La filóloga y escritora Paloma Díaz-Mas (Madrid, 1954) lee esta tarde su discurso de ingreso en la Real Academia Española (RAE), donde ocupará la silla i, vacante desde el fallecimiento de Margarita Salas. Fue elegida en la sesión plenaria del 22 de abril de 2021. Su candidatura había sido presentada por los académicos Luis Goytisolo, José María Merino (que le dará la bienvenida en nombre de la institución) y Soledad Puértolas.
Díaz-Mas estudió Filología Románica y Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y se doctoró en esta misma universidad en 1981 con la tesis Temas y tópicos en la poesía luctuosa sefardí, dirigida por el profesor Manuel Alvar y el investigador Iacob M. Hassán, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Entre 1978 y 1982 se formó como especialista en estudios sefardíes.
Desde 1983 hasta 2001 fue profesora de Literatura Española en la Facultad de Letras de la Universidad del País Vasco y en 2001 se incorporó al Instituto de la Lengua Española (hoy Instituto de Lengua, Literatura y Antropología) del CSIC como científica titular. Durante sus años en esta institución fue responsable del grupo de investigación de Patrimonio y Culturas Populares, integrado por filólogos y antropólogos, y dirigió el programa de investigación Los sefardíes ante sí mismos y sus relaciones con España.
En su investigación, ha hecho incursiones en la literatura castellana medieval escrita por judíos, la literatura de los Siglos de Oro, la del siglo XVIII o la literatura africanista española, aunque sus líneas principales son los géneros literarios de transmisión oral en las literaturas hispánicas, y especialmente el romancero y la literatura en judeoespañol producida en la diáspora sefardí desde el siglo XVIII hasta la actualidad.
Como escritora de creación, en 1984 quedó finalista del premio Herralde de novela con El rapto del Santo Grial y fue encuadrada en la corriente de la nueva narrativa española surgida en los años 80. Desde entonces ha publicado diversas novelas como El sueño de Venecia (premio Herralde 1992) y La tierra fértil, así como relatos y narrativa de no ficción (Lo que aprendemos de los gatos, El pan que como).
Su discurso de ingreso lleva por título Ciencia en judeoespañol.
Pregunta. ¿Tuvo claro desde primera hora que este iba a ser el tema de su discurso? ¿Cómo planteó su escritura?
Respuesta. Normalmente el proceso de escritura de un discurso es bastante largo. Yo he tardado algo más de un año. Cuesta trabajo decidir sobre qué vas a hablar. Yo lo que tenía claro desde el principio es que quería hablar sobre algo relacionado con la cultura sefardí, porque he trabajado mucho sobre ello y además creo que ningún discurso de ingreso en la Real Academia ha tratado sobre este tema, aunque sí ha habido académicos que han dedicado parte de su investigación a la cultura sefardí como Ramón Menéndez Pidal o Manuel Alvar. El tema concreto lo elegí un poco más adelante, y no puedo hablar mucho sobre su contenido…
P. Al hablar de la ciencia en judeoespañol, y sin desentrañar el discurso, ¿qué aspectos fundamentales, desde su punto de vista, hay que tener en cuenta?
R. Muchas veces se ha considerado que el judeoespañol es una lengua antigua, arcaica, medieval, incluso ha sido calificada en algunos momentos de infantil…, y no se cae en la cuenta de que es una lengua que también puede haber servido como instrumento de comunicación de ciencia y de conocimiento científico. Hay que romper ese estereotipo de que el judeoespañol solo es una lengua familiar, coloquial, del ámbito de lo doméstico y la cultura popular.
P. Hablemos de los estudios sefardíes. ¿En qué momento se encuentra esta disciplina?
R. Ahora hay mucho más interés en muchos más países del mundo. Cuando yo empecé a interesarme por la cultura sefardí, había muy poca gente en el mundo que realizara estudios sefardíes, unas pocas personas en España, otras pocas en Israel… Es una materia que ha ido suscitando mayor interés, sobre todo en distintos aspectos: la lengua, la literatura, la cultura, las memorias, la música, la antropología, la historia oral… Ahora hay bastantes universidades norteamericanas que tienen los estudios sefardíes en sus planes. También se ha desarrollado bastante en los países de habla germánica, en Francia, por supuesto en Israel…
»Hay mucha gente de distintas edades trabajando sobre la cultura sefardí, y desde diversas perspectivas metodológicas y disciplinas, desde la antropología y el folclore hasta la lingüística y la historia. Es una disciplina relativamente reciente pero que ha crecido mucho en los últimos 20 años. Esto se refleja por ejemplo en la bibliografía comentada de la página web (Sefardiweb) que pusimos en marcha cuando yo estaba en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Ahora se publica muchísimo más que en los años 60, 70 u 80.
"Hay que romper ese estereotipo de que el judeoespañol solo es una lengua familiar, coloquial, del ámbito de lo doméstico y la cultura popular"
P. ¿Se están incorporando nuevas generaciones de investigadores?
R. Sí, podemos decir que hay distintas generaciones trabajando en este momento: mis maestros serían los sénior, algunos de los cuales ya han fallecido; la gente de mi generación, en torno a los 60 años; y muchos investigadores de menos de 40, algunos de los cuales están haciendo ahora sus tesis doctorales en universidades del mundo sobre temas relacionados con la cultura sefardí, con distintos enfoques.
