, Invisible Man (1952), de Ralph Ellison, o Go Tell It on the Mountain (1953), de James Baldwin, que conforman el indiscutible canon literario, los fundamentos de una literatura que culminaría con la concesión del referido Premio Nobel a la autora de Beloved (1987).

Bigger Thomas, el protagonista, es un joven afroamericano perteneciente a una familia de escasísimos recursos en el Chicago de 1930. Tiene la fortuna de conseguir un buen empleo en casa de la acaudalada familia Dalton. La adorada única hija Mary resulta ser una rebelde contestataria fascinada por los principios comunistas y en una alocada noche Bigger la matará de forma accidental. Logra deshacerse del cuerpo y finge un burdo secuestro, pero es descubierto y en una atolondrada huida también terminará con la vida de su amiga Bessie. Bigger es finalmente encarcelado y condenado a muerte.

La polémica siempre ha estado presente en la historia de esta novela hasta el punto de ser prohibida o censurada en un buen número de escuelas públicas. En unos casos se entendía que era demasiado explícita sexualmente, en otros que fomentaba el enfrentamiento social. Tal vez por ello el propio autor escribió “Cómo nació Bigger” —incluido en el presente volumen— en el que podemos leer “…en la medida de mis posibilidades, limité la novela a lo que Bigger veía y sentía, incluso en los segmentos en que lo que le trasmitiría al lector era más que eso” (p. 569).



Más allá de la polémica, Hijo de esta tierra mantiene una constatable deuda con el naturalismo determinista de Upton Sinclair o Theodore Dreiser. Como Jurgis en La jungla (1906) o Clyde en Una tragedia americana (1925), Bigger recrea la ilusión de que es posible alcanzar el sueño americano, pero la realidad terminará por demostrarle que se trata de una inalcanzable entelequia. La confrontación, en su caso, tiene más que ver con la lucha racial que de clase, aunque la presencia de los ideales comunistas permea toda la obra.

Prohibida o censurada en muchas escuelas norteamericanas, esta novela siempre ha estado envuelta en la polémica

Su vida, como en los citados personajes, está regida por el determinismo, por un fatalismo del que resulta imposible escapar. Bigger llevó en brazos a Mary, ebria, hasta su habitación cuando entró su madre ciega. Tapará la cara de la joven con una almohada en un intento de pasar desapercibido —nadie creería su historia— llegando a asfixiarla.

Bigger piensa que aún puede controlar la situación. “Siempre que pudiera coger las riendas de su propia vida y disponer de ella como se le antojara, siempre que pudiera decidir cuándo y hacia dónde huir, no tendría nada que temer” (p. 187); no ha logrado entender que su destino, marcado desde su nacimiento en una familia pobre y negra, no puede ser alterado. Tan solo esperando su ejecución entiende Bigger la naturaleza de las relaciones sociales entre blancos y negros, “la realidad de su vida” (p. 521).

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