De la conquista de Méjico (Otumba), de Manuel Ramírez (1887). Museo del Prado

De la conquista de Méjico (Otumba), de Manuel Ramírez (1887). Museo del Prado

Letras

'La invasión de América', una gesta violenta: la relectura polémica de Antonio Espino

¿Descubrimiento o tiranía? Este libro testimonia los abusos ejercidos durante la conquista del Nuevo Continente, uno de los períodos más controvertidos de la historia

24 julio, 2022 01:37

Este documentado libro de Antonio Espino (Córdoba, 1966) se presenta como “una nueva lectura de la conquista hispana de América: una historia de violencia y destrucción”. En cierto modo replicar trabajos recientes, como los de Elvira Roca Barea y Marcelo Gullo, opuestos frontalmente a la “leyenda negra”, presentando la labor colonizadora de España como una gesta civilizatoria. Desde esta perspectiva, el aporte o legado español se centraría en la lengua y la religión, a las cuales, según nuevas interpretaciones, se añadirían las libertades individuales.

La invasión de América
Antonio Espino
Arpa, 2022. 462 páginas. 24,90 

La obra de Espino es monumental, una investigación meticulosa y detallada, con todas las fuentes disponibles, de la conquista española (o europea). Prácticamente no ha dejado de lado ningún texto publicado, tanto de los cronistas como de otros testigos indirectos. Los testimonios presentados son abrumadores y contundentes, y van más allá de Bartolomé de las Casas. Nuestro autor parte de los abusos de la conquista, definiendo su trabajo como un ejercicio de historia de la guerra o historia militar.

Más allá de las valoraciones de la conquista, aquí invasión, las conclusiones del libro son incuestionables. La gesta de los conquistadores estuvo rodeada de violencia y destrucción: masacres, ejecuciones en la hoguera, torturas, amputaciones de manos y otros miembros, aperreamientos, empalamientos, ahorcamientos. Obviamente, la superioridad técnica (la pólvora, las armas de fuego y la utilización sistemática de perros y caballos) ayudan a entender estos fenómenos, pero no los explican en su totalidad. Esta es una de las principales motivaciones de Espino.

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Sin embargo, su trabajo encierra varias paradojas y algunas limitaciones. Primero, la mayor parte de las fuentes utilizadas para describir las atrocidades de los conquistadores españoles son españolas. A los textos de los cronistas añade documentos oficiales, como juicios diversos, y religiosos, junto a otros de origen indígena. Pero, en definitiva, utiliza aquellas voces críticas, o no tanto, surgidas del seno del mismo proceso que cuestiona.

Segundo, si bien esta es una historia de guerra, se presenta, básicamente, desde un solo lado. Es verdad que unos invadieron y otros fueron invadidos, pero en las guerras, sean justas o injustas, siempre hay dos bandos y aquí uno se minimiza hasta lo indecible. Es más, la conquista se presenta como un gran parteaguas, que lo es, en la historia del continente americano. Por eso, hubiera sido importante profundizar más en la historia de la guerra, de las conquistas e invasiones, que también las hubo, en ese mismo territorio.

Según Espino, toda la gesta de los conquistadores estuvo rodeada de violencia y destrucción

Finalmente, se presenta este trabajo como una suerte de relectura novedosa de la expansión de la monarquía hispana. Se olvida, de alguna manera, que los textos de Gonzalo Fernández de Oviedo, de Bernal Díaz del Castillo, de Ulrico Schmidl y de tantos otros son de sobra conocidos y han sido utilizados repetidamente por los colonialistas, especialmente por aquellos que han abordado este proceso rigurosamente, tal como hace Espino.

Sus explicaciones son más que suficientes para entender por qué la conquista española llegó a buen puerto. Hay una cuestión clave, las determinantes alianzas que los conquistadores tejieron con algunos pueblos indígenas, especialmente aquellos dominados por los grandes imperios del continente (incas y aztecas).

Pese a ello, se echa en falta un tratamiento del mundo prehispánico y de la propia conquista menos eurocéntrico, un tratamiento que incorpore la dimensión de los indígenas, tanto los que luchaban contra los españoles como los que se aliaban con ellos, de actores maduros que tomaban decisiones racionales. Algo similar a lo realizado por Pekka Hämäläinen en El imperio comanche