Imaginen a un joven dramaturgo llamado Antonio Rojano (Córdoba, 1982) que se siente acabado o al menos estancado entre el éxito y el fracaso, a pesar de haber recibido los premios Lope de Vega, Calderón de la Barca, Marqués de Bradomín o Caja España de Teatro.
En plena crisis, pues, Rojano descubre por azar que antes que él hubo otro Antonio Rojano, un miliciano que murió en la guerra civil, pero con el que no guarda ningún parentesco aunque el otro también era cordobés.
Rojano se obsesionará con el tema, así que aprovechará una beca en Corea del Sur —en la que debía escribir un monólogo sobre la guerra civil y la identidad— para redactar una novela sobre ese mismo tema.
Metanovela en muchos tramos, en El libro de Toji confluyen, pues, las investigaciones de Rojano sobre el miliciano homónimo y la guerra del 36, sus reflexiones sobre la escritura, las conversaciones y mensajes de su pareja —una actriz que actúa como espejo para desenmascarar sus movimientos y dudas—, y la propia novela, que forma parte de un proyecto transmedia que se estrenó en el Festival de Otoño en 2020.
Novela de autoficción sobre el yo, la identidad y las trampas de la escritura, he aquí un debut narrativo de tanta ambición como indudable interés.