¿Qué libro tiene entre manos?
La gran serpiente, de Pierre Lemaitre.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
El aburrimiento. La falta de tensión narrativa.
¿Con qué personaje cultural le gustaría tomar un café?
Café no tomo, pero sí que compartiría unos vinos, muchos, con Leonardo da Vinci.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
Primero accedí a lo que llamábamos tebeos, después cómics más estructurados, Tintín, Asterix, para saltar a la novela infantil: Los cinco secretos, Los siete… Luego Julio Verne, Zane Grey, Agatha Christie, Forsyth, Robbins, Benchley…
¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
Soy de papel. Siempre por la noche.
¿Qué acontecimiento cultural le hizo cambiar su manera de ver el mundo?
La revolución tecnológica en su vertiente cultural.
¿Qué significa para usted volver a las librerías con Esclava de la libertad?
La superación de un importante reto personal. Durante su escritura me extirparon un cuarenta por ciento del hígado y tres pedazos de pulmón.
Dos épocas, una misma dominación. ¿Qué simboliza el marqués de Santadoma en su relato?
El lujo, el poder, el dinero, la soberbia, pero sobre todo el desprecio por los humildes.
¿Qué significó La catedral del mar en la narrativa española?
La irrupción de una persona ajena al mundo literario que vino a agitar los cimientos de una comunidad tremendamente endogámica.
¿Cuál es su definición de best seller?
¿Qué le ha dejado su larga experiencia con Hacienda?
Creo que el asunto está bien encaminado, pero aún falta recorrido. En cualquier caso, después de siete años de contienda, la experiencia es la de una administración tributaria prepotente, ciega, arbitraria, tremendamente cruel y, en muchas ocasiones, mentirosa e injusta.
¿Qué tipo de música escucha habitualmente?
La música de mi juventud, esa que dejó cierta huella. Podemos partir de los Beatles, todo lo que hubo alrededor, aunque en ocasiones apuesto por la música clásica, por el flamenco o los boleros, pero así como la primera siempre “entra” bien, me da la impresión de que las demás requieren un estado de ánimo especial.
¿Qué película ha visto más veces?
No me gusta repetir películas. Ya conozco el desenlace.
¿Se ha enganchado a alguna serie?
Sí, a varias. La casa de papel, por ejemplo.
¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
Pues en la misma medida que el clásico. Si es bueno puede excitar la sensibilidad, que a fin de cuentas es lo que uno espera del arte.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
¿Goya, Velázquez, Sorolla, Picasso…? Inalcanzables.
¿Le gusta España? Denos sus razones
Estamos en un país forjado a través de la asunción de culturas muy diferentes a lo largo de nuestra dilatada historia, un desarrollo que ha fructificado en un carácter especial, abierto, festivo; en unas costumbres y tradiciones maravillosas, una gastronomía inigualable y unas condiciones de vida envidiables.
¿Qué medida urgente tomaría para arrancar con fuerza la nueva temporada cultural?
Premiar el éxito, no el proyecto. La cultura debe nacer del pueblo para, en todo caso y si es necesario, ser promocionada por la administración; no al revés, nacer de la administración, con sus intereses, conceptos y corruptelas, para ofrecer al pueblo lo que algunos quieren que sea entendido y asumido como cultura. La cultura debe ser absolutamente libre, competitiva, sobre todo competitiva –hoy en día hay suficientes canales como para garantizar la expresión de todos–, pero nos hallamos en un país que la tiene mediatizada, corrompida por ideologías políticas de necios jugando a ser Atenea.