¿Qué libro está leyendo estos días?
Proyecto Silverview, la novela póstuma de John Le Carré.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
Suelo dar a los libros unas cincuenta páginas de margen para que me interese el tema, si es un ensayo, o me enganche, si es una novela. De no ser así, busco alguna alternativa. Pero casi siempre encuentro algo de interés, de manera que dejo “colgados” pocos libros.
¿Con qué personaje le gustaría tomarse un café mañana?
Con Putin. Tiene muchas explicaciones que dar.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
Si exceptuamos los libros infantiles, creo que fue La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza. Un profesor de literatura nos encargó leerlo para hacer un trabajo en bachillerato. Lo empecé a leer con recelo, porque supuse que me aburriría. Pero fue un descubrimiento, que me enganchó con la lectura.
¿Cuáles son sus hábitos de lectura: es de tableta, de papel, lee por la mañana, por la noche...?
Soy de papel. Y leo cuando puedo, da igual la hora.
Cuéntenos una experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
Quizá fuera la lectura de Cien años de soledad, de García Márquez. Cuando terminé la novela pensé –y sigo pensando– que es difícil escribir mejor. Dehecho, se me hace imposible entender cómo se puede escribir tan bien.
¿Qué le ha prestado el periodista al narrador Vallés?
Probablemente, por deformación profesional soy detallista en las descripciones, trato de ofrecer datos sobre asuntos de actualidad que sean de interés para el lector –aunque
se trate de una novela–, y creo que escribo de una forma muy visual. No sé si es bueno o malo, pero es inevitable, dada la influencia que tiene en mí el lenguaje audiovisual.
¿Cuánto de información contrastada y cuanto de imaginación hay en Operación Kazán?
La trama de suspense es solo ficción, pero casi todo lo que hay alrededor de esa trama es información contrastada: tanto en lo que se refiere a los aspectos históricos de la novela, como a aquello que tiene que ver con procesos políticos o con una parte del trabajo de los espías.
¿Con cuál de todos los personajes se identifica más y a quién le ha prestado más de sí mismo?
Por las aficiones deportivas, me identifico con Pablo Perkins, gran hincha del Atleti. Pero creo que solo en eso. He tratado de marcar distancias personales con los personajes. Algunos tienen determinadas características de individuos a los que conozco, pero no mías.
¿Y Putin al enloquecido líder ruso de su novela?
Se parece bastante. Y muchas de las cosas que le pasan en la vida al presidente de la novela le ocurrieron en la realidad a Putin. Quien lea Operación Kazán entenderá mejor lo que está pasando en estos días y la personalidad del propio Putin.
¿Qué hubiera cambiado si mientras escribía la novela hubiese estallado la guerra de Ucrania?
Hubiera incluido alguna escena sobre la guerra, igual que aparecen referencias al asalto al Capitolio y a la salida de las tropas americanas de Afganistán. Hay mucho de realidad
en Operación Kazán, más allá de la trama de ficción.
¿Entiende, le emociona el arte contemporáneo?
No soy un experto.
¿Se ha “enganchado” a alguna serie de televisión?
Me enganché a Homeland, por lo bien que desarrolla la historia de espionaje y por la precisión con la que define a los personajes. El tema también estaba muy de actualidad.
¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?
Las bienintencionadas son muy útiles. En este caso, algunos lectores me han hecho llegar sufeedback y me ha servido para aprender bastantes cosas. Lo agradezco mucho.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
España tiene, en otras muchas características, su gran variedad: lenguas, costumbres, paisajes... Hay pocos países tan diversos en un territorio tan limitado. Somos como
un continente comprimido en un país de tamaño medio. Y, lo más importante, es mi país