Conviene dejarlo claro desde el principio: si le interesan las nuevas voces, los jóvenes creadores, Llego con tres heridas, ópera prima de la filóloga y dramaturga Violeta Gil (Hoyuelo, Segovia, 1983) es su libro.
Y lo es por la hondura de su propuesta narrativa, en la que la autora mantiene un estremecedor diálogo con el pasado y con su padre, muerto en plena juventud. También con su abuelo, militar y campesino, que vive en Madrid pero huye al pueblo, a Cheles (Extremadura) siempre que puede.
Los versos del poema de Miguel Hernández, “Llegó con tres heridas”, marcan los tiempos de este espléndido relato de autoficción que nos desvela un insospechado secreto familiar (el que rodea la muerte de José, el padre de la protagonista) y sus consecuencias en la huérfana y en su familia.
Mientras la joven rescata la memoria del padre muerto, reproduciendo sus anotaciones y cartas, y se debate entre “ser y no saber ser”, acaba descubriendo que las tres heridas (la del amor, la de la muerte, la de la vida) hieren y que su duelo, tantos años postergado, necesita convertirse en voz y en memoria, volver al “antes del antes”, para empezar de nuevo. ¡Qué espléndido debut, qué gran novela de amor y desamor!