Son las primeras horas del amanecer y la temperatura alcanza los 15 grados. Vestido con pantalón corto y una camiseta blanca un hombre se desliza en canoa a lo largo de las islas del Garona en Francia. Es una mañana agradable. Muros de vegetación le rodean. Sin ruido y en solitario atraviesa el río en un ritual que realiza cada madrugada. La imagen es envidiable. Un respiro de aire fresco bajo el aire estancado de este caluroso verano. El momento por el que cualquiera de nosotros nos cambiaríamos ahora.
Es entonces cuando ocurre. Al fondo, algo perturba nuestra paz. Prepárense porque justo aquí se acaba nuestro remanso de tranquilidad. Una escena irrumpe violentamente en el paisaje: los cadáveres de dos mujeres jóvenes vestidas de comunión y atadas sobre el tronco de un árbol flotan en medio de nuestro idílico paseo. ¿Qué ha ocurrido?
Con esta imagen a orillas del río Garona, el conocido como el maestro del thriller francés, Bernard Minier, inaugura la temporada estival de novela negra. Y es que, como no hay nada mejor que un buen suspense para mitigar las altas temperaturas, repasamos las novedades de los últimos meses, nuestro mejor aliado de cara a las vacaciones. O no. Ya saben, no se confíen demasiado, aquí nada es lo que parece.
Los incondicionales del verano
Los hay que, como los posados veraniegos, vuelven todos los años, o casi todos. Incondicionales del género como Jo Nesbø, que en esta ocasión da unas merecidas vacaciones al detective Harry Hole y se presenta en nuestro país con un libro de 12 relatos. Lo que cuenta es una miscelánea protagonizada por un detective que persigue a un hombre sospechoso de haber asesinado a su hermano, un padre que reflexiona sobre la necesidad de la venganza hoy, un basurero resacoso que investiga qué pasó exactamente la noche anterior y dos amigos, de camino a los Sanfermines en Pamplona, que se enamoran de la misma chica. Ellos son, entre otros muchos, los personajes que pueblan las historias de El hombre celoso (Rerservoir Books), relatos criminales y pasionales donde se mezclan los más bajos instintos con el suspense.
Junto a Nesbo, regresa también Donna Leon, otra incondicional de la ecuación noir+verano. Y lo hace con una propuesta difícil de rechazar. Un viaje a la Venecia postpandémica como escenario del crimen. En Dad y se os dará (Seix Barral), la escritora americana desafiará al carismático Guido Brunetti con el dilema clásico entre mantener su lealtad a una vieja conocida o responder ante la ley. Comprometida con la realidad, el caso número 31 del investigador servirá de pretexto también como reflexión sobre los claroscuros de las ONGs, mientras sobre el país vuelve a cernirse la sombra del crimen organizado, dispuesto a sacar beneficio de la emergencia sanitaria.
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Pero no son los únicos. Como ellos, tampoco faltan a su cita estival otros rostros familiares del género, como Michael Connelly, que acaba de publicar la ‘televisiva’ El veredicto (AdN). La segunda parte de la saga protagonizada por Mickey Haller —que recientemente ha adaptado Netflix como El abogado de Lincoln—, centra la trama en la vida de este abogado defensor que, tras su regreso a los tribunales, recibe en “herencia” todos los casos de su colega Jerry Vincent, quien acaba de ser asesinado.
Mientras su protagonista se prepara para llevar a cabo la defensa de un conocido magnate del cine acusado de matar a su esposa y su amante, un caso que podría potenciar su carrera, empieza a sospechar que el responsable de la muerte de Vincent podría ir ahora tras sus pasos en este thriller que mezcla lo criminal con algo que a los americanos, y a muchos de nosotros, les pierden: las historias de abogados.
Suspense histórico y 'noirs' basados en hechos reales
Y de los tribunales saltamos a las persecuciones por medio de Londres. “Como todos sabemos —escribe Mick Herron en la cuarta entrega de esta divertida saga de agentes secretos manirrotos—, el calor asciende, aunque no siempre sin esfuerzo”. Prepárense, pues, porque suben las temperaturas. ¡Y de qué manera! Ganadora del Ian Fleming Steel Danger al mejor thriller del año, La calle de los espías (Salamandra Black) nos trae de nuevo al políticamente incorrecto Jackson Lamb y a sus caballos lentos para desenmarañar una historia relacionada con la Guerra Fría y con un viejo espía, David Cartwright, que empieza a sufrir cierta demencia. ¿Alguien se ocupa de estos agentes que atesoran información reservada, pero que no recuerdan que lo es? Esto se plantea el escritor en esta nueva entrega imperfectamente perfecta, ideal para pasar un buen rato.
Además de otros regresos esperados como el del sueco Niklas Natt Och Dag, que pone punto final a su trilogía ambientada en el Estocolmo de finales del siglo XVIII con un nuevo thriller histórico, 1795 (Salamandra) o del popular Joël Dicker con El caso Alaska Sanders (Alfaguara) —la esperada continuación del fenómeno La verdad sobre el caso Harry Quebert—, entre las últimas novedades destacan también la publicación por primera vez de la primera novela negra escrita por Pierre Lemaitre, La gran serpiente (Salamandra), el último título del italiano Antonio Manzini, El anillo perdido (Salamandra Black) o la aparición estelar de James Ellroy que en abril publicaba Pánico (Literatura Random House), una novela basada en el personaje real de Freddy Otash, un expolicía que en los años cincuenta chantajeó a toda la industria del cine.
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Y es que, los casos reales se vuelven casos sin resolver para algunos escritores como el escocés Graeme Macrae Burnet que, tras la publicación de Un plan sangriento y La desaparición de Adèle Bedeau, reaparece con la historia real de Collins Braithwaite, “un contemporáneo de R. D. Laing y una especie de enfant terrible del movimiento de la antipsiquiatría de los años sesenta”, en este drama psicológico, absorbente y lleno de intriga.
Caso clínico (Impedimenta) es la historia de una peculiar mujer que, convencida de que el suicidio de su hermana fue inducido por este psiquiatra y su mala praxis, se hace pasar por una paciente para reunir pruebas. Sin embargo, a medida que pasan las páginas uno empieza a sospechar sobre su propia cordura. “Un noir de aires hitchcockianos”, han escrito acertadamente sobre esta novela, ambientada en el Londres de los años 60, que poco a poco se va volviendo una obsesión.
El pasado nos reclama
Más casos sin resolver. Es la imagen con la que empezábamos este texto. Hermanas (Salamandra Black) de Bernard Minier es la historia de un viejo crimen, el de dos jóvenes asesinadas en 1993, que perturbará 25 años después a su protagonista, Martin Servaz, cuando la mujer del principal sospechoso de aquel suceso, Erik Lang, aparezca sin vida en su propia casa, vestida también de primera comunión. Y es que, como escribe John Connolly en la nueva entrega de su inseparable Charlie Parker, el pasado no sólo nos persigue y nos define, sino que al final “nos reclama a todos”.
Porque nada nos gusta más que un buen caso sin resolver, de la mano del escritor irlandés, que regresa puntual cada verano, viajamos en esta ocasión a los orígenes de su emblemático detective, cuando una llamada inesperada interrumpe su lectura de las memorias de Louis L’Amour. Si de lo que se trata es de rebajar las altas temperaturas, en En lo más profundo del sur (Tusquets) es otoño y viajamos al sur de Estados Unidos, a una de las zonas más pobres de Arkansas, Burdon County, donde han encontrado un cadáver en el fondo de un lago. Una historia conectada con el pasado del inspector, en 1997, cuando, siguiendo la pista del asesino de su mujer e hija, hallaron el cuerpo de una joven negra.
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Ahora bien, como un nido de abejas, a veces, no obstante, es mejor no remover demasiado el pasado. Un viejo misterio sin resolver es también el suceso que da pábulo al islandés Ragnar Jónasson en la cuarta entrega del policía Ari Thór, La noche eterna (Seix Barral). Ambientada en una apartada localidad islandesa, el detective tendrá que investigar la misteriosa muerte de un hombre hallado sin vida al pie del acantilado, exactamente en el mismo lugar donde su madre y su hermana perdieron la vida 26 años antes, en este thriller atmosférico que bajará un poco las temperaturas poco antes de volver a subirlas.
También del pasado, nos llega la historia de Teresa Cardona, la gran revelación de la novela negra española, con Los dos lados (Siruela), que, a las pocas semanas de aparecer en las librerías, había alcanzado ya su tercera edición. La hispanoalemana es también la primera persona que nos devuelve a la realidad con esta historia ambientada en mitad de una ola de calor, cuando un hombre, maniatado en el cuarto de calderas de una casa herreriana, aparece muerto por deshidratación, con la vista fija en una botella de agua. ¿Puede existir una puesta en escena más asfixiante en estas fechas? Al lugar llegan la teniente Karen Blecker y el brigada Cano que pronto descubrirán cierto paralelismo con otro crimen cometido dos décadas atrás, relacionado con los años del terrorismo.
Crímenes a la española
Junto a Cardona, entre los españoles, María Oruña continúa con la saga de la teniente Valentina Redondo y su compañero Oliver en El camino de fuego (Destino), una nueva aventura ambientada, en esta ocasión, nada más y nada menos que en Escocia; mientras que Mikel Santiago firma el esperado cierre de la Trilogía de Illumbre —El mentiroso y En plena noche— con Entre los muertos (Ediciones B).
Por último, si creen que nos faltaba un asesino en serie, se equivocan. El noruego Jørn Lier Horst nos sorprende con El usurpador (Reservoir Books) que, protagonizada por su personaje el policía William Wisting tratará de dar caza un asesino en serie que, suplantando la identidad de algunas de sus víctimas, ha eludido a la justicia durante décadas.