Hola, amigos: 

Podéis empezar a escribir sobre la fealdad.

El ganador de la semana pasada, dedicada a las terrazas, ha sido:  

McEwan

Los dos loros, en terrazas contiguas, se pasaban las mañanas intercambiando confidencias de sus amos.

Ya sabemos que lo que caracteriza a los loros es su capacidad para repetir la voz humana. Pueden reproducir con prosodia propia de hombres lo que escuchan de su boca. Aquí tenemos a dos animalitos que desvelan información sensible de sus dueños, merced a esa capacidad de mímesis vocal. Las terrazas aparecen como el nexo para la divertida comunicación de las confidencias. Esa charla entre loros y entre terrazas es todo un hallazgo. En el sentido del humor está la base de la alegría y la idea de dos loros intercambiando secretos tiene una ironía que provoca el efecto adecuado para que, con una sonrisa, demos el premio de la semana a Rafa Olivares.  

Enhorabuena, Rafa, por el relato y por el premio.

Otros micros pudieron haber ganado:  

Marta

Mala cocinera pero buena anfitriona; a la barbacoa de su terraza acudieron vecinos sin ser invitados, entre ellos un médico y un bombero.

Torivino

Se fue a vivir a un décimo piso. El undécimo día salió a la terraza con unos prismáticos y conoció a la mujer de su vida.

RamónJ

El mismo día que la policía advirtió que había un voyeur en el barrio, se agotaron los prismáticos.

Benimar

Instaló rejas en la terraza. Y a través de ellas se burlaba de los transeúntes, a los que imaginaba encerrados en una gigantesca jaula.

Saludos cordiales.