'Los Martes de El Cultural' en el Círculo de Bellas Artes: Pío Baroja, 150 años

Pío Baroja (San Sebastián, 1972 - Madrid, 1956) protagonizará la segunda sesión de 'Los martes de El Cultural'. Con motivo de la conmemoración de los 150 años del nacimiento del escritor, el director de la revista, Manuel Hidalgo, moderará una conversación con el escritor y editor Pío Caro Baroja, el poeta, ensayista y novelista Jon Juaristi y el filólogo y editor Ignacio Echevarría. Será este martes, 13 de diciembre, a las 19:30 horas, en el Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes de Madrid, que una vez al mes alberga los actos enmarcados en el ciclo. La entrada es libre hasta completar el aforo.

El médico que abandonara el oficio para convertirse en escritor es una de las figuras más trascendentales en la historia de nuestra literatura. Es uno de los grandes exponentes de la Generación del 98 junto a Miguel de Unamuno, Azorín, Ramiro de Maeztu y Antonio Machado. Autor de obras como La busca (1904), Zalacaín el aventurero (1908) o El árbol de la ciencia (1911), su ideología sigue generando controversia. En lo filosófico, fue heredero del pesimismo existencial de Arthur Schopenhauer, mientras que en materia política se reveló como un librepensador, alejado de gregarismos.

Su temperamento anticlerical le valió las presiones de la España católica y conservadora, mientras que los republicanos no le perdonaron que jurara el Principio Nacional del Movimiento a su vuelta del exilio en Francia, años después de la Guerra Civil. Vasquista, pero ferozmente reacio al nacionalismo, las generaciones de intelectuales posteriores todavía tienen dificultades a lo hora de clasificarlo. Sus artículos en prensa, antisemitas y a la vez detractores de los totalitarismos de principios del siglo XX, son buenos ejemplos de su independencia moral.

[Baroja y la medalla de oro de San Sebastián]

La novela fue el género literario en el que desempeñó con más destreza, si bien también mantuvo algún escarceo con la poesía. Suyo es el libro Canciones del suburbio, del que Cátedra acaba de lanzar una edición comentada por Manuel García. En todo caso, Baroja comenzó escribiendo cuentos. La primera recopilación, en 1900, se tituló Vidas sombrías y fueron escritos en Cestona (Guipúzcoa), el municipio hasta el que se había desplazado muy poco antes para ocupar una plaza vacante como médico.

Su madre y su hermana Carmen, también escritora, se instalarían con él en un caserón, pero el hogar más importante para Baroja fue Itzea, la casa de Vera de Bidasoa, en Navarra, donde pasaron los veranos desde 1912. A pesar de su conocido carácter huraño y solitario, el escritor siempre necesitó a su familia. Concretamente, su madre fue fundamental en su vida. Una vida de soltero, recordemos.

Además de su talento, el distinguido entorno familiar fue, precisamente, lo que le convirtió en el escritor que fue. Baroja se crió entre intelectuales —su padre fue ingeniero de minas y su otro hermano, Ricardo, escritor—, cultivó un interés excepcional por el arte y atesoró una formación cultural extraordinaria.

Caro Baroja, Juaristi y Echevarría examinarán la trascendencia de su obra en la actualidad y la vigencia de su pensamiento. El primero es editor en Caro Raggio, el sello fundado por Rafael Caro Raggio, cuñado del propio Baroja, donde publicó muchas de sus obras. Además, Caro Baroja es responsable de la edición de la última novela escrita por su tío-abuelo don Pío, Los caprichos de la suerte, que completa la trilogía Las saturnales, y es autor de libros como El cuaderno de la ausencia (Cátedra, 2020), donde indaga en la memoria más reciente de su familia a partir de la muerte de su padre, el cineasta y escritor Pío Caro Baroja (1928-2015), sobrino de Pío Baroja.

Juaristi, por su parte, evidenció su interés y sus conocimientos acerca del escritor en Los pequeños mundos, publicado en 2018 en la colección Baroja y yo, de Ipso Ediciones, la misma que albergó Del balneario al monasterio, la obra de Hidalgo. Echevarría, crítico que cuenta con una columna semanal en la revista, ha participado en homenajes a la figura de Baroja, del que conoce su obra en profundidad.