“Viajar al extranjero sin gastar un céntimo, no llevar pañuelo, beber alcohol sin miedo a unos cuantos latigazos, hablar sin riesgo de que te metan en la cárcel, ir a discotecas, escuchar música…” Estos son los “sueños estúpidos” de buena parte de la sociedad iraní. Quizá no hay un pasaje más revelador en la novela de Parinoush Saniee (Teherán, Irán, 1949) que mañana llega a las librerías de la mano del sello Alianza Editorial. Se trata de Los que se van y los que se quedan, fue escrita hace dieciséis años y prohibida en su país natal.
Saniee vive en Estados Unidos desde 2017, pero después de décadas trabajando para el gobierno iraní como informante, lleva en las entrañas la fotografía social de su tierra. El libro que la ha traído a España, en estos días donde las protestas en su país agitan el régimen del ayatolá Jamenei, es una escrupulosa disección del universo iraní. La familia que retrata Saniee en su novela representa a los distintos grupos sociales, nacidos al calor de la Revolución de 1979 que terminó con la monarquía de los Palahví.
El personaje del hijo mayor, según explica la autora, se integra en una tradición muy antigua, cuando “las familias enviaban al mayor de la familia a estudiar fuera”, mientras que el segundo, por cuestiones económicas, no corría la misma suerte. La hija mayor, que está casada con un general iraní en la víspera de la Revolución, “pertenece a una familia acomodada; sale del país, hace compras, pero cuando estalla la revuelta no puede volver”. Es inevitable que piensen que “los que se quedan en Irán tienen una vida más desafortunada”, dice Saniee.
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La protagonista, Dokhi, hija de dos activistas ejecutados, nace en la cárcel “como tantos hijos de opositores al régimen iraní”, precisa la autora. La hija pequeña, por su parte, “ha asumido los valores religiosos de la República Islámica”, instaurada bajo el liderazgo del ayatolá Jomeini. Casada con un viceministro, “tiene que aceptar las reglas del Estado y por eso siempre está tan triste”, añade.
El servicio militar obligatorio, el exilio en países como Suecia, la incomunicación o la difícil convivencia entre familias separadas son algunas de las coyunturas que la autora transforma en material narrativo. Por supuesto, resulta imposible desanclar esta novela de los episodios más recientes. Saniee, con todo, se muestra optimista y "muy satisfecha de que la gente en España entienda tan bien los problemas de Irán".
Pregunta. ¿Por qué tiene tanta importancia la abuela en esta novela? ¿Qué representa en la cultura iraní?
Respuesta. La abuela simboliza la madre patria. Para los iraníes, la patria es la madre de todos. Incluso en nuestras mitologías, los dioses eran femeninos, o sea, diosas. Desde entonces hasta ahora, la madre es fundamental en la vida de la población. En la familia de la novela, la abuela quiere proteger a todos, a pesar de las diferencias que existen entre ellos.
P. Ahora que se grita “muerte al dictador” y las protestas han llegado a las aulas, ¿dónde cree que acabará esta deriva? ¿Cree que el asesinato de Mahsa Amini será un motivo suficiente para derrocar el régimen?
R. Las políticas discriminatorias del régimen desde el anterior ayatolá Jomeini habían generado una ira acumulada en la población. El asesinato de Amini ha sido la chispa que necesitaba el barril de pólvora, porque antes hubo muchos asesinatos. La gente ya no tiene nada que perder.
P. ¿Confía, pues, en que se materialice?
R. Tengo muchas esperanzas en este cambio, pero no sé cuándo ocurrirá.
P. Si se cumple, en principio será el movimiento inverso a la revolución de 1979. Este, en cambio, tiene un poso cultural, pues las mujeres y los estudiantes son los protagonistas. ¿Pero las consecuencias serán mejores?
R. Las causas que influyen en esta revolución son muy fuertes y la gente está decidida porque sabe lo que quiere. Podemos ser optimistas con respecto al futuro, pero somos conscientes de que el régimen existe, y es fuerte y salvaje. Hasta ahora hemos tenido muchas víctimas mortales. Esperemos que el coste humano sea el menor posible.
"Para los iraníes, la patria es la madre de todos. Incluso en nuestras mitologías, los dioses eran femeninos, o sea, diosas"
P. ¿Qué papel va a jugar la mujer en el futuro si finalmente triunfan estas protestas?
R. En nuestra historia las mujeres han desempeñado siempre un rol muy importante. En la revolución constitucionalista de hace 200 años ya fueron fundamentales en la lucha contra las políticas absolutistas, pero luego todo eso se olvidó. Creo que esta vez no será así. La historia nos dice que cuando los hombres de Irán no podían seguir luchando, las mujeres han tomado las armas.
P. ¿Volveremos a ver imágenes de mujeres iraníes en bikini?
R. Es posible. Para que la gente tenga una vida social libre, solamente es necesario que podamos cambiar el régimen teocrático e ideológico que ahora está imponiendo sus reglas. Cuando no exista, ellos mismos decidirán cómo quieren ir a la playa. Esperemos que llegue pronto.
P. El ayatolá actual, Alí Jamenei, culpa a Estados Unidos e Israel de las revueltas. ¿Cree que es una vieja táctica?
R. Tanto que llevamos 43 años oyendo las mismas palabras. Si no hubiera escuchado lo que ha dicho, podría decírtelo yo. Siempre atribuyen los problemas internos de Irán, sus exigencias y necesidades, a conspiraciones o enemigos externos.
P. ¿Pero los organismos supranacionales hacen todo lo que está en sus manos?
R. Hasta ahora no han hecho nada. No hemos tenido ninguna ayuda de las Naciones Unidas. Pueden hacerlo, pero siempre piensan antes en sus intereses, que muchas veces contradicen los derechos humanos y las relaciones que necesitan establecer con los pueblos.
"El asesinato de Amini ha sido la chispa que necesitaba el barril de pólvora, porque antes hubo muchos asesinatos"
P. El ayatolá Jomeini fue quien condenó a muerte en una fetua (edicto religioso) al autor de Los versos satánicos, Salman Rushdie, recientemente apuñalado. ¿La culpa fue suya o de todo el fanatismo que lo rodea?
R. La culpa es de ambos. Existe un fanatismo islámico cuyo trasfondo son las personas como Jomeini, que comparten este pensamiento y aprovechan ese poder.
P. Como escritora prohibida en un régimen islamista radicalizado, ¿qué cree que puede hacer su literatura a favor del progreso social? Ya sabe: bajar los índices de radicalización, disminuir el machismo…
R. Aún tengo esperanzas en que algún día los iraníes puedan leer el libro que allí está prohibido. Creo que cualquier movimiento cultural siempre tiene su influencia y provoca una ola que puede tener sus consecuencias. Ojalá.