P. Dentro de los estudios sefardíes, ¿cuáles son los temas que están menos trabajados o que demandan un mayor grado de profundización?
R. Hay muchas cuestiones… Sigue habiendo muchos textos inéditos. Está por ejemplo el tema de la prensa periódica, porque hubo muchos periódicos sefardíes… Sobre este asunto se está trabajando mucho porque es una mina. También se está trabajando mucho sobre la historia oral, la memoria… Una vez que ya la mayoría de las comunidades tradicionales sefardíes ha desaparecido, con la lengua en peligro de extinción, hay muchos intentos de recuperación de la memoria, de memorialización de ese mundo tradicional sefardí… Hay muchos sefardíes que están escribiendo sus memorias o las historias de sus familias.
P. ¿Cómo convive España con su memoria sefardí?
R. Creo que en esta cuestión también ha habido un mayor acercamiento y un mejor conocimiento. Esto lo he notado en mi trayectoria. Cuando yo empezaba a interesarme por los estudios sefardíes la mayoría de la gente no sabía ni lo que era eso. Luego hubo un momento en que se difundió bastante, por lo menos el conocimiento de quiénes eran los sefardíes, a raíz de la celebración en 1992 del quinto centenario de la expulsión, que impulsó muchas actividades divulgativas, exposiciones, conferencias… Los medios de comunicación empezaron a conocer mejor el tema y a estar mejor documentados. Y ha sido muy importante la recuperación del patrimonio histórico, sobre todo material, por parte de las comunidades autónomas y los ayuntamientos: los barrios y monumentos judíos, con la creación de rutas turísticas… También se han creado pequeños museos sobre la historia judía de un lugar. España tiene ahora una mayor conciencia de la existencia de un pasado judío que forma parte de su historia.
"La Academia ha hecho en los últimos años un esfuerzo de modernización a través de los recursos informáticos como servicio a la sociedad"
P. ¿Cómo ve el momento actual de la RAE y qué espera aportar a la institución?
R. La Real Academia va con la sociedad en la que se inserta. Una cosa que me parece significativa es que entre los cuatro últimos académicos elegidos hay tres mujeres. Siempre se ha dicho que no hay mujeres en la Real Academia Española… Estamos incorporándonos cada vez más. Puede resultar anecdótico, porque a uno no lo eligen por ser mujer u hombre, pero la sociedad está prestando más atención y dando más visibilidad a la actividad de las mujeres, y la Academia va en esa línea. Creo que también está prestando un servicio importante a la sociedad a través de los recursos en línea, que son muy importantes. El Diccionario de la lengua española tuvo el año pasado mil millones de consultas, procedentes de todo el mundo...
»Estos recursos proporcionan una proyección muy importante y responden a una necesidad global de difusión. No hay que olvidar que la mayoría de los hablantes en español no está en España sino en América. Es una lengua internacional. Internet ha posibilitado que la actividad de la Academia llegue a América, a los hispanistas de todo el mundo, a los profesores de español de todo el mundo… La Academia ha hecho en los últimos años un esfuerzo de modernización a través de los recursos informáticos como servicio a la sociedad.
»Y en cuanto a aportar… Un poco, lo que me pidan. Yo tengo la doble faceta de filóloga y escritora y esa doble visión de la creación y la investigación, la lengua y la literatura, quizá resulte interesante. También dependerá de las necesidades y de dónde pueda yo encajar… Los académicos que se incorporan, además de participar en los plenos, forman parte de alguna comisión. Y es la Academia la que decide en qué comisión estás. Tendré unas funciones u otras, podré colaborar de una manera u otra en función de la comisión a la que me adscriban. Lo importante es que estoy muy abierta a colaborar y participar en las actividades de la Academia en diversas facetas. A partir de esto, lo que me pidan.
P. Va a ocupar el sillón de Margarita Salas...
R. Sí, era una mujer científica que además trabajó en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, institución en la que yo me formé en estudios sefardíes y a la que regresé, después de 18 años en la Universidad del País Vasco como profesora, para trabajar como investigadora otros 18 años. Yo no llegué a conocer a Margarita Salas, aunque seguí su actividad y la admiré mucho, por las cosas que leí de ella y por las entrevistas que le hacían, en las que se expresaba con claridad y mucha cercanía.
P. ¿Tiene algún proyecto literario entre manos?
R. Yo siempre estoy escribiendo y siempre estoy borrando. Escribir es muy importante para mí, pero lo hago de una manera muy pausada, yo soy una escritora muy lenta. Con La tierra fértil estuve siete años… Me tomo mi tiempo. Para mí es un proceso largo y hay proyectos que abandono, hay libros que empiezo y dejo porque no les veo una trayectoria o no veo cómo seguir adelante… Para mí, escribir literatura es trabajoso; curiosamente, escribo con más facilidad ensayo o artículos de investigación. O sea, que estoy escribiendo pero no estoy acabando nada.