¿Qué libro tiene entre manos?
Buenos presagios, de Neil Gaiman y Terry Pratchett.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
Ir al cine.
¿Con qué personaje le gustaría tomar un café?
Con John Lennon. Porque pude haberlo conocido en vida y me lo perdí.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
Recuerdo que de niño mi libro de cabecera fue Las mil y una noches. También fue mi primera novela erótica.
¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
En papel siempre.
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¿Qué acontecimiento cultural le hizo cambiar su manera de ver el mundo?
En la represora España franquista en la que viví, la palabra “cultura” no existía en mi universo. De adolescente, cualquier libro para leer era todo un acontecimiento.
¿Calificaría su vida como un “largo y tortuoso camino”?
Me refiero a los años en que luchaba solo contra todos para ser escritor. Tenía 8 años y dije que iba a serlo. Ahí empezó la batalla hasta que publiqué mi primer libro a los 25.
¿En qué género cultural se encuentra más cómodo?
En la escritura, siempre. Soy un animal de la palabra escrita. No hay nada como inventar historias. La música es mi segunda pasión, la tercera el cine y la cuarta viajar. No hay más.
¿Cuál es la clave de su éxito como autor?
Más allá de la habilidad para inventar y contar de la manera más sencilla, la honestidad. No vendo motos, no hago concesiones, no doy consejos. Mis libros hacen pensar.
¿Qué canción ha marcado su vida?
Like a Rolling Stone, de Bob Dylan.
¿Beatles o Rolling Stones?
Soy beatlemaníaco, he escrito una docena de libros y novelas sobre ellos, algunos antológicos como el Diario o el Diccionario. Pero, hombre... los Rolling siguen vivos y mantienen todo su poder.
¿Qué película ha visto más veces?
West Side Story, 17 veces en 17 domingos a los 15 años. La buena, claro. La de Spielberg... caca.
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¿Le importa la crítica, le sirve para algo?
Siempre he ido a piñón fijo. Si eres artista sabes que no puedes gustar a todo el mundo, y que habrá elogios y gente a la que no le guste lo que escribes. Pero he tenido suerte y apenas se me ha criticado. Será porque salgo poco en los medios. Huyo de la fama, no tengo redes sociales. No suelo hacer caso de nadie. Escribo lo que siento, cuando lo siento y como lo siento, pasando de modas o tendencias. Si me equivoco, me equivoco yo.
¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
Todo lo que sé de arte se lo debo a mi mujer, que es pintora. Y en arte, como en todo, va de gustos. Abomino mucho de “lo conceptual”.
¿Cuál ha sido la última exposición que ha visitado?
La de uno de mis pintores favoritos, Magritte, en Barcelona.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
Ya la tengo: de Miró.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Me he pateado medio mundo y en ningún lugar se vive como aquí, norte o sur, este u oeste. Pero de lo que estoy enamorado es de Barcelona, es mi ciudad y no viviría en ninguna otra. Por desgracia, tenemos los políticos que quizá nos merezcamos cuando la mezquindad aflora, y entonces pierdo la esencia de lo que es mi España.
¿Alguna canción que sirva para poner banda sonora a la política actual?
Cualquier canción de Rosalía, con esa jerga que no hay Dios que la entienda, define la política actual. El título de la primera que grabó lo dice todo: Malamente.
¿Qué medida urgente tomaría para impulsar el sector cultural?
No hay medida que valga. Hay que aceptar que no somos un país lector y ahora, con el agujero negro de los móviles, va a peor